"Tengo videocámaras ya través del móvil iba viendo cómo el fuego se acercaba a casa''

XertaA las 13 h comienzan a sonar los acuerdos de una sardana y, en un pregón muy esperado, se informa a los vecinos de Xerta (Baix Ebre) que los bomberos dan por estabilizado el incendio que los ha tenido con el alma en el corazón durante dos días. Los vecinos que toman algo en las terrazas de la plaza mayor aplauden. La pesadilla ha terminado. El anuncio pone fin a dos días confinados dentro del pueblo con las llamas amenazando desde casi todas las direcciones.

Pero muchos vecinos no han oído el pregón porque sólo recibir el mensaje de Protección Civil informando de que se levantaba el confinamiento han salido volando para comprobar si las llamas habían respetado sus masías. Entre estos vecinos se encuentran Núria Badia y Santi Mola. "No lo pensábamos, pero la casa se ha salvado. El fuego ha pasado por el barranco de al lado", explica aliviada Núria. Santi reconoce que tenían pocas esperanzas, porque tienen unos pinos en el perímetro de la finca y sabían perfectamente que, si el fuego tocaba uno, todo estaba perdido. Junto a ellos está Inma Giménez, su vecina, recién llegada. Está tranquila porque ya sabe que su finca, una casa rodeada de olivos bien rellenos y almendros, también se ha salvado. Pero sufre por los animales.

"He visto explotar tres bombas"

Inma se despide de los vecinos y se dirige a la finca. Nada más abrir la puerta se acerca miulando a Cosedet, el gato, que lleva dos días solo. Se hacen caricias y, enseguida, le pone comida. Las gallinas y el gallo también se salvaron. El suelo de la finca está lleno de ceniza y el olor a fuego apagado todavía se siente. Las llamas han llegado a unos 200 metros de su casa. "Tengo videocámaras, ya través del móvil iba viendo cómo el fuego se acercaba. En las imágenes parecía que estaba mucho más cerca. Hacía heredad", dice. Eso sí, al pasar horas mirando las llamas desde el móvil vio al menos tres detonaciones de bombas de la Guerra Civil que aún no habían explotado. Está convencida de que si el fuego no ha ido a más ha sido porque algunos vecinos tenían limpia su finca. "Yo hago lo que puedo... pero tengo ya 68 años y estoy muy trabajada", dice.

A pocos kilómetros de casa de Inma hay otros tres vecinos de Xerta que han venido a asomarse. "Se han salvado las fincas trabajadas. El resto, todo quemado. El término municipal se ha quemado todo", dice Jaume Fusté. Guillem Blanc es el propietario del Hotel Casa Ceremines, y le han llamado unos conocidos de Barcelona para preguntarle si podía ir a mirar cómo estaba su finca. Por suerte, también se ha salvado.

La pérdida que lamentan todos es la del Pi del Perillo, un árbol monumental que estaba protegido y que era muy querido por los vecinos de Xerta. Mientras muchos vecinos iban a mirar el estado de sus masías, una miembro del Centro Excursionista de Xerta se adentraba en el bosque e iba directo a buscar el árbol para confirmar lo que todos temían.

El lunes por la tarde el viento empujó el fuego con mucha fuerza y ​​las llamas dejaron una única vía para salir del pueblo. Muchos no sabían qué hacer. "Le dije a un mozo que si me quedaba aquí me encontrarían quemada en casa", explica Mari Àngels Martí, la esposa de Jaume Fusté. Asustados, ambos optaron por marcharse. Guillem, al tener clientes en el hotel, no tuvo esta opción y se quedó en el pueblo. "Estaba todo rodeado de llamas", recuerda. El trabajo de los bomberos y la tregua meteorológica, que ha hecho que el viento aflojara y ha cambiado el sol por una ligera lluvia, han permitido que el Ayuntamiento volviera a entonar una sardana y hiciera un nuevo pregón: "Los Bomberos han informado al Ayuntamiento de que el fuego ya está estabilizado".

El pregón también ha informado de que quien quiera ya puede pasar por el Ayuntamiento para inscribirse en el desfile de carrozas y en la sartén popular, y que la comisión de fiestas recuerda a todo el mundo que ya está a la venta el abono para todas las fiestas.