Los seis restaurantes en los que me llevaría a comer un mallorquín

El título de esta pieza no es nada engañoso. Llamé a un mallorquín amigo de la casa, el escritor Sebastià Alzamora, y le pregunté a dónde me llevaría a comer si estuviera en Mallorca y tuviera ganas de comer frita mallorquín, arroz sucio o porcella asada. Y no dudó ni un momento en hacerme una lista suculento para mojar pan. Así que la hacemos pública en caso de que visite Mallorca, vaya a menudo o, aún mejor, sea mallorquines.

Empezamos por Cal Dimoni en el pueblo de Algaida. Es una fantástica masía a pie de carretera. Come bien ya buen precio. Continuamos con Ses Torres, en Ariany, que dispone de un buffet libre, y por tanto, es ideal para carpantes y grupos amplios y diversos. Después vamos a Es Celler. Tienen uno en Petra y otro en Manacor. Tempón, tumbito, frito de matanzas, pamborle... Todos los clásicos hechos con amor.

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La cuarta propuesta es en Vilafranca de Bonany y es Ca na Miquela de ses Teuleres. Uno bar restaurante de pueblo cero turistificado y 100% auténtico. La quinta recomendación es el Celler Can Font, en Sineu. Podrá comer entre botas antiguas. Un hermoso edificio histórico que también es hotel.

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Y por último, uno de los fenómenos de la isla. Se trata de Es Cruce, también en Vilafranca de Bonany. Me dicen que es imposible encontrar a un mallorquín que no haya pasado. Recuerdo una crónica del propio Alzamora explicando su funcionamiento. El método de cola y los tenderetes para distraer a los que esperan, así como el volumen de gente que atienden todos los días. Un caso único en la isla, perfecto para grupos grandes.