Ciencia

El día en que los humanos perdimos la cola

Un estudio detalla cómo un solo cambio genético hace 25 millones de años evitó que heredáramos el apéndice

BarcelonaPerder la cola ha sido uno de los cambios anatómicos más importantes que se ha producido en el linaje evolutivo de los homínidos, la familia de primates a la que pertenecemos los seres humanos y otros grandes simios, como los orangutanes, los chimpancés y los gorilas. La modificación de un solo gen podría haber sido la causa de que nuestros antecesores perdieran, hace 25 millones de años, este apéndice que algunos animales como el zorro utilizan para mantener el equilibrio, o que otros utilizan de forma prensil y como quinta extremidad, como el mono. Ésta es una de las conclusiones que recoge una investigación publicada este miércoles en la revista Nature, que describe por primera vez un mecanismo genético que da explicación a este cambio anatómico, considerado clave para la evolución del bipedismo entre homínidos. Un estudio que muestra cómo un solo cambio genético pudo provocar que el linaje de los simios no hayan heredado esta parte del cuerpo.

El estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Nueva York, distingue el cambio genético que explicaría la desaparición de esta parte posterior del cuerpo y detalla cómo ha sido este proceso. Para sacar el entramado, los investigadores compararon el ADN de varias especies de monos con cola con el de otros simios en busca de variantes genéticas. Así, identificaron una variación en el gen TBXT, esencial en el desarrollo embrionario y que regula la formación de un apéndice en muchos primates. Concretamente este cambio consiste en que un corto salto genético –llamado elemento Alu—aterrizó en una parte no codificante de un gen. Esta proximidad con otro elemento Alu cambió la actividad del gen TBXT, que empezó a producir una proteína diferente a la que habitualmente hace crecer la cola. “La idea clave es que, por primera vez, proponemos un escenario plausible que explica el mecanismo genético que llevó a nuestros antepasados ​​a la pérdida de la cola. Es sorprendente que tal cambio anatómico pueda ser causado por un cambio genético tan pequeño”, explica el autor principal del estudio, Itai Yanai.

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La importancia de la cola

La cola ha supuesto una herramienta vital desde la aparición de los primeros animales hace más de 500 millones de años. Los peces lo han utilizado para desplazarse a través del agua, los dinosaurios para mantener el equilibrio y los escorpiones como arma defensiva. Los primates ancestrales lo empleaban como una extremidad suplementaria para agarrarse a las ramas de los árboles. Sin embargo, un cambio genético causó su desaparición en la línea evolutiva. Sin embargo, los humanos también desarrollan una cola en una fase embrionaria. Durante unas semanas puede verse un pequeño apéndice, como recuerdo del linaje que compartimos con la infinidad de seres que viven con esta prolongación. Pasadas las semanas se reduce a tres o cinco vértebras fusionadas, que forman el cóccix. Se trata de una variación asociada a tener mayor facilidad para la bipedestación, al abandono de los árboles y al desarrollo de la tecnología.

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Una cola puede ser ventajosa cuando se vive entre los árboles, pero cuando se pasa a vivir en el suelo puede ser más bien un inconveniente. De hecho, tal y como detallan los autores del estudio, no tenerlo puede haber representado una “ventaja evolutiva”, porque ha facilitado el desarrollo de la locomoción bípeda. Sin embargo, los investigadores también apuntan a que el perderla tuvo un coste, ya que aumenta el riesgo de defectos del tubo neural, un conjunto de malformaciones congénitas que afectan actualmente a uno de cada mil recién nacidos. Además, una cola podría ofrecerle ventajas adaptativas para los humanos modernos. "Aunque los humanos transportan habitualmente cargas yendo de pie, la investigación robótica sugiere que una cola montada alrededor de la cintura puede incrementar la estabilidad", afirman en el estudio.