Una botella de vino que le guste especialmente puede ser un buen elemento de decoración. Reutilícela como jarrón para flores, portavelas o como luz de mesa bien original. Con algo de creatividad, le podemos encontrar múltiples usos.
¡Pasen y beban! Un blanco de Alella
Es un vino que gustará a todo el mundo y que, además, digámoslo con la palabra precisa, es "muy gastronómico"
Alta Alella Parvus Chardonnay
- Variedad: Chardonnay
- DO: Alella
- Añada: 2023
- Productor: Alta Alella
- Para tomar solo escuchando 'Day Dream', interpretada por Duke Ellington, y leyendo 'Lo somni', de Bernat Metge, que es el número 42 de la MOLC
Yo diría que la frase con la que habrá que recibir en casa a los que amamos, esta Navidad, será "pasen y beban". Pasen y beban ese blanco de Alella tan festivo que tenemos hoy en la copa.
De Mireia Pujol-Busquets, que hace el Parvus del 2023 que nos tomaremos hoy, os hablé, en estas alegres páginas, hace unos meses. "Mireia tiene una hermana y una bodega", esa era la frase que escribí entonces, tomada de ella. Porque trabaja en bodega desde los cinco años, cuando sus padres dejaron los trabajos para hacer este acto cultural que es hacer vino, y siente y ama las cepas como su familia. Los padres compraron una pequeña finca, la finca Vallcirera, y plantaron una hectárea de chardonnay y pasa blanca, que hoy es Paraje Calificado de la DO Cava. De ahí salen los parajes que hacen en la bodega Alta Alella, como por ejemplo Mirgin Exeo, un gran reserva brut nature que te aparece enjoyado y perfumado, vestido con esta botella larga y estilizada que deja ver el dorado de lo que hay dentro, y deja ver, también –y eso me encanta– las pequeñas burbujas que hay en el cristal. Son pequeñas imperfecciones que nos recuerdan, en cambio, que ahí habrá burbujas perfectas. Con Mireia, como miembros secretas de la hermandad de la burbuja, nos entendemos bien. A ella, como a mí, le gustan los espumosos con crianza pero muy frescos.
Pero vayamos al Parvus, un vino blanco monovarietal de chardonnay. Se llama así porque cuando empezaron a hacerlo salía de viñedos muy jóvenes. Parvus, o sea, aprendiz. Es uno de los primeros vinos que hicieron. La cosecha de este Parvus es la 23, que fue una de las vendimias más tempranas que Mireia recuerda. Cada año, desde que el cambio climático está aquí, han ido vendimiando más temprano. El Parvus es tropical, quizás algo tropical, porque es equilibrado: tiene mucho volumen en la boca, una densidad que te hace cerrar los ojos y mover la cabeza, pero también mucha frescura.
Uno de los retos de tratar variedades "internacionales" o "no autóctonas", siempre todo entre comillas, es que reflejen el lugar de donde están. Parvus transmite el Mediterráneo, con el punto salino que te hace salivar sólo entrando en la boca. Transmite el terroir. Hace que resalte la gran singularidad del suelo de sablón y de la marinada, que crea este baile entre la tierra y el mar.
Es una botella muy regalo, porque la etiqueta, una acuarela pintada a mano, entiendo que quiere reflejar que en la viña y en la bodega también todo lo hacen a mano. La poda, la vendimia... Los colores de esta etiqueta te preparan el ánimo para lo que vas a probar. Es un vino que le gustará a todo el mundo y que, además, digámoslo con la palabra precisa, es "muy gastronómico". A todo el mundo le gusta mucho la chardonnay (a mí también). "En Navidad cocino yo, me ha tocado a mí –dice Mireia–. Haré cóctel de gambas de primero –declara riendo–, y después pollo con ciruelas y piñones". Me dice esto porque este Parvud tan untuoso y goloso puede ser perfecto para el pollo que dice. O para unos canelones. ¿Un vino blanco para el pollo con ciruelas y los canelones? Vamos que sí, este sí. Y con crema, y con pasta... Con el cóctel de gambas, sin embargo, un Laietà Rosé, que será lo que diga a todo el mundo "Bienvenidos a mi casa". Oh, sí, pasen y beban con los que aman. Para eso es ese vino.
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