Carreras de chico, carreras de chica: las universidades reproducen los roles de género del ámbito doméstico

Un estudio alerta que las mujeres se infravaloran y tienen una peor percepción de sus capacidades

Laia Vicens

BarcelonaTeresa Feu es una de las 10 chicas de uno de los grupos de tercero de matemáticas de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), en la que hay apuntadas 60 personas. No son ni el 17% de la clase, cuando, en realidad, las mujeres son mayoría en las universidades (62%). También en este ámbito las “asimetrías” entre hombres y mujeres todavía son “muy grandes”, según dijo Ernest Pons, uno de los autores del estudio Vía universitaria (2017-2019), elaborado por la Xarxa Vives d’Universitats, que ha concluido que las carreras universitarias reproducen las tareas del ámbito doméstico marcadas por el género. No sólo porque está la percepción social de que existen carreras de chico y de chica, sino porque ellas, ya en la etapa universitaria, invierten más tiempo que ellos en ir a clase, estudiar, cuidar de otros y hacer trabajos de casa.

El estudio refleja que las mujeres tienden a orientarse hacia las áreas de salud y de cuidado —enfermería, educación...—, mientras que los hombres optan por los grados que tienen relación con “el espacio exterior de poder y de toma de decisiones”, que, además, son las profesiones que “tienen más oportunidades laborales, reconocimiento y prestigio social”. A modo de ejemplo: en grados de intervención social, educación, psicología o medicina las mujeres representan más del 70% de los estudiantes, mientras que en TIC o tecnologías industriales la presencia femenina apenas supera el 20%.

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Por si no fuera suficiente, en las carreras más masculinizadas las mujeres tienen una peor percepción de las propias capacidades. Es lo que se conoce como el síndrome de la impostora, que también se produce en ámbitos como la política o la comunicación, y que significa que las mujeres tienden a infravalorarse más que los hombres y a pensar que no están capacitadas para hacer un trabajo. “De pequeñas nos dicen que no es un mundo para nosotras, pero no es verdad. Con ganas y con estudio también podemos”, dice Teresa. Ella, que da clases particulares a estudiantes más jóvenes, ya ha visto que desde bien pequeños chicos y chicas crecen muy marcados por estos prejuicios sociales. “En matemáticas salen adelante igual de bien tanto ellos como ellas, pero sí que veo que a ellas les falta más confianza. A los chicos les explico una cosa y me dicen «De acuerdo, de acuerdo», y ellas necesitan que les diga que lo están haciendo bien para asegurarse de que lo saben”, ejemplariza.

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El síndrome de la impostora, en la “uni”

Teresa también ha notado en primera persona este síndrome. “Las chicas repetimos más asignaturas porque creo que no confiamos tanto en nosotras mismas como ellos”, dice. El estudio de la Xarxa Vives dice, sin embargo, que no hay diferencias en los resultados académicos entre hombres y mujeres en estas carreras más masculinizadas. Lo corrobora la vicerrectora de docencia y estudiantado de la UPC, Núria Garrido. “No son ni mejores ni peores”, asegura, y explica que las chicas que optan por estos grados “ya han superado los estereotipos y son alumnas que tiran muchísimo”.

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Si, obviamente, el problema no radica en las capacidades, ¿por qué hay pocas mujeres que quieran hacer carreras tecnológicas? Garrido lo atribuye al “bombardeo continuo” durante la infancia. “No somos conscientes, pero nuestro subconsciente va guardando estos estereotipos y la falta de referentes femeninos en estos sectores”, asegura. Por eso, la UPC quiere ir a la raíz del problema e ir a captar talento femenino en edades tempranas para que el 25% actual de mujeres en esta universidad pase a un 30% en cinco años. “En bachillerato ya vamos tarde, porque ya han tenido que seleccionar el itinerario”, dice. Así, impulsan el programa Aquí STEAM —las siglas en inglés de las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas—, que desarrollará una plataforma en línea que aglutine y cree comunidad entre todos los actores que se están moviendo para promover las vocaciones tecnológicas entre las chicas, y también el sello Escoles STEAM Aquí, para reconocer a los centros que hacen iniciativas en este sentido. También se distribuirá una agenda escolar en la que se hagan visibles los referentes femeninos actuales de estos sectores.

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En esta línea, el estudio de la Xarxa Vives propone “transversalizar la perspectiva de género en la docencia de todas las áreas de conocimiento” para incorporar el impacto de género y más bibliografía equilibrada por sexo, así como dar más visibilidad a los modelos masculinos y femeninos que rompan estereotipos de género.