"Era un bombardeo de granizo nunca visto"
Vecinos y técnicos municipales de la Bisbal d'Empordà reparan a contrarreloj los daños de una granizada insólita que todavía tienen que asimilar
La Bisbal d'EmpordàEl día siguiente de la brutal granizada que afectó severamente el Baix Empordà y el Pla de l'Estany, con registros inéditos en décadas, empiezan las tareas de evaluación y de reparación de los daños materiales. Horas después de la tormenta, en la Bisbal d'Empordà, una de las poblaciones más afectadas y donde murió una niña de veinte meses por el impacto de una piedra y 67 personas más resultaron heridas, los rastros de los destrozos todavía son evidentes, a pesar del trabajo intensivo de los servicios de limpieza. La vía pública está llena de coches abollados con los vidrios rotos, cubiertos de plásticos y lonas para protegerlos, restos de tejas resquebrajadas, macetas desmenuzadas y ramas en el suelo. Las aseguradoras, ante el alud de desperfectos, están del todo desbordadas, con colas desde primera hora en las sedes de la Bisbal y las líneas telefónicas ocupadas. Y los profesionales municipales continúan trabajando a contrarreloj para recoger y reparar los destrozos, con la colaboración ciudadana de vecinos y vecinas que se ayudan y comparten la vivencia.
Jordi, tendero de la Bisbal, define el temporal como “un bombardeo de granizo nunca visto en la comarca” y recuerda que “después del vendaval empezaron las sirenas y las prisas, con coches de bomberos, ambulancias y policía arriba y abajo, totalmente sobrepasados por la magnitud de los daños”. De hecho, los propios coches de los servicios de emergencia locales también quedaron del todo dañados e inoperativos por los impactos, así que requirieron la ayuda de los cuerpos de emergencia de poblaciones vecinas como Palafrugell. Anna, vecina de la Bisbal, explica que, en los pocos minutos que duró la granizada, en todas las casas del vecindario “se nos rompieron todas las claraboyas de vidrio y las tejas caían a trozos, rebotadas desde el tejado, mientras el agua se colaba por dentro de las habitaciones”. Y continúa: “Ahora estamos intentando evaluar los daños, contactar con los peritos y hablar con el seguro, pero principalmente intentamos cubrir deprisa los agujeros para que no entre más agua en casa, puesto que se prevé lluvia en las próximas horas”.
Protegerse de la lluvia anunciada para esta tarde es, pues, la principal preocupación de todos los vecinos con los tejados y cubiertas afectadas, sobre todo las empresas y talleres con techos de uralita, que han quedado del todo agujereados. Ceràmiques Ferrés, por ejemplo, con una tienda y almacén en la Bisbal, lamenta: “Tendremos que cambiar toda la cubierta, a pesar de que por suerte nos lo cubre la aseguradora, porque si no sería imposible, pero estamos muy preocupados porque si llueve pronto nos entrará agua y estropeará los productos de barro que tenemos”. La cerámica, material insignia de la población, es en efecto especialmente susceptible al agua, así que son muchos los fabricantes que se encuentran en esta misma situación. También el Terracotta Museu de Ceràmica, que la alcaldesa del municipio Agnès Ferré ha anunciado en rueda de prensa que “ha sufrido desperfectos considerables y permanecerá cerrado hasta nuevo aviso”.
Piden ayudas
En una situación parecida se encuentra el taller de Soldadures Robert Vidal Mir, que ha conseguido salvar mínimamente la parte del techo de obra, pero se ha encontrado que el cubierto de uralita ha quedado totalmente perforado. Hoy, todos los trabajadores se dedican a trasladar toda la maquinaria en un almacén de hormigón, para protegerla de posibles trombas de agua. “Este desastre se suma a una temporada fatídica, marcada primero por la pandemia, después por el encarecimiento de la energía y, ahora, por el granizo”, lamenta el propietario, que también teme por el suministro de los materiales necesarios para hacer frente a las reformas de la zona. Es por eso que este taller de soldaduras, igual que la mayoría de empresas afectadas, pide ayudas para hacer frente a las reformas que requiere el local. De momento, en la rueda de prensa, Laura Vilagrà, consellera de la Presidencia, ha avanzado una línea de ayudas de la Generalitat para asistir a los afectados, y el vicepresidente Jordi Puigneró ha comunicado que todavía era demasiado pronto para determinar la Bisbal zona catastrófica.
Los servicios de protección de la Bisbal, además, no solo han alertado del peligro inminente de lluvia que puede afectar los edificios desprotegidos, sino también de los posibles vendavales que, con el rastro de tejas rotas en los tejados, pueden hacer caer objetos contundentes a la vía pública.