El análisis de Antoni Bassas: 'Esto es un estercolero'

Mañana el ARA cumplirá 15 años y hoy puede ser un buen día para explicarles algo de ese análisis. Es muy sencillo: cuando a primera hora de la mañana te pones ante la actualidad con el encargo de analizarla debes tomar varias ópticas: el microscopio, para ver detalles que pueden pasar inadvertidos pero que son y serán fundamentales; el gran angular, por verlo todo en su globalidad; y el telescopio, para ver más lejos y tener perspectiva. Y entonces, contado y debatido todo, hay que elegir y jerarquizar los hechos. Pues bien, hoy, cuando me he mirado del derecho y del revés lo más importante de la actualidad, he llegado a la conclusión de que sólo les puedo decir que esto es un estercolero que huele mucho.

Para empezar, hoy, el Tribunal Supremo puede enviar a prisión al exministro José Luis Ábalos. Recuerden que Ábalos, antes de ser ministro de Pedro Sánchez, fue número tres del PSOE y, sobre todo, estrecho colaborador de Sánchez cuando iban por España intentando que éste volviera a ser secretario general de los socialistas. Pues bien, dado que el juicio a Ábalos se va acercando y, por tanto, se acerca el peligro de fuga, el Tribunal Supremo puede decidir hoy que entre en prisión provisionalmente. ¿Y qué ha hecho Ábalos? Atacar a Sánchez diciendo en las redes que "sobre la reunión del presidente Sánchez, Santos Cerdán y Arnaldo Otegi en un caserío para negociar la moción de censura contra Rajoy, solo puedo decir lo que me contaron fuentes presenciales, y es que esa entrevista existió". Ábalos quiere hacer daño: reunirse en un caserío vasco con un exetarra es una mancha imperdonable en la visión de la derecha española. Es verdad que Bildu investigó a Sánchez con sus votos, pero Otegi ha negado la reunión diciendo que "si alguien demuestra que la reunión existió, me comprometo ante el pueblo vasco a presentar la dimisión".

Sánchez, víctima del fuego amigo, sin poder aprobar unos presupuestos probablemente en toda la legislatura,rodeado de casos de corrupción, pretende llegar al 2027. Ya sé que nos hemos hecho hartos de remarcar la capacidad de resistencia de Sánchez, pero ahora ya no es resistencia sino estricta supervivencia por no ser más vulnerable ante la justicia (se ha hecho realidad lo que les dije hace muchos meses que no es que lo quieran echar, sino que lo quieren dos por la posibilidad). años. Salvo que a su alrededor haya gente que le aprecia, como Salvador Illa, que le diga que lo deje estar, a la vista de lo que puede acabar llegando.

Mientras, hoy, en el Parlament del País Valencià, comienza el debate de investidura de Juan Francisco Pérez Llorca, que debe sustituir Mazón. Solo le votará Vox, pero Vox aún no ha dicho que le votará. O sea que el candidato a la presidencia de la Generalitat hará un discurso que suene bien en las orejas de Vox, que quiere que suene mal en la decencia más elemental.

Hablando de la ausencia de la decencia más elemental, Juan Carlos dice que no se arrepiente de nada ni tiene remordimientos por su conducta. Lo entrevistaron ayer en una cadena francesa y el mensaje fue algo como "Yo soy lo que trajo la democracia, y si hice algo censurable ya ha pasado y que ya ha quedado aclarado".

Y cuando hablo de estercolero, claro, hablo también del magistrado que presidió el juicio al fiscal general. Cuando aún no se sabía nada de la sentencia, fue a dar un curso en el Colegio de Abogados de Madrid (que se había presentado como acusación particular contra el fiscal general) y, cuando acabó la clase, dijo a los alumnos: "Pliego, que tengo que ir a redactar la sentencia al fiscal general", lo que fue recibido con aplausos. Diciendo esto rompía el secreto de las deliberaciones y el secreto sobre si habría absolución o condena, porque si la redactaba él ya se sabía que ganaban los partidarios de la condena, porque si no a él no le habría tocado escribirla.

Un estercolero, con la vida política catalana desaparecida, subsumida en el mar autonómico.

Buenos días.