Un menor de 15 años, obligado a hacer una rueda de reconocimiento cuando iba hacia clase
Dos adolescentes de Badalona se han encontrado por sorpresa que los Mossos los elegían
BarcelonaEl 7 de abril por la mañana, unos agentes de los Mossos d'Esquadra uniformados pararon a un alumno del Instituto Enric Borràs de Badalona en una calle del centro de la ciudad. El joven tiene 18 años recién cumplidos, no lleva mucho tiempo en Catalunya y no entiende mucho "ni el catalán ni el castellano”, explica una profesora suya, Anna Pascual. El chico, que todavía está en trámites para obtener la residencia, “no sabía muy bien qué firmaba”, pero los agentes le dijeron que se tenía que presentar en un par de horas en los juzgados de Badalona para una rueda de reconocimiento y que no se podía negar. Una vez superado “el susto”, el joven llamó al instituto donde estudia porque iba hacia unas prácticas y después del encuentro con los Mossos no podía asistir. Dos profesores lo acompañaron a los juzgados.
Al cabo de pocas semanas, el 11 de mayo por la mañana, se repitió la escena. Otro joven, en este caso un menor de 15 años, estaba cerca de la parada del metro de Singuerlín, en Santa Coloma de Gramenet, cuando unos mossos de paisano lo pararon con el mismo argumento. A pesar de que el chico es menor de edad, los agentes le dijeron que estaba obligado a participar. Se lo llevaron con un coche y mandó un mensaje a su familia. El chico iba a hacer una entrevista que le había organizado el instituto porque tanto él como el primer alumno hacen un plan de apoyo individualizado por las dificultades que tienen para sacarse la ESO. Los dos son recién llegados a Catalunya y originarios de Marruecos.
“Llevo 13 años en el instituto”, explica Pascual, que es la primera vez que se encuentra con alumnos que tienen que ir de figurantes en una rueda de reconocimiento. En una conversación con el ARA, la profesora no descarta que haya pasado otras veces, sin que entonces se enteraran porque no afectaba a las clases de los alumnos, y asegura que los chicos “no pusieron problemas” y que aceptaron “resignados” que la policía los eligiera debido a su aspecto físico. “¿Se te pueden llevar así a la ligera sin tener en cuenta que quizás justamente en aquel momento no te va bien?”, ha preguntado Pascual en un hilo de tuits, que ha cuestionado la actuación de los Mossos. También se queja de que no avisaran al instituto.
Parecerse al sospechoso
La respuesta de la policía catalana es que los figurantes de una rueda de reconocimiento se buscan por orden de un juzgado o de la Fiscalía de Menores y que los escogidos pueden ser tanto adultos como menores de edad. Los participantes, que están obligados a formar parte de la rueda y pueden pedir un justificante, se eligen porque se parecen al sospechoso que se tiene que identificar y la búsqueda se hace según la descripción que se ha dado. Las ruedas de reconocimiento están reguladas por la ley de enjuiciamiento criminal (Lecrim), que en el artículo 369 recoge que los figurantes tienen que tener “circunstancias exteriores parecidas”. En cuanto a los menores, el real decreto 1774/2004 dice que su familia tiene que dar la autorización para participar si tienen menos de 16 años. Fuentes de los Mossos explican al ARA que revisan los casos de los alumnos de Badalona para comprobar que se cumplieron todas las condiciones.
En 2009, el Síndic de Greuges envió al departamento de Interior y al Tribunal Superior de Justícia de Catalunya unas sugerencias para la selección de los figurantes de las ruedas de reconocimiento. “A pesar de que no se ha detectado ningún indicio o signo de actuación irregular”, el Síndico había recibido quejas de personas que los Mossos habían parado en la calle y los habían citado en el juzgado con poca antelación para reorganizar su agenda. Por eso propuso que hubiera “una comunicación ágil entre el juzgado y la policía para trabajar con tiempo suficiente”, que “se tiene que intentar buscar alternativas en la busca de figurantes por la vía pública, como por ejemplo personas detenidas en las comisarías o internos de centros penitenciarios” y que los agentes tienen que ofrecer a los escogidos “información concisa, concreta y tranquilizadora”.