Encontrar 87 kilos de hachís escondidos en un coche el segundo día de prácticas en los Mossos
Una agente en formación explica cómo fue la mayor intervención fortuita del año de esta droga en Barcelona
Los Mossos d'Esquadra comisaron 87 kilogramos de hachís la madrugada del 3 de julio en una intervención fortuita durante un control rutinario en Barcelona. "No es nada habitual una actuación de esa magnitud en Gràcia", asegura Carla, moza de la comisaría de este distrito. Era su segundo día de prácticas y, junto a un compañero, decidieron perseguir a un coche que había intentado evadir el operativo policial. En su interior recuperaron 17 paquetes valorados en 165.000 euros en el mercado negro. El hallazgo se ha convertido en el intervención de hachís mayor sobrevenida en Barcelona de este año.
"Estábamos haciendo un control rutinario junto a la salida 6 de la ronda de Dalt cuando vimos un coche que se detenía, giraba cola y huía por la calle Collserola", explica el agente. Esto hizo saltar las alarmas y los agentes le persiguieron con el vehículo policial. "No sabíamos por qué quería eludir el control", dice, y explica que en estos casos normalmente son personas que han bebido o han tomado otras sustancias y no quieren ser multados. La moza admite que nunca imaginó que en el vehículo pudieran haber 87 kilogramos de hachís.
Se hacían pasar por turistas
Mientras les seguían de cerca pasó lo inesperado: el vehículo a la fuga dio media vuelta y pudieron interceptarlo. De dentro salieron dos individuos. Según explica la moza, "estaban tranquilos" –cree que es posible que no fuera la primera vez que los detenían– y "se hacían pasar por turistas". "Decían que se habían perdido con Google Maps", añade. A partir de ahí empezó el interrogatorio.
Su documentación indicaba que eran italianos. "No nos sabían decir exactamente qué hacían allí, dónde iban, ni dónde se alojaban. Además, respondían con evasivas a cada pregunta que les hacíamos", recuerda. Aunque carecían de antecedentes en España, el agente dice que esto no es sinónimo de seguridad. "No sabes si lo tienen en otros países, son personas desconocidas e ignoras cómo pueden actuar".
Ante esta situación, hicieron venir al resto de compañeros del control para proceder con el registro del coche. Según explica, el vehículo era algo peculiar: "Un BMW Serie 4 Cabrio matriculado en Alemania, y tenía el número de bastidor tapado", detalla. Además, los detenidos decían que era un vehículo de leasing (una modalidad de alquiler que abre la puerta a comprar el producto al finalizar el contrato). Tras estar revisándolo durante un cuarto de hora, los mossos no encontraron nada raro. No les convencía, sin embargo, de que llevaran una maleta vacía.
Finalmente, vieron que en la parte trasera había una ranura e identificaron un compartimento escondido –una calita, en jerga policial–, a través de la cual se vislumbraban unos paquetes de plástico. Si bien de entrada los conductores no quisieron explicar lo que había, finalmente admitieron que era hachís. En total, 87 kilogramos repartidos en diecisiete bultos. Fuentes policiales aseguran que cuando se incautan cantidades tan elevadas suele ser fruto de investigaciones, no de operaciones fortuitas. "Ahora me siento más preparada por si me encuentro situaciones similares, y eso me anima a seguir trabajando con ganas, ya que de todo se aprende", afirma Carla.
Coordinación de efectivos
"Aunque la actuación era complicada y algunos compañeros veteranos de la guerrilla no habían vivido similares, se hizo un buen trabajo en equipo", explica Carla, que califica el operativo "de película". "No esperas encontrarte en situaciones así tu segundo día de prácticas, pero eso es la vida real. Hay mucho trabajo detrás, y es muy importante tener gente muy compenetrada y con ganas de trabajar. Cuando te encuentras con situaciones como esta sabes cuándo empezarás pero no cuándo acabarás. Aquel día, por ejemplo, salimos cinco horas más tarde, pero fue satisfactorio", concluyó.
Carla, que hace dos años que se forma como moza, está en la fase final de la preparación para entrar en la policía catalana. Una vez acabe las prácticas, explica que lo que más le llama la atención es trabajar en la unidad central de agresiones sexuales, aunque dice que "todo está por ver". En cuanto a la operación en la que intervino, la unidad regional de investigación de salud pública de Barcelona ha abierto una investigación para esclarecer todos los detalles. Según fuentes policiales, una de las hipótesis que hay sobre la mesa es que los detenidos querían comprar la droga en Barcelona y marcharse.