Del tranvía a la nueva superisla: Barcelona aspira a recibir 125 millones de fondos europeos para movilidad
El Ayuntamiento ha aprobado el primer paquete de proyectos para presentar a las convocatorias de ayuda a la recuperación
BarcelonaEl gobierno de Colau ya detalló ayer que, como mínimo, prevé recibir en 2022 unos 150 millones de euros provenientes de los fondos europeos de recuperación, que son los que ha incluido como previsión en su propuesta de presupuesto. El Ayuntamiento ha detallado esta mañana que ya ha aprobado la lista de proyectos que, dentro del área de la movilidad y la mejora de la calidad ambiental, aspirarán a recibir financiación europea. Se trata de iniciativas como la unión de los tranvías por la Diagonal, la incorporación de cámaras para controlar los vehículos que incumplen la zona de bajas emisiones (ZBE), las obras de la llamada Superisla Eixample, que tienen que empezar el verano que viene, o la ampliación de la flota de autobuses eléctricos. La ciudad, de hecho, ha presentado una carta a los reyes para optar al máximo presupuesto posible en la convocatoria del ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para los municipios: 125 millones de euros, que es el límite al alza si se tiene en cuenta la población de Barcelona. Y las prepara ya para otros ámbitos como el de la rehabilitación de edificios, que, según avanzó ayer el concejal de Presupuesto, Jordi Martí, es una de las áreas en las que se espera una inyección económica más fuerte proveniente de los fondos Next Generation.
Según el plan que ha aprobado la comisión de gobierno para el ámbito de la movilidad, las iniciativas candidatas a recibir subvenciones europeas se dividen en dos grupos para presentarse cada uno a una de las dos convocatorias que se plantean. En el primero, que supondría subvenciones por un valor máximo de 74,89 millones de euros, están los proyectos con calendario de ejecución previsto hasta 2023, como las cámaras de la ZBE, las cuatro primeras calles y las cuatro primeras plazas de la superisla en el Ensanche, la compra de 74 autobuses eléctricos –en la segunda convocatoria se añaden cinco más–, 16 actuaciones para ampliar la red actual de carris bici, la instalación de radares para poder cumplir el compromiso de tener el 75% de las calles de la ciudad con la velocidad limitada a 30 km/h, las obras de transformación de la Avinguda Meridiana o la instalación de seis escaleras mecánicas para mejorar conexiones y los trabajos para desarrollar una aplicación que integre toda la movilidad metropolitana.
De todas estas iniciativas, la que representaría una inyección más importante de dinero sería la de la superisla, que opta a una subvención de casi 26 millones de euros, seguida de los 16 millones para comprar buses eléctricos y los 9,1 de los carriles bici. En el segundo paquete de proyectos, la ciudad pone las obras para conectar los tranvías por la Diagonal, que aspiran a la cifra más alta de presupuesto, 33 millones de euros; el nuevo paquete de compra de buses eléctricos (un millón más); la instalación de puntos de carga para estos autobuses en las cocheras del Triangle y en la Zona Franca (13,6 millones de euros), y el desarrollo de un sistema para poder comprar el billete sencillo del autobús con tarjeta (1, 3 millones), que es una asignatura pendiente desde hace años. Este segundo paquete aspira a un total de casi 50 millones de euros.
Aparte de esta lista de proyectos, la comisión de gobierno también ha aprobado un convenio con Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) para colaborar en la solicitud y la gestión de las ayudas europeas. La ciudad prevé presentar candidaturas, también, a otros ámbitos de subvenciones.