Candlelight: una cena a la luz de las velas y bajo las estrellas de la Costa Brava
El restaurante, ubicado en el Hostal de La Gavina, tiene una propuesta refinada que aspira a la excelencia
S'AgaróNos encontramos probablemente en uno de los sitios más bonitos del país. Esto se dice pronto, pero S'Agaró es una joya paisajística e histórica que ha sido preservada de la depredación urbanística otras zonas de la costa mediterránea. En concreto estamos en elHostal de La Gavina, hotel histórico e icónico, que vinculamos con Josep Pla o Frank Sinatra, un lugar de privilegio cada vez más accesible gracias a su oferta gastronómica. Repasamos rápidamente los tres espacios donde se puede comer, de más sencillo a más sofisticado, capitaneados por José Pulido. que después se anima a probar los otros dos restaurantes. Enfrente de la piscina, encontramos el Garbí, que es una auténtica delicia y no te da miedo entrar en ella. romántico con una atmósfera a la que cualquier descripción no hará justicia. Como dice su cocinero, es un lugar que "te teletransporta en el tiempo". en el comedor interior, ya partir de la verbena se pasa fuera, en una terraza bucólica, a la luz de las velas como el nombre del restaurante Indique.
El Candlelight ofrece dos menús, uno de temporada y otro basado en grandes logros del restaurante. Las bases las ha sentado el cocinero estrellado Romain Fornell. Él hace un seguimiento exhaustivo de lo que Fernández va pensando y diseñando y es quien da el visto bueno a lo que se sirve. Ha puesto el listón muy alto, ya través de la exigencia y confianza en Fernández le ha dejado espacio suficiente para crecer y hacer su camino. Algo que va conformando la personalidad propia del Candlelight, que aspira a llegar lo más alto posible en el firmamento de la restauración.
Cocinero desde siempre
Oriol Fernández es de Sant Celoni y viene de familia de restauradores. Aunque apenas tenga 25 años, su talento e interés por la cocina clásica francesa lo convierten en un cocinero perfecto para el lugar donde nos encontramos. Fernández participó en el Bocuse de Oro con Albert Boronat, y fue a través de él que conoció a Romain Fornell. Estuvo en el restaurante de Alain Ducasse de París, en Lasarte de Barcelona, y ya hace dos temporadas que, cuando termina la temporada en La Gavina, acude al restaurante Carbon, en el Ambassador Zermatt de Suiza, también gestionado por Fornell.
En cuanto a la propuesta gastronómica del Candlelight, cabe resaltar la delicadeza con la que Fernández integra los ingredientes de temporada y proximidad con una técnica esmerada y estética. El arranque con su "homenaje a Francia" es muy potente, seguido de la elegancia del espárrago, la exuberancia de la gamba o la personalidad del pichón en dos cocciones. El equilibrio de algunos platos está en el nivel de los mejores fogones. Pero la sala, importantísima, también lo está. El sumiller Florian David es tan bueno con su trabajo que hace que parezca fácil. Capta a quien tiene delante y le hace el maridaje a medida. Póngalo a prueba. Tiene una buena bodega detrás, no es nada previsible en la elección y, si lo desea, tiene propuestas para no salir prácticamente del Empordà.
El restaurante Candlelight abrió sus puertas en 1960. Los candelabros que hay fueron diseñados especialmente para el local. Las ganas de apertura le dieron el nombre, que en su día era extremadamente moderno. Ahora repiten muchos extranjeros que acuden cada año, pero también muchos catalanes que cuando llega el calor hacen parada y fonda. Cuando has comido en este rincón de mundo, lo más probable es que quieras volver.