El barco construido por alumnos de ESO que navega en la playa de Barcelona
La experiencia forma parte del proyecto educativo Harbors-BCN, que nació en París en 2022, y la escuela Montserrat ha sido la primera del Estado en participar
BarcelonaImpactante. Sorprendente. Emocionante. Divertido. Así describen Pol, Marcia, Marc y Maria, alumnos de 4º de ESO del Colegio Montserrat, el momento de este sábado en el que han hecho navegar un barco en la playa del Somorrostro de Barcelona. No es un barco cualquiera; lo han construido ellos mismos en la escuela, en un proyecto que ha convertido al centro escolar en un auténtico astillero. La experiencia forma parte del proyecto Harbors-BCN, una iniciativa que nació en París en 2022 para reactivar la orilla del río Sena a través de embarcaciones de madera y con la implicación de colectivos en riesgo de exclusión. Varias instituciones han querido replicar el proyecto en Barcelona, vinculándolo a la celebración de la Copa América este 2024, y lo propusieron a la escuela Montserrat, que se ha convertido en la primera escuela del Estado en participar y en hacerse suyo este proyecto educativo.
Los estudiantes han trabajado seis semanas en diez grupos y, con la ayuda de un arquitecto y del equipo maker de la escuela, han podido diseñar y construir la nave. Cuando se lo expusieron, Marc Rosàs había estado un trimestre en Gran Bretaña y le sorprendió mucho. Ahora, una vez terminado todo el proyecto, valora haberlo podido culminar y sobre todo dice haber aprendido a trabajar en equipo. Esto también lo dice Marcia Adroer, que dice que se ha dado cuenta de la importancia de este trabajo en equipo. Reconoce que cuando empezaron no tenía demasiadas esperanzas: "Te dicen que harás una embarcación y navegará y no te lo crees". Por eso, la ilusión es aún mayor en un día como hoy. "Muchos no sabíamos nada de la vela –dice Pol Correig–, no me lo esperaba tan profesional". Aparte de conocimientos aprendidos más allá del libro de texto y competencias que en el trabajo tradicional de aula no se dan, todos coinciden en que se lo han pasado muy bien, a pesar del trabajo que les ha llevado.
Maria Blanco ha sido una de las tripulantes. Navega desde pequeña y compite y, por tanto, está acostumbrada a la vela cada fin de semana. El proyecto le sorprendió y se esperaba una barca pesada, ancha y grande, pero ha podido poner en marcha una nave ligera y le ha resultado fácil. "Ha sido una nueva experiencia que me ha obligado a adaptarme en diez minutos al barco", explica Maria.
"Una oportunidad de oro"
El Colegio Montserrat realiza muchos proyectos de este tipo, pero normalmente se quedan en la fase de prototipo o maqueta. Por eso, la directora del centro, M. Mar S. Izuel, ve a Harbors-BCN como una "oportunidad de oro" porque les permite generar un aprendizaje "pasional, motivacional y vocacional" entre los estudiantes. "La gracia es que hacían un proyecto real", dice Ferran Fàbregas, coordinador de maker de la escuela, que explica también que los alumnos han podido ver el valor del esfuerzo y del trabajo esmerado para que las cosas salgan.
Además de todo el trabajo técnico y competencial que les ha aportado, Harbors también quiere ser una forma de sensibilizar a los más jóvenes "sobre la importancia del mar y sobre la necesidad de desarrollar el potencial del sector acuático y hacerlo preservando el ecosistema". Así lo ve Raquel Gil, concejala de Promoción Económica y Trabajo del Ayuntamiento de Barcelona y presidenta de Barcelona Activa, una de las instituciones que han impulsado el proyecto en la ciudad, junto al Instituto Europeo de Innovación y Tecnología y la Nueva Bauhaus Europea, la consultora Edenway y el estudio de arquitectura francés Ars Longa.
Gil destaca también que la celebración de la Copa América de vela es una "oportunidad inmejorable" para acercar a todo este sector, el de la economía azul, a la ciudadanía y mejorar su conocimiento. En este sentido, Izuel insiste en que hacer vela, para los barceloneses, quería decir ir a dos horas de la ciudad, y que este proyecto les ha acercado al mar. Por eso, cree que valdría la pena que Harbors-BCN no se quede sólo en el Colegio Montserrat, sino que se pueda replicar e, incluso, hacer una regata entre escuelas. Mientras esto no ocurre, el barco se quedará en el Club Patí Vela de Barcelona, disponible durante la Copa América. Después, volverá a subir a Collserola, en las instalaciones del Colegio Montserrat, con la ilusión de, al menos, sacarlo a navegar una vez al año. Los alumnos tienen claro que lo repetirían, así que encontrarán navegantes.