Ni un día en casa

Restaurante Bo de Bernat: un sueño familiar hecho realidad

Hace dos años Bernardo Dalisay y su esposa abrieron este restaurante persiguiendo un sueño

Restaurante Bo de Bernat

  • Dirección: calle del Comte d'Urgell 27. Barcelona
  • Carta: muy amplia
  • Obligado: los caracoles de Bernat
  • Vino: beber con porrón, la mejor opción
  • Servicio: muy familiar
  • Local: estrecho y con ruido, pero auténtico
  • Precio por persona: 30 €

Con sólo 21 años, Bernardo llegó a Barcelona desde Filipinas acompañado por su madre y su hermano mayor. Llegaron sin nada. "Solo había estudiado hasta cuarto de ESO, en casa no había dinero para estudiar más. Vinimos para encontrar una vida mejor", recuerda. La primera experiencia laboral fue en un hotel en Gerona, donde trabajó durante dos meses limpiando habitaciones. "Era un trabajo sólo por cinco días, pero la jefa del hotel estaba contenta y nos renovó". Posteriormente, trabajó limpiando y planchando en una casa, un trabajo con el que, a su juicio, no le caían los anillos. "En Filipinas no había trabajado de nada", añade. La vida de Bernardo cambió cuando empezó a trabajar en la cocina de un restaurante gallego en Barcelona, ​​donde permaneció durante once años. "Mi encargado siempre me decía: '¡Tú puedes volar solo!" Sus habilidades culinarias y su dedicación no pasaron inadvertidas y eso le llevó al restaurante Gelida, donde trabajó otros once años. Bernardo Dalisay decidió seguir el consejo de su antiguo jefe y volar solo. Analiza de la Cruz, abrieron el restaurante Bo de Bernat justo hace dos años. "Decidimos perseguir ese sueño. Si sale bien, bueno, y si no sale bien, pues también, sin reproches". El nombre del restaurante tiene poca historia: un amigo le sugirió que bautizarlo como "El Racó de..." estaba muy gastado: “ Pon lo mejor de ti y en catalán”. Así lo hizo El Bo de Bernat ha conseguido un éxito notable en Barcelona, ​​ofreciendo una carta que mezcla platos tradicionales del Gelida con nuevas creaciones. mientras que Analisa se encarga de la gestión de la sala, y la hija de los dos, Elisa, les echa una mano. Juntos han creado un lugar que está lleno prácticamente todos los días, cosa que les llena de orgullo. Clientes que son habituales cada día, como Diego y su mujer, que se sientan justo en la mesa de nuestro lado, están enamorados de la cocina de Bernat y elogian todos los platos. .Calidad y precio inmejorables!”

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Alentados por las explicaciones del matrimonio, decidimos celebrar la fiesta del colesterol pidiendo platos para compartir, como medio y medio (capipota y tripa), los caracoles de la plancha; los huevos fritos con chistorra ;un bacalao a la lata con judías que se deshace en la boca, y la media de medio kilo, que hace de colofón final extraordinario. de la casa (un Priorat) con porrón. Bernat es un hombre de pocas palabras, pero con una historia poderosa. su vida y, en resumen, está contento. "Llevo más vida aquí que en mi tierra. Mirando atrás, todo lo que he hecho merece la pena y siempre me pregunto por qué no lo hice antes". Aunque han pasado diez años desde su última visita a Filipinas, Bernardo no olvida las raíces. Planea volver -pero sólo de vacaciones, porque todavía tiene familiares. Mientras tanto, se siente lleno con su trabajo en el restaurante, pese a las responsabilidades que conlleva. ". Esta es la historia del bueno de Bernat.