Aires de Garbet, el vino más mediterráneo del mundo

Como este AHORA abre el verano hoy, con el suplemento de que los más afortunados mancharán de arena de playa, o de muelles de bocadillo en calma, he pensado que el vino de la semana debe ser un vino mediterráneo. Y un vino muy mediterráneo es el Aires de Garbet, un vino de Delfí Sanahuja en el Castillo de Peralada, que sale de la Finca Garbet, una de las fincas más bonitas del mundo. De hecho, hace poco, en Peralada se hizo un simposio de vino mediterráneo, en el castillo. Delfín hizo una cata con cosas que conocemos, como la maravilla que nos llena la copa hoy, el Aires de Garbet, y con otras que son novedad y que tendremos que probar. Efímero, un cien por cien monastrell. El Finca Garbet de nuestros amores, que aunque duro será –no puede no llevarlo, tal vez...– es el emblema de la casa. Y El Garrigal, un vino que sacarán en octubre y que es cariñena cien por cien. Aparte de eso, en la cata estaba el Ex Ex 13 (Ex Ex, que significa "experiencia excepcional"), de garnacha roja. Hubo charlas de grandes maestros del vino como Josep Pitu Roca.

El Aires de Garbet de hoy es un 2020, la añada que ahora hay en el mercado. Fue un año de sequía, con temperaturas altas, pero el Delfín está muy contento porque, sin embargo, salió un vino con mucha frescura. A él le gustan los vinos muy elegantes, equilibrados, no con sobremaduración. Y así le salen. La garnacha es una variedad más bien madura, tiene un pH –me dice él– no muy alto por lo que sería la garnacha. Le busca, y le encuentra, la parte de la variedad, la parte de vino mediterráneo. La finca, esta bonita finca, está a 40 metros del mar.

"Le ponemos maderas de segundo vino –dice, y quiere decir que utilizan botas usadas de un año–. No queremos enmascarar lo que es, buscamos la delicadeza". Y algo que hay que remarcar, también, para los muy fetichistas. Ésta es la primera añada que estrena bodega nueva. Es la primera vendimia, el primer Aires...

"Estamos contentos con la forma de trabajar de esta bodega. Tenemos todos los medios, todo lo que pedimos para hacer vinos de alta gama". Y de hecho visitar la bodega es visitar un templo. Yo he visto la sensación de los enoturistas al terminar la visita. Es una experiencia enoturística pero emocional. El año pasado, visitas, tuvieron 25.000.

Con este vino, que es imprescindible probar, el Delfín busca el equilibrio entre la maduración de la piel y de los azúcares. El grado alcohólico del vino, por la zona, es moderado. Catorce y medio. No es el quince y medio que te esperarías. Y es moderado porque es una garnacha frente al mar Mediterráneo, un viñedo como un anfiteatro que ve reflejada en el mar toda la luz del sol. Hoy los amantes del vino queremos finura, no contundencia. Quizá en la copa y en la vida.

No quisiera terminar sin unas palabras del Delfín que son para brindar. Esta finca única tiene cuatro elementos. La tierra, con la pizarra, la pizarra. El fuego, con el sol, que es luz, que asola la tierra y, lo que decíamos, refleja la luz del mar. El aire, que de ahí el nombre: el viento del norte, la tramontana, y el del mar, la marinada, refrescan las cepas. Y el agua, el agua del mar, a tal efecto termorregulador, balsámico para las cepas. El Aires de Garbet de hoy hace imaginar antiguas civilizaciones, todas levantando la copa, desde su puerto.