La Grangeta del Raval se traslada y “se multiplica por diez”
El bar de menús, muy arraigado en el barrio, estrena emplazamiento en un espacio más grande, con horario ampliado e incorporando en el piso de arriba una versión del restaurante L'Hortet
La Grangeta del Raval, hasta hace unos días en la calle Pintor Fortuny, es una institución del barrio. Por eso, su traslado ha sido todo un evento para los vecinos. Pero es que, además, el cambio está realizado en clave de barrio. Han ido a un local más grande, en Peu de la Creu, que les permitirá dar de comer a todo el que se acerque –el local actual se les había hecho demasiado pequeño– y les dará la posibilidad de ampliar horarios y oferta.
Vamos a palmos. Hace diecinueve años Xavi Serna, que es del barrio de toda la vida (hablamos aquí, cuando descubrimos el restaurante de su hermano Robert), cogió conjuntamente con su esposa Isa Hidalgo, alma de la cocina, y su cuñado Paco Hidalgo, una granja familiar que se traspasaba. Así empezó a andar este local, que a la hora del almuerzo se llena de gente que se va pasando de una mesa a otra el menú escrito a mano. Un montón de primeros, de segundos, bebida y postre por 16 euros. Crema de verduras, fideuá, macarrones con salsa de queso y avellanas, merluza rebozada, lubina a la plancha, pechuga de pollo rebozado... Todo casero y con un estilo de cocina que nos hace sentir en casa.
Al abrir, mantuvieron la oferta de la granja anterior. Venían nata para llevar, flanes y crema. Con el tiempo vieron que el perfil de barrio cambiaba y que les convenía más hacer unos señores bocadillos por la mañana y buenos menús de mediodía. Hasta ahora han hecho milagros para albergar a todo el mundo que iba, pero el local era muy justo. Por último, un factor les ha empujado a tomar la decisión: la propietaria del local quería subirles el alquiler. Así es como se han animado a moverse unos metros más allá, justo ante la redacción del diario ARA.
Han quitado el polvo de un local inmenso, que había sido el Centro Riojano y que llevaba al menos ocho años cerrado y vallado. "Esto implica que multiplicamos La Grangeta por diez", dice Xavi, que espera que este crecimiento también comporte ofrecer un lugar de encuentro a la gente del barrio, que ahora no dispone de locales grandes para reunirse por la tarde. Para ello también ha ampliado la carta y ahora servirá tapas cuando acaben las comidas. También se podrá permitir hacer crecer las mañanas y sumar opciones de desayuno de tenedor en los bocadillos. También han ampliado la terraza, que será un mico mayor.
Un poco de Hortet
Pero las noticias no terminan aquí. Hace unos días en el Comem informábamos del cierre de L'Hortet. El restaurante vegetariano tan querido como concurrido, que estaba muy cerca de La Grangeta. Pues bien, una de sus propietarias, Odina Martí, en un ejemplo de buena vecindad y que la unión hace la fuerza, se hará cargo de la parte superior del local. En unos días, incluso se incorporará un antiguo cocinero de L'Hortet. Así que lo que podía parecer que eran dos cierres, en realidad es sencillamente que se reordenan y organizan de una forma que les es más conveniente.
El local de la nueva Grangeta ha empezado ya a trabajar este martes. Sin embargo, han puesto los ahorros e irán haciendo mejoras durante una buena temporada. Las pintadas del exterior, por ejemplo, no son fáciles de borrar (ni económicas). También se mejorará el alumbrado de a pie, una cuestión en la que seguro que el Ayuntamiento contribuirá.
A medida que tengan tiempo, porque no han parado, las cosas se irán poniendo en orden. Pero de momento todo sigue igual. Los precios son los mismos: no encarecen ni un centavo el menú. Y los proveedores también. Por cierto, Xavi explica que cuando se trata de los que tienen en la Boqueria, lo hacen todo por teléfono. "No vamos a comprar por la gentrificación y la cantidad de turismo. No puedes ni andar. Tú vas por trabajo, pero te encuentras 50 extranjeros delante", explica. Como los paradistas son "superamables", dice, lo arreglan todo sin tener que ir.
Esperan con ilusión poder mantener la relación de confianza con la parroquia. Especialmente ahora que tendrán sitio para todos. El primer día fue muy concurrido. La única diferencia que notarán muchos de ellos es que cuando Xavi sale por la mañana a barrer a la calle, les dirá buenos días unos metros más allá.