Pandemia

Las UCI empiezan la desescalada

Los ingresos a las unidades de críticos llegan a su pico en esta tercera oleada y relajan la presión de los hospitales

Durante esta semana los hospitales catalanes empiezan a restar pacientes por coronavirus en la hoja de ingresos. Es una reducción todavía muy lenta, que no aleja el peligro del siempre temido rebrote, pero que sí que hace aventurar que el número de ingresados en las unidades de críticos está a punto de cambiar. “Entre este fin de semana y principios de la semana que viene se llegará al pico de las UCI” de esta tercera oleada, pronostica Enric Álvarez, investigador del grupo Biocomsc de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), que a partir del análisis de los datos sanitarios dibuja el comportamiento futuro de la pandemia.

De momento, sin embargo, la cifra de ingresos en las UCI ha ido creciendo cada día desde el repunte de hace justo un mes. Jueves (día de los últimos datos) había 718 enfermos, 12 más que el día anterior. No hay, así, margen para la relajación de los hábitos ni de la protección, alertan los expertos, cuando en Catalunya se han superado las 19.000 defunciones y en la próxima actualización de datos se llegará a medio millón de contagios desde que empezó la pandemia. Tanto es así que se han desprogramado intervenciones no urgentes susceptibles de necesitar UCI para evitar el colapso de la primera oleada de la primavera. Si hay más enfermos que tienen un cuadro crítico, ¿de dónde viene el tímido optimismo? Del hecho que desde hace 12 días muchos de los indicadores se están frenando, a pesar de que van más despacio que durante la desescalada de la segunda oleada. Por lo tanto, se cumple la pauta pandémica que a la reducción progresiva y continuada de contagios nuevos, la sigue un respiro en los ingresos hospitalarios y, pasados unos pocos días, el alivio se empieza a trasladar a las UCI.

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Los casos diagnosticados se han reducido en esta última semana a 3.631 y, en paralelo, también ha tenido una pequeña pero significativa caída tanto la velocidad de transmisión como el riesgo de rebrote del covid-19. En cuanto al primer indicador, la capacidad para propagarse del coronavirus es ahora del 0,95, es decir, por debajo del 1, que es el punto que marca el decrecimiento de la pandemia. Traducido en lenguaje entendedor, significa que por cada 100 casos nuevos hay 95 personas infectadas. También disminuye la incidencia por cada 100.000 habitantes con respecto a hace dos semanas, hasta situarse en los 573 puntos.

Las proyecciones de la evolución de la pandemia reflejan que la tercera oleada en los hospitales ya tocó techo respecto a los ingresados en planta el 24 de enero. En esta última semana el número de ingresados ha ido de bajada y cada día ha habido unos cuántos menos. “Es un ritmo muy lento pero una vez se ha producido el pico de hospitalizaciones, todo hace pensar que pasará lo mismo en las UCI”, señala Álvarez, que subraya que el último indicador a notar esta tendencia de mejora serán las defunciones.

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Queda claro que en esta tercera oleada la mortalidad ha sido más elevada que en las dos anteriores. En los últimos siete días se han sumado 552 muertos –79 diarios de media–, una cifra alta que no se daba desde la primera semana de mayo, cuando ya la primera oleada se estaba deshinchando. Otro indicador que muestra la virulencia es que el pico de muertes acumuladas en una única semana durante la segunda oleada –la primera de noviembre– fue de un máximo de 508 defunciones.

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La irrupción de la variante británica puede provocar nuevos rebrotes

“No se puede bajar la guardia porque en cualquier momento se pueden volver a disparar los datos”, advierte el investigador de la UPC, que pone de relevancia que las unidades de críticos están, hoy por hoy, muy llenas y, por lo tanto, un nuevo repunte podría llevarlas al colapso.

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Sin embargo, ante este panorama de mejora de los indicadores está la amenaza de la irrupción de la variante británica del covid-19. De momento, su presencia es residual pero cada día se encuentran más casos y el secretario general de Salut, Josep Maria Argimon, estima que puede ser la predominante “en cinco o seis semanas”, es decir, que su incidencia puede ser más de la mitad de los casos diagnosticados. Argimon hablaba de “incógnita” para referirse a cómo se puede traducir la incidencia de esta mutación. En cambio, Enric Álvarez opina que puede hacer cambiar tendencias y disparar otra vez los casos con un nuevo rebrote u oleada. La variante es más transmisible y, por lo tanto, cuanto más contagios se registren más afectación hospitalaria habrá.

En cuanto a las vacunas, el ritmo lento de inmunización debido a los problemas de las farmacéuticas a la hora de servir el producto ha provocado que no se esté cumpliendo el calendario previsto inicialmente, a pesar de que la nueva titular de Sanidad, Carolina Darias, mantiene que en verano el 70% de los ciudadanos del Estado habrán recibido las dos dosis de la vacuna y se logrará la inmunidad de grupo. Los datos actuales rebajan el entusiasmo de la ministra porque en Catalunya solo el 0,5% de la población ya ha recibido las dos inyecciones. 

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En su primera comparecencia en el Congreso, Darias ha indicado que la llegada de menos vacunas de las comprometidas por Pfizer ha sido “puntual” y ha explicado que la compañía “se ha comprometido a compensar cuanto antes mejor” este retraso. En este sentido, a partir de la semana próxima España recibirá 422.000 dosis semanales.