Diario de una doble jornada

Mis hijos no leen

Una niña lee un libro de préstamo de una biblioteca publica
18/09/2025
3 min

BarcelonaMis hijos no leen y he intentado no ofuscarme con ellos. Siempre creo que habrá un día o un libro que les cambiará el chip y, de repente, querrán leer. Tiene razón Maria Pombo cuando nos dijo que debemos asumir que hay gente a la que no le gusta leer. Pero ilusa de mí me había tragado esa leyenda del "si tú lees, ellos leen" y por desgracia en nuestra casa este mantra no funciona. Si tengo la ropa nadie sale al patio, si alguien pone la mesa pues la para solo y si yo estoy leyendo una novela mis hijos miran una serie.

Mis hijos no leen (de momento, ¿eh?, no pierdo la esperanza) pero mis alumnos, sí. Hace años que culpamos a las pantallas y etiquetamos a los jóvenes de ser poco lectores como si en nuestra época estuviéramos todos sentados a la hora del patio leyendo elEneida. Hay que asumir que la lectura es una afición bastante minoritaria seas "boomer" o "generación Z" y leer en catalán es casi una hazaña. Además, les diré algo fuerte: hay días que veo más libros entre mis alumnos que entre el claustro. Es verdad que tenemos poco tiempo, que por las noches se nos caen los párpados ya veces hay libros que no nos enganchan y los dejamos cogiendo polvo durante meses en la pila de la mesita de noche. Vamos cortos de tiempo, sí, pero también de calma. Y sin calma es imposible entrar en una buena historia.

Muchos jóvenes sí leen y mira que se lo ponemos difícil. Pocas bibliotecas escolares, pocos prescriptores entre su entorno y mensajes del tipo "si lees harás menos faltas". Esto destrempa a cualquiera. Los que somos lectores, familias y educadores, debemos plantearnos el marketing que estamos haciendo de la lectura y hacerla más seductora. Y eso que cuando los hijos son pequeños empezamos motivadísimos y cae un cuento casi todas las noches. Pero a medida que los años van pasando lo dejamos un poco a un lado y nos cargamos la magia que tiene leer en voz alta.

'Bookstagramers'

Y pese a este panorama, los jóvenes sí leen y además tenemos la gran suerte de que muchos lo comparten. Desde aquí quiero aprovechar para dar visibilidad a todos los letraheridos que no sólo son grandes lectores sino que, además, nos lo cuentan en sus redes sociales. Escriben reseñas, hacen vídeos y nos recomiendan lecturas para salir de un paro lector o para leer los días de lluvia. Dedican horas a grabar, editar, poner voz en off, hacer miniaturas y mil efectos para conseguir una pieza lo más atractiva posible y contagiarnos las ganas de leer. No ganan nada porque es muy difícil o directamente imposible llegar a monetizar un vídeo que habla de libros y más si lo hacen en catalán. Pero les da igual. Siguen publicando de manera generosa y les basta con un pequeño reconociendo en forma de comentario cuando alguien les dice "gracias a ti he vuelto a leer" o "muchas gracias, me ha encantado".

Es evidente que quien habla de libros lo hace por militancia literaria y lingüística, sin ninguna aspiración a hacerse famoso o dar el salto a un medio de comunicación. Y me sabe mal ver cómo esta tarea de pico y pala que se hace en "bookstagram" a menudo se menosprecia o no se valora como toca. Queda claro que a la hora de trabajar en "la nuestra" buscan caras conocidas y con muchísimos seguidores y, por tanto, esto es incompatible con los creadores que han priorizado nuestra lengua. Sólo espero que este panorama tan áspero no les eche atrás y que todos los jóvenes que llenan de libros nuestras pantallas se sigan contagiando las ganas de salir corriendo a nuestra librería de confianza.

También decía Maria Pombo que leer no te hace mejor persona y tiene toda la razón. Ojalá, ¿eh? ¿Se lo imagina? Lee esta trilogía y te convalidamos el Nobel de la Paz. No te hace mejor persona, pero sí te hace más empático, más abierto, más tolerante, más crítico, más creativo y sobre todo te hace más feliz. Mis hijos no leen, pero me seguiré esforzando para que algún día lo hagan.

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