Sucesos

¿Quién desaparece en Catalunya y por qué?

El año pasado cada día diez familias denunciaron que una persona cercana estaba en paradero desconocido

BarcelonaHoy es el día que es por Cristina, una joven de dieciséis años que desapareció la noche del 9 de marzo de 1997 en Cornellà de Llobregat. 27 años después, su padre, Joan Bergua, lamenta que sigan "como el primer día". Cristina había quedado con su pareja, y sus amigas aseguran que esa noche ella quería acabar con la relación. Pero él siempre ha mantenido que la dejó en la carretera de Esplugues, muy cerca de su casa. Nadie la ha visto nunca más. El 9 de marzo es el Día de las Personas Desaparecidas sin Causa Aparente por Cristina y por la lucha de sus padres, que crearon la primera asociación de desaparecidos del Estado. El año pasado, 3.748 familias se encontraron en su situación y denunciaron que no sabían nada de una persona cercana, un 3% más que el año anterior. En el 2023, según los datos de los Mossos d'Esquadra, en Catalunya desaparecieron diez personas todos los días.

"No nos aceptaron la denuncia hasta el día siguiente. Ahora nos dicen que las primeras 24 horas son primordiales", recuerda el padre de Cristina. Y es así: la portavoz de los Mossos d'Esquadra, Montserrat Escudé, insiste en que "no deben transcurrir 24 horas desde la desaparición, sobre todo en casos de personas mayores". En 2023, se resolvieron el 98% de las desapariciones y en la mayoría de los casos aparecieron voluntariamente. De hecho, en un 80% de los casos los encontraron a las pocas horas. Solo en un 10% tardaron una semana y el otro 10% más de siete días. De las 3.748 personas que desaparecieron el pasado año, 75 siguen estando en paradero desconocido. La gran mayoría de los desaparecidos (un 66%) tenía entre 18 y 64 años. Los menores representan un 27% y los mayores de 65 años un 7%.

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Desapariciones forzosas

Sin embargo, de todas ellas un porcentaje muy pequeño se enmarca en el ámbito criminal. El pasado año, por ejemplo, los Mossos investigaron cuatro desapariciones forzosas. El pasado octubre detuvieron en Torrelles de Foix a un hombre de 76 años por presuntamente asesinar a su pareja y esconder el cadáver, que aún no ha sido localizado. Él mismo había denunciado la desaparición e iba por el pueblo diciendo que era ella quien lo había abandonado. La investigación llegó a revelar que el hombre había agredido sexualmente a tres menores diez años antes. De hecho, la Unidad Central de Personas Desaparecidas ha investigado desde 2010 un total de quince feminicidios en el ámbito de la pareja con ocultación de cadáver. Es decir, mujeres desaparecidas que o han aparecido muertas o nadie las ha vuelto a ver.

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El año pasado los Mossos también resolvieron la desaparición de un hombre que fue visto por última vez en mayo del 2022 en Torreforta (Tarragona). Estuvo diez meses muerto dentro de un pozo de 21 metros de profundidad en el Perelló (Baix Ebre). Los Mossos lo encontraron en marzo del 2023 y detuvieron a tres personas. Todo apunta a que lo mataron por un conflicto de drogas. Este caso está resuelto, pero hay otros dos que todavía están abiertos: la desaparición de un hombre el pasado mes de mayo en el ámbito del tráfico de drogas, y otra en el ámbito de la violencia de género por la desaparición de una mujer el pasado mes de julio en la Morera de Montsant. Fuentes policiales se escudan en el secreto de sumario para no dar más detalles.

Reincidencia

Que las desapariciones criminales representen un pequeño porcentaje del total de denuncias significa que la mayoría son voluntarias o consecuencia de una situación de desorientación. De hecho, el 40% de las personas que desaparecieron el pasado año se encontraban en un centro de salud mental. Esto está directamente relacionado con el índice de reincidencia, que es muy elevado: el 58% de las personas que desaparecieron el pasado año ya habían desaparecido con anterioridad. "Suelen ser personas muy vulnerables", recuerda Escudé.

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Un ejemplo de esta vulnerabilidad es un caso que los Mossos resolvieron el 29 de febrero. Hacia las 18 h detectaron a una mujer desorientada que caminaba por el arcén de la AP-7 a la altura de Altafulla (Tarragonès). Hablaba en francés y no llevaba ningún documento de identidad. Tampoco sabía explicar cómo había llegado hasta allí. Sin embargo, tenía un código QR en la parte interior de la ropa. Esto llevó a los Mossos a un centro hospitalario de Grenoble, en Francia. Y efectivamente: una mujer de 55 años muy desorientada se había escapado del centro hospitalario de Saint-Laurent-du-Pont de Grenoble, donde estaba siendo tratada por problemas psiquiátricos, tres días antes. ¿Cómo recorrió 700 kilómetros sin documentación ni dinero? Aún no se sabe.