'Coach' del sueño: ¿engañifa o solución?
Cada vez más familias agotadas recurren a 'coaches' expertos en sueño infantil, una figura cuestionada por los pediatras
BarcelonaHay pocas cosas más desmoralizantes que levantarse por la mañana con menos energía de la que tenías cuando fuiste a dormir. La amargura, la falta de paciencia, el cansancio… Muchas familias pasan más de dos años despertándose diez veces por noche, o más, con el llanto de su bebé. Un fenómeno que no es nuevo, que ha existido siempre, y que en los últimos años se ha puesto sobre la mesa. La sensación es que las madres y padres han roto la barrera que dejaba este sufrimiento dentro de los muros de los hogares y han entonado un "esto es insoportable" que ha derivado en una industria de coaches del sueño, planes del sueño, acompañamiento del sueño o regulación del sueño que ha explotado en los últimos cinco años. Pero, ¿quiénes son estos especialistas del sueño? ¿Qué hacen exactamente? Y sobre todo… ¿por qué los pediatras, en general, les critican tanto?
"Mi vecina y yo empezamos el mismo proceso con una coach del sueño. A ella le funcionó... ya nosotros no". Habla Susana, de Montgat, madre de Queralt. Cuando contrataron a la coach del sueño se despertaban catorce veces cada noche, y vivían al límite, agotados. Estaban completamente desesperados y decidieron buscar ayuda profesional para intentar que la pequeña durmiera más y mejor. El resultado no fue el esperado. "Lo veo como el método Estivill de hoy en día".
Laia Arumí, madre de Nilo, durmió muy poco durante el primer año, y cuando tuvo que volver al trabajo vio claro que necesitaban ayuda para tener un mínimo de descanso. En su caso, sacar el pecho por la noche fue una solución que les mejoró el día a día, en un plan de sueño de un mes que tenía mirada global. Está contenta con el resultado. “Lo he recomendado a todo el mundo.Al final, cuando no duermes, lo cuentas y te hacen preguntas curiosos”. Laia, que vive en Puigdàlber (Alt Penedès), recuerda que la pediatra les decía que el sueño es “un proceso madurativo” y que el pequeño no tenía ningún problema médico. “Nos dijo que el pecho era el que generaba esa situación. Pero claro, mi pediatra tiene tres hijos y había realizado el método Estivill. No era el perfil”, dice.
Este método hizo fortuna en los años 80 y 90, popularizado por el doctor Estivill, y consiste en acostumbrar a la criatura a las ausencias de los adultos durante la noche. Si los mayores no atienden al llanto del pequeño, se acaba resignando a estar solo y deja de protestar, automatizando los ciclos de sueño. Desde las corrientes de crianza respetuosa se ha señalado este método como un "adiestramiento del sueño", apuntando que es el agotamiento del bebé el que hace que finalmente se caiga rendido, y no sus propias herramientas de regulación del descanso.
"A nosotros la coach nos advirtió que habría que sostener el llanto con mucha firmeza, y al final no es lo que quieres. Dicen que es el método Estivill en versión respetuosa, pero la criatura no está feliz durante el proceso", dice Susana.
La pionera
Ella y su familia hicieron el proceso del sueño con Olga Sesé, una coach que hace ocho años que se dedica. En su web ofrece diferentes servicios para mejorar las noches de los pequeños de su casa: entre 250 y 450 euros dependiendo del grado de atención y la duración del acompañamiento. El método consiste en la aplicación de un método que envía online después de que los interesados rellenen un formulario. Son tratamientos a distancia en los que existe, en el caso premium, seguimiento telefónico.
Sesé es una de las pioneras que trajo desde el mundo anglosajón la figura de la coach del sueño. Se interesó porque ella también vivió la trinchera de la noche con la maternidad, y después de visitar la consulta, precisamente, del doctor Estivill, creyó que había que encontrar otros métodos. Venía del mundo del marketing, y se formó online con especialistas de Estados Unidos, Australia y Canadá.
"Los niños no son robots, ni máquinas. El proceso no siempre funciona al 100% y yo no ofrezco ningún método mágico. Nunca se me ocurriría decir a alguien que si me paga dinero, la criatura dormirá y todo funcionará como una seda" , dice Olga Sesé. "Ahora hay mucha competencia, pero yo fui la primera, y noto que a veces la figura de la coach pierde credibilidad porque hay gente que vende algo que no es, o que no sabe transmitir bien los métodos", asegura.
Preguntada sobre la necesidad de esta figura, Sesé considera que existe una demanda muy alta que explotó en el 2015 y que ahora todavía va al alza. "Es importante acompañar a las familias, ahora todas las mujeres están dentro del mercado laboral, todo el mundo cuida y trabaja y hay mucho cansancio"
Una perspectiva que no todo el mundo comparte. "El problema con el sueño lo tenemos los adultos. Queremos adaptar bebés recién nacidos a nuestros ritmos de vida, y al final las criaturas necesitan costumbres y rutinas, pero deben ser las suyas, no las nuestras", apunta Andrea Climent Olivares, enfermera pediátrica y asesora de lactancia. Desde su experiencia, considera un acto ególatra pensar que podemos enseñar a una criatura a dormir, "es como si quisiéramos enseñarle a utilizar el hígado", ironiza.
lo hacen durante la gestación, y que hasta los cinco años es normal que una criatura se despierte cada poco tiempo por la noche para realizar comprobaciones del espacio y asegurarse de que está en un lugar seguro. las nuevas formas de crianza y educación tienden a crear una patología de cualquier cosa. asegura con firmeza.
"No es un problema nuevo"
Josep Maria Casanovas es un pediatra recién jubilado. Ha estado 35 años de servicio en el Centro de Atención Primaria de Roquetes, en Barcelona, y también con su propia consulta en la plaza Virrei Amat, en el distrito de Nou Barris. Ríe con ironía cuando le preguntamos por las coach del sueño, se muerde un poco la lengua. Deja claro desde el principio que lo de coach le queda muy lejos. Y remarca: "Que los pequeños duerman mal por las noches no es un problema nuevo, es uno de los problemas más antiguos relacionados con los niños".
Casanovas considera que el sueño lo pueden trabajar los padres en el 90% de los casos. Por lo demás, apostaría por ayuda profesional, como un pediatra neurofisiólogo. "Estas figuras que han salido ahora... No lo sé, quizás hemos ido un poco lejos en este sentido. Pero todo el mundo debe ganarse la vida, y no criticaré ni pondré del revés a una gente que no sé exactamente qué hacen y que pertenecen a un mundo que desconozco", remacha.
Llenar un vacío
La Cris Moe es conocida con el nombre de Marita Mia, su cuenta de Instagram con más de 27.000 seguidores. Es asesora experta en destete, sueño de los bebés, crianza y maternidad. Su tesis es clara: el boom de todos estos servicios se debe a que ahora, por primera vez, las madres escuchan sus necesidades. “La mujer siempre ha estado silenciada. Antes si tu hijo no dormía te decían que le dejaras llorar o que te aguantaras. Esto ha cambiado. Por fin, las madres no son invisibles”, afirma contundente.
Ella no se siente cómoda con la etiqueta de coach del sueño, porque considera que pone en el mismo saco a personas que trabajan con métodos, perspectivas y puntos de partida muy diferentes. “La figura de la coach del sueño no está regulada, y hay de todo, como en todas partes. Es un trabajo criticado y juzgado, pero dentro de la profesión hay tendencias muy distintas. Algunas coach son muy radicales y trabajan con niños muy pequeños, o prometen resultados –Moe nunca habla de despertares ni quiere poner objetivos numéricos–. Yo no trabajo así”, aclara.
Sobre las críticas de los pediatras, Moe quiere dejar claras dos cosas: la primera es que ella siempre hace firmar un papel a las familias que acredite que el pediatra no ha diagnosticado ninguna patología clínica que pueda afectar al sueño. Y la segunda, es que los médicos suelen decirle a las madres que se despiertan diez o quince veces cada noche que esto “es normal y ya pasará”. Y lamenta: “Claro, esto está bien porque es verdad, la afirmación es cierta, pero a la vez le estás diciendo a la madre que se joda. No le das herramientas, ni recursos, ni recomendaciones… Y mamá piensa que muy bien, que vale, que va a pasar, pero que ella está agotada y no puede más”.
Y remata: “Los pediatras nos critican mucho, pero aquí había un vacío enorme. Las madres ahora atienden a sus necesidades, por fin han dejado de ser invisibles. Ese vacío es lo que estamos llenando nosotros”.