El análisis de Antoni Bassas: 'Amnistía, autoodio y autoestima'

El borrador que se filtró ayer dice que la ley de amnistía “no responde a ningún capricho ni a mero voluntarismo”, sino que persigue “mejorar la convivencia”. Pero está visto que estas buenas palabras no sirven de nada

03/06/2025
2 min

Como se sentirían ustedes si pactaran una ley para la amnistía, la ley se aprobara, un año después aún no se aplicara del todo, el Tribunal Constitucional estuviera a punto de decir que es constitucional y, aun así, a usted no se lo aplicaran porque el Tribunal Supremo ha llegado al extremo de inventarle que se le ha inventado delito de malversación –que no se amnistía–, todo el mundo esperara a ver lo que dice el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de todo ello y pasaran los años sin que le aplicaran la amnistía? (Y disculpen la longitud de la pregunta.)

Parece como si a todo el mundo le esté bien que Puigdemont no vuelva y que el Supremo les haga el trabajo. Incluyo en esto al gobierno español, por el escándalo que le montaría la derecha, y el resto de partidos, que ya les está bien tener Puigdemont fuera de juego y poder culpar al Tribunal Supremo y decirle que actúa en rebeldía.

El borrador que se filtró ayer dice que la ley de amnistía "no responde a ningún capricho ni a mero voluntarismo", sino que persigue "mejorar la convivencia". Pero está visto que estas buenas palabras de nada sirven. En el Tribunal Supremo, porque Marchena y Llarena solo viven para darse el gusto de meter a Puigdemont en prisión aunque sea un par de noches. En el PP, porque ha vivido toda su vida de ir contra Catalunya y Puigdemont es ideal para convertirlo en muñeco y vapulearlo. Y en el PSOE, porque si Puigdemont tarda en volver tienen un problema menos. Y una última cosa al respecto: que no se aplique la amnistía perjudica a Puigdemont y Junqueras, claro, pero también es una burla para todos nosotros, los ciudadanos, que con nuestro voto hemos decidido que se hagan unas políticas determinadas.

Acabo haciéndome eco de la entrega del Premio de Honor de las Letras Catalanas, que ayer tuvo lugar en el Palau de la Música, al profesor de filosofía y escritor Pere Lluís Font. En el discurso de agradecimiento, Font dijo: "Si somos una nación es porque tenemos una lengua propia. En cada lengua traspunta el fondo de la personalidad de sus hablantes de una forma diferente". Y hablando de la falta de conciencia lingüística del país, Pere Lluís Font añadió: "El peor mal de los catalanes es el autoodio".

Font nos llevó a la cabeza de la calle cuando dijo lo siguiente: "La más difícil de las revoluciones es la mental. La servidumbre resulta cómoda cuando va acompañada de pan y circo". El autoodio se combate con autoestima.

Buenos días.

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