"Es imposible luchar contra las ofertas de las DO españolas, que por la compra de un palet en los restaurantes regalan otro"
Los vinos del Empordà celebran cincuenta años de la creación de la denominación de origen con retos como el consumo y también el cultivo de variedades locales
GeronaLa DO Empordà acaba de cumplir cincuenta años y por primera vez las variedades de uva locales ganan en extensión de cultivo las foráneas. Todavía hay más novedades en estas cinco décadas, como que los restaurantes del Empordà ofrecen en sus cartas preferentemente los vinos de la denominación de origen. Y así es a pesar de la gran competitividad del mercado. "Es imposible luchar contra las ofertas de las denominaciones de origen españolas, que por la compra de un palet regalan otro", dice la presidenta de la DO Empordà, Carme Casacuberta, quien comenta que entre el sector esta práctica se conoce como el 1+1. "Nuestra producción artesanal lo tiene difícil con estas ofertas, pero, sin embargo, sostengo que en los últimos diez años los restaurantes han apostado de lleno por nuestros vinos", añade.
Sobre las variedades locales, Casacuberta comenta que las cariñenas y las garnachas suponen el 60% del cultivo, mientras que el 40% restante lo ocupan el merlot, el cabernet sauvignon, la syrah y otras blancas internacionales. Aún hay más cambios. Si hasta hace pocos años la DO Empordà era una tierra de vinos tintos, actualmente la producción de vinos tintos y blancos está al 50%, y empieza a desequilibrarse a favor de los blancos. "Somos una tierra de grandes blancos frescos y también de guarda", explica la presidenta de la DO Empordà, quien asegura que ya está asumido que un vino blanco puede costar más que uno tinto.
Ha ayudado el hecho de que las variedades locales se cultivan cada vez más. "Todo ha cambiado en poco tiempo, porque la cariñena blanca fue declarada como variedad oficial de la denominación de origen Empordà en el 2018, y el año pasado pasó con la cariñena gris", explica Casacuberta, que también es enóloga de la bodega Olivardots. En los pocos años que las variedades cuentan con el visto bueno de Europa, las bodegas han plantado más viñedos de cariñena, hasta el punto de que la cariñena blanca tiene ya veinte hectáreas, y la cariñena gris, seis.
Variedades que se proyectan en el futuro
Como ocurrió con todas las denominaciones de origen, hubo un momento en que se prefirió las variedades foráneas, pero actualmente "son las que no aguantan las temperaturas altas, y si queremos crecer, si queremos proyectarnos en el futuro con vinos de calidad, debemos plantar y recuperar las cariñenas y las garnachas", continúa explicando Casacu con la excelencia fue el Gran Claustro, de la bodega Perelada, que salió al mercado por primera vez en 1993.
En estos cincuenta años de historia, la DO Empordà ha pasado de todos los colores, oscuras también. Los incendios que arrasaron el territorio en 2012 y 2021 son dos de los momentos trágicos. "Es entonces cuando te das cuenta de lo importante que es la viña para el territorio, porque hace de cortafuegos, porque son espacios limpios, no tan inflamables como los bosques", dice Casacuberta, que recuerda cómo vivió ella como enóloga junto con su hija, Carlota Pena, el fuego del 2012. "Campaño, donde tenemos nosotros las , atravesar a todo el pueblo, y así fue durante tres días". Carme dice que ni siquiera pudo acceder a la bodega, ni a la población, porque las comunicaciones estaban cortadas: "el fuego lo iba devorando todo a su paso, pero no pudo ni con los alcornoques ni con los viñedos". Y en este punto, la presidenta de la DO Empordà, lo matiza, porque la viña sobrevivió, pero el fuego sí quemó las hojas, y sin hojas, la uva no madura.
Como el incendio fue en julio, en septiembre no pudieron cosechar toda la uva. Y la otra parte que cosecharon, tenía aroma de humo. La alta temperatura del fuego que lamía la viña hizo que la cepa rompiera lo que se dice técnicamente las cadenas de lignina, y de ahí que adquiriera el aroma de humo.
La historia ha quedado atrás y actualmente la DO Empordà tiene marcados los nuevos retos de futuro. Para empezar, "con el Instituto Catalán del Vino, INCAVI, estamos estudiando la garnacha y la cariñena en relación con el terruño", dice la presidenta de la DO Empordà. Para continuar, "ponemos mucho esfuerzo en la promoción del enoturismo, que quisiéramos que nos llevara un turismo interesado en el patrimonio histórico, cultural, el mar y la montaña, que es lo que engloba la denominación de origen". Dentro de este objetivo, la DO ha creado por primera vez el Festival Terrer Empordà, que tuvo lugar entre el 15 y el 18 de mayo en parajes emblemáticos: el monasterio de Vilabertran, Empúries, Cadaqués, San Pedro de Rodas y Calonge, donde se realizaron catas de los vinos de la denominación de origen. Y en abril hizo otro, Vívid, con el que dieron la charla 10 vinos para celebrar la historia, que condujo a la arqueóloga y sumiller Romina Ribera. Por último, los Toques de Vino de Girona, ya consolidados, que tendrán lugar en la Devesa de Girona del 13 al 14 de junio, y en los que participarán catorce bodegas con catas también programadas en lugares emblemáticos de la ciudad de Girona. Además, Casacuberta relata que habrá itinerarios que conectarán patrimonio, viñedos, bodegas y vinos.
Por último, Carme Casabuerta señala que la venta de vinos, en general, no sólo de la DO Empordà, disminuyó un 10% en el 2024. "El público joven no ha entrado en el mundo del vino, y el adulto es el que deja de tomar", probablemente por salud y porque los hábitos de vida saludable han demonizado el alcohol. La tendencia a la baja en el consumo también es en todo el mundo, y tanto es así que el INCAVI está tramitando la ley de los vinos sin alcohol, que probablemente hará que no digamos vino en la bebida fermentada con 0,00 grados porque incumple la definición de vino. "Si dejamos de beber vino, dejamos de cultivar el viñedo que actúa como cortafuegos de posibles fuegos, pero también perdemos nuestra historia, economía y cultura", concluye la presidenta de la DO Empordà.