Por dónde empiezo

Carta a la familia que dio el corazón de su hija

Regalos como estos no hay, y somos unos grandes afortunados que pensasen en las personas que podían ayudar

Sara B. i Gerard B.
y Sara B. i Gerard B.

Querida familia,

Cada día y cada noche pensamos en el mayor regalo que nos ha hecho nadie, y habéis sido ustedes. Además, de forma desinteresada y desde la profundidad del corazón y el alma. Pensemos en vosotros como padres –hemos sufrido muchas veces por la vida de nuestra hija–, y creemos que es de mucha valentía y solidaridad la decisión que tomó en ese momento.

No sabemos si esta carta le ayudará a estar más tranquilos consigo mismo, a darle una razón de ser, un motivo de vida, pero queremos transmitirle que el corazón de su pequeña sigue latiendo y ha ayudado a dar una nueva oportunidad . Nuestra hija luchaba por vivir desde los cinco meses y, aunque siempre ha tenido una sonrisa para todos, ahora irradia felicidad y vida. Mucha más que antes. Queremos pensar que lleva un poco de su pequeña luchadora, que lleva algo de su resiliencia, y sobre todo de todo el amor del que ha estado rodeada.

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Les damos las gracias, unas gracias que no se pueden contabilizar, que no sabríamos –y de hecho no sabemos– cómo expresar. Y es un sentimiento agridulce, porque sabemos que supone que una vida se ha ido, pero en serio que no tenemos palabras para describir lo que representa para nosotros esta segunda oportunidad.

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Ahora nuestra tarea como padres es la de hacer valer este regalo tanto como podamos, mantenerlo, cuidarlo y HACERLO VIVIR, en mayúsculas. Esta pequeña parte que todavía sigue siendo en cierto modo vuestra, hacerla feliz, hacerla sonreír y vivir experiencias magníficas. Porque regalos como estos no los hay, y somos unos grandes afortunados que pensara en las personas que podía ayudar teniendo presente su dolor, que debía ser incalculable.

La canción

Cada día y cada noche, cuando poníamos a dormir a nuestra hija en el hospital, le cantábamos una canción, proyectando cosas buenas, bonitas. Le decíamos que era una niña valiente, una guerrera, que era un ejemplo para todos y que, a pesar de la larga, larguísima espera, un día llegaría su regalo más preciado y todo iría bien, podríamos volver a casa y podríamos vivir cosas maravillosas.

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Cada día y cada noche desde hace 12 meses, cuando ponemos a la pequeña a dormir, seguimos cantándole la misma canción, ahora recordándole siempre que esta segunda oportunidad le intentaremos disfrutar al máximo de una manera sana. Y damos las gracias a la princesa guerrera que ahora habita en su interior, y les damos las gracias y les enviamos un pensamiento muy fuerte a vosotros, para que tengan fuerza y ​​serenidad para encontrar la paz dentro del dolor.

Gracias y mil veces gracias por darnos la oportunidad de ser padres y poder ver la sonrisa de nuestra pequeña otra vez. No sabemos si le consolarán nuestras palabras, pero así lo esperamos. Hizo algo magnífico, consiguió regalar vida, estoy segura de que a más de un niño. Sois un ejemplo de valentía y entereza y les estaremos eternamente agradecidos.

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