La eutanasia del pistolero de Tarragona: "Cualquier desenlace traerá dolor"
Los abogados constatan la dificultad de encontrar un equilibrio entre el deseo del hombre y el de las víctimas
BarcelonaLa petición de eutanasia del pistolero de Tarragona, el exvigilante de seguridad que en diciembre disparó contra tres excompañeros de trabajo y después tuvo un intercambio de disparos con los Mossos y se atrincheró en una masía de Riudoms, traerá cola. La jueza que investiga el caso ha descartado parar la eutanasia, en contra de lo que quería el sindicato de los Mossos USPAC –que representa a los agentes heridos–, pero la decisión deja más dudas que certezas. Lo ha evidenciado el Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB), que esta tarde ha montado un debate con tres ponentes que piensan que no existe una solución perfecta. El problema es la dificultad para encontrar un equilibrio entre el hombre y las víctimas. El acto se ha hecho el mismo día que el pistolero, encarcelado en la Unidad Hospitalaria Penitenciaria de Terrassa (UHPT), ha declarado voluntariamente para contradecir a los Mossos.
"Ninguna solución puede ser buena. Toda respuesta traerá un dolor", ha asegurado el abogado y miembro de la sección de derecho sanitario del ICAB Alejandro Gámez. Para él, se tiene que hacer un test de proporcionalidad. "A un lado tienes el derecho de las víctimas a una satisfacción y al otro el del investigado a la prestación de morir. En esta balanza, ¿qué pesa más?", se ha preguntado Gámez, que ha recordado que la eutanasia "no es un derecho de por sí", sino que es el derecho que da la ley que se aplica desde hace un año a pedirla al sistema de salud. Se sustenta en los derechos a la dignidad, a la vida y a la autonomía personal. "Solo puede ser por una enfermedad grave o incurable o por sufrimientos graves, persistentes y crónicos", ha apuntado el abogado, que cree que la solución de la jueza es la "mejor" porque las víctimas pueden recurrir a la vía civil.
No lo ve de la misma forma el abogado penalista y diputado de la junta de gobierno del ICAB Albert Carles Subirats, que ha admitido que "es difícil encontrar una solución que satisfaga a todas las partes", a pesar de que ha considerado que "se tienen que ponderar los derechos en juego". Según él, "uno no está por encima del otro". Subirats ha argumentado que si niegan a las víctimas la investigación, "no solo se vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva, sino lo que se protege con la acción penal, que es el derecho atacado y en este caso es el de la vida", por el hecho que un delito que se atribuye al pistolero es intento de homicidio. El abogado ha reconocido que la ley de la eutanasia no da a la jueza de instrucción ninguna competencia, pero ha apostado por "discutir" la petición de las víctimas, que también tienen el derecho a la verdad.
"Ensañamiento" con el dolor
Para acabar, el profesor de bioética de la UAB y Esade Cristian Palazzi ha insistido en que no se puede hacer la lectura de que el pistolero está pidiendo la eutanasia "para liberarse de la prisión" si objetivamente cumple los requisitos, porque en caso de no concedérsela hay el riesgo de caer en un "ensañamiento" para tener que cumplir una condena con un dolor insoportable. Palazzi ha recordado que este caso "está a punto de llegar" a la Comisión de Garantía y Evaluación de la eutanasia, que tendrá que decir si puede recibirla. Aun así, el profesor se ha ido del debate, que se ha hecho todo en castellano, "con muchas preguntas".
En cuanto a la declaración que ha hecho esta mañana el pistolero por videoconferencia, solo ha respondido a las preguntas de su abogado y ha asegurado que no recibió ningún aviso previo de los Mossos antes de los disparos. Según él, cuando sintió el impacto de una bala cerca de él se levantó para esconderse y recibió un disparo de la policía en el chaleco, en la zona del pecho. Ha explicado que después perdió la conciencia y que ya no recuerda nada más hasta que estaba ingresado. También ha manifestado que llevaba dos pistolas que estaban descargadas, en contra del relato de los Mossos.