Una familia, un mundo

Cristina Clemente: así es la familia de la guionista de 'Com si fos ayer'

Vive con su pareja, sus dos hijos y dos perros en el barrio del Guinardó de Barcelona

La familia de la dramaturga Cristina Clemente, en la terraza de su casa
11/08/2025
4 min

BarcelonaCristina es guionista, dramaturga y directora de teatro y vive en el barrio del Guinardó, en Barcelona, junto a su pareja, Aniol, que trabaja en el ámbito de la educación en el ocio. Hoy me han invitado a cenar con Beren y Adela, sus hijos de diez y trece años respectivamente. Cristina y yo trabajamos juntas en el equipo de guión de Como si fuera ayer, aunque nos conocemos desde el año 2008 cuando coincidimos trabajando en El corazón de la ciudad.

La terraza es amplia y permite que Beren y Adela jueguen a fútbol siempre que les apetezca.

Nada más llegar me confiesan que han ordenado el piso para tenerlo presentable. La casa es cálida y acogedora y tiene una terraza muy espaciosa que permite que el Huracán y la Glopa, los dos perros, puedan tener espacio suficiente para esparcirse. Cristina no tenía especial interés en tener perro, pero unos primos adoptaron uno y les dijeron que había otros cachorros que buscaban familia. Adela y Beren no dudaron en reclamar uno, y Aniol tampoco porque siempre ha tenido perros. Cris se vio en minoría y aceptó el reto de agrado. El cachorro era el Huracán, un perro cariñoso y enérgico, que hace honor a su nombre. En 2023 llegó la Glopa de una forma inesperada y triste cuando murió el padre de Aniol. El perro y el abuelo vivían en una urbanización y Glopa no estaba acostumbrada a la ciudad. La familia contó con la ayuda de Carmen Abarca, otra compañera del equipo de guión de la serie y una animalista convencida de que les dio todo tipo de consejos. Cris comenta con humor, que ahora, cuando llega a casa después de quince días trabajando en Madrid por sus proyectos teatrales, al menos alguien la recibe con alegría y entusiasmo.

Preadolescencia, autonomía, límites y exageraciones

Con Adela y Beren nos conocemos de encontrarnos en los estrenos de teatro de su madre (este año ha tenido en cartelera Mujeres de radio y Laponia, en Barcelona). Y también porque son lectores, se han leído algunos de mis libros y me han hecho saber que les gusta mucho. Durante el confinamiento le envié a Adela El lenguaje secreto (Edebé) cuando aún no estaba publicado y, desde entonces, sigue leyéndome. Y también Beren, con quien coincidimos en un encuentro con escolares en Barcelona a raíz del libro Amigos monstruosos (Animalibros) y disfruté haciendo que pudiera presumir de conocerme y haciéndonos una foto juntos. De hecho, Cris me dice al oído que Beren estaba especialmente contento de que hoy compartiera cena con todos ellos y que mi último libro, el primero de la colección Liana (Cruïlla) también ha triunfado en su casa. Ambos son vitales, curiosos y cercanos. Adela tiene un punto más comediante y divertido que la preadolescencia aún ha acentuado más. Le pregunto por el primer año de instituto. Responde entusiasmada. Y Beren también parece contento porque Adela le abra camino y ya pide ir solo a la escuela el año que viene. El centro está cerca y van con una línea de autobús en la que todo el mundo se conoce, y Aniol y Cris se están planteando decirle que sí.

Si hay algo que les une y les entusiasma son los juegos de mesa. Juegan a menudo y les gusta descubrir nuevos.

Le pregunto a Cristina que es muy sufridora, cómo lleva el hecho de que los hijos empiecen a tener esa autonomía de movimientos. Me responde que está centrada en no pasar sus miedos a sus hijos y que lo está consiguiendo. Y que está harta de que se exageren los peligros que pueden afectar a niños y jóvenes. Sí, ocurren cosas, pero vale la pena confiar en los hijos. Tanto ella como Aniol hablan mucho con Adela y Beren de los riesgos de las redes y también de lo que puede pasar en la calle. Y a partir de ahí piensan que toca estar a su lado pero sin ser invasivo. Entonces me cuentan la vez que se alarmaron porque Adela había empezado a hablar con un grupo de gente desconocida a través de Discord. Adela les mintió diciéndoles que eran de la escuela, porque temía que los padres no lo vieran bien. La experiencia fue buena para todos. Para Adela por entender que mentir no era la solución, al contrario. Y para Cris y Aniol porque descubrieron que se trataba de un grupo de niñas y niños aficionados a Harry Potter y en un entorno bastante seguro y amable, además de interesante a nivel educativo y de promoción de la lectura. Y les hizo pensar que no hace falta demonizar internet así como así.

Arte y deporte

Felicito a Aniol por la tortilla de patatas y el gazpacho de la cena. Aniol es el cocinero oficial y cuando Cris va muy cargada de trabajo porque se le solapan las entregas de guión con la escritura o la dirección de sus obras de teatro, tanto en Barcelona como en Madrid, es él quien asume el peso de la logística familiar. Los desplazamientos o estancias fuera de Cris también les sirven para reencuentros familiares fantásticas que los vuelven a unir de forma especial.

Después les pregunto por las actividades extraescolares. Me dicen que procuran que tengan una actividad física y también, como no podía ser de otra forma, que descubran qué actividad artística les gusta más. Beren hace parkour y rugby y el próximo curso añadirá canto. Adela había hecho baloncesto, pero ahora hace danza y también teatro. Y está ilusionada con el taller de escritura que empezará en septiembre. Le pregunto a Cris si le gusta que Adela tenga interés en la escritura y me dice que sí, hasta el punto de que le dejó leer por primera vez el texto de una nueva obra de teatro que ha escrito a cuatro manos con Marc Angelet, su cómplice habitual y otro de nuestros compañeros de guión del Como si fuera ayer.

La familia de la dramaturga Cristina Clemente cenando en la terraza de su casa con Anna Manso.

Acabamos la cena riendo y recordando batallitas de cuando Cris y Aniol se conocieron porque iban a escuelas cercanas aunque "rivales". Y me dicen sentirse una familia comediante, amante de la ironía y del humor. Lo confirmo y añado que también son acogedores y unos anfitriones fantásticos.

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