Actividades en familia

Seis excursiones para realizar en familia este verano

Las vacaciones de verano son una buena ocasión para disfrutar todos juntos de la naturaleza

BarcelonaEn bicicleta, a pie, de baja dificultad y de más atrevidas, le proponemos seis excursiones para hacer grandes y pequeños durante estas vacaciones.

1.
Vía verde en Horta de Sant Joan

La bicicleta siempre es una buena opción para realizar una salida diferente y practicar deporte en familia y no siempre es necesario llevarla al coche, que cuando se va en familia es muy complicado. En las Terres de l'Ebre lo saben y lo ponen fácil con un pedazo del recorrido de la antigua vía férrea del valle de Zafán, que unía el Aragón y el mar Mediterráneo. En función de si vamos con niños mayores o menores, se puede optar por hacer más o menos tramos. Una opción es empezar la ruta desde Horta de Sant Joan o Pinell del Brai y terminarla en la Estación de Benifallet. Si se empieza en Pinell del Brai se hacen unos 10 km, todos de bajada. Los más valientes y entrenados pueden ir hasta Xerta, unos 18 km, o hasta Tortosa, unos 32 km. Quienes llegan a Tortosa, si no están cansados, pueden seguir también el carril bici que va desde esta población hasta L'Aldea, por una carretera antigua.

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¿Y por qué es atractiva esta vía verde que se ha hecho tan popular en los últimos años? Pues porque el recorrido pasa por túneles de trenes, puentes, gargantas del río Canaletes, bosques y por el río Ebro. Como el inconveniente es la vuelta, para recuperar el coche, hay empresas que organizan las rutas con el alquiler de bicicletas y el traslado del coche e incluso el almuerzo en la Antiga Estació de Benifallet o en Xerta.

2.
Una caminata y algo de aventura

Para las familias con niños y niñas más pequeños (o con menos ganas de hacer ejercicio) pero intrépidos, también hay opciones de empezar a caminar y tomar el gusto por el senderismo. En Sant Quintí de Mediona hay una posibilidad bastante vistosa, distraída y, sobre todo, muy fácil. Se sale del campo de fútbol municipal de Sant Quintí de Mediona y se va hasta el parque de aventuras Les Deus Aventura para coger el sendero que le rodea. Los niños deben ir, eso sí, acompañados de un adulto, porque se pasa por antiguos márgenes y bancales, por encima de la roca, por dentro de una cueva y el sendero termina dentro de una torrentera. Con tantos elementos, ¡no hace falta decir que no es apto para cochecitos! Para acabar de redondear la mañana o la tarde se pueden realizar los circuitos de tirolinas y de aventuras que hay preparados también para todas las edades: desde las criaturas de tres años hasta los adultos pueden optar por las tirolinas, escalada, túnel, toboganes, piscinas de bolas...

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3.
La poza de la Mola

En el área metropolitana también encontramos la naturaleza con un acceso fácil y pequeñas excursiones que pueden salvarnos un día de verano como es la de la poza de la Mola, en el Baix Llobregat. Está en el municipio de Corbera de Llobregat, pero es mucho más fácil llegar desde Sant Andreu de la Barca. Si lo que se quiere es andar fuerte, ésta no es la opción adecuada: el recorrido es inferior a los dos kilómetros. Pero es ideal para las familias poco entrenadas, ¡eso sí! Se puede llegar en transporte público desde Barcelona y si se va en coche se puede dejar en Sant Andreu de la Barca (en la calle Josep Tarradellas) y caminar por la calle Lluís Companys hasta que después de convertirse en una pista de tierra se encuentra un camino a la izquierda. No sufra, que está todo indicado, y seguramente no será los únicos que habrá tenido esta idea; por tanto, también se puede seguir a la gente. Al poco rato se llega a una zona de piedra rojiza: la parte superior de la cascada. Si desea bañarse se debe bajar hasta la base de la cascada, por lo que los escarpines están más que recomendados. Este camino ya no es tan fácil, pero es una buena experiencia para todos. Después del baño se puede deshacer el camino o seguir un par de rutas circulares.

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4.
Prado de Cadí desde Estana

Una caminata algo más larga pero igualmente fácil, para todas las edades y con increíbles vistas. El camino de Estana a Prat de Cadí es una posibilidad para los veraneantes en la zona del Parque Natural del Cadí-Moixeró. Se camina una distancia de menos de 8 kilómetros para llegar a El Prat de Cadí, una zona extensa a 1.800 metros de altitud. La ida se puede realizar con una hora y media y la vuelta, de bajada, en una horita. Se puede dejar el coche antes de llegar a Estana, Coll de Pallers, en un aparcamiento habilitado al principio del pueblo, y es bueno saber que en la zona de este aparcamiento hay una mesa y una fuente, por si es necesario desayunar antes o almuerzo después de cansarse. La caminata permite gozar de la biodiversidad del Parque hasta llegar al objetivo. Hay quien dice que es uno de los lugares más bellos del Cadí, que permite contemplar los canales y paredes de roca de esta sierra. Es una ruta que se puede realizar en primavera, en verano y en otoño. En invierno se necesitarían raquetas, y el paisaje sería muy diferente pero igualmente espectacular.

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5.
Subida al castillo de Montsoriu

Esta excursión hace ya un poco de subida, pero sólo un poco: también es fácil y, sobre todo, acaba muy bien. Hay que ir en coche hasta el collado de Orri en Sant Feliu de Buixalleu, en la Selva, y de allí tomar el desvío a Fogueres de Montsoriu y seguir en esta dirección hasta el collado de Castellar, donde se encuentra el aparcamiento habilitado. Desde allí se puede empezar a andar por una pista forestal prácticamente hasta lo más alto. Son 2,8 kilómetros y, por tanto, a paso familiar, puede suponer entre media hora y 40 minutos. Los más atrevidos podrían empezar la ruta a Breda oa Arbúcies. Una vez arriba se pueden descubrir Arbúcies, Breda, Sant Feliu de Buixalleu, el Turó del Hombre e incluso, si hay buena visibilidad, se puede ver la Torre de Collserola, gracias a los 650 metros de altitud que ofrece la colina. Si tomas el picnic para pasar todo el día, la excursión acaba siendo más completa si se entra a visitar el castillo, una fortificación que data del siglo X y que se ha reformado hace pocos años. El grado de detalle nos permite hacernos una idea de vida en una de las fortalezas góticas más importantes de Cataluña.

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6.
Engolasters, un clásico

Para quienes no les importa hacer unos cuantos kilómetros más de carretera, el lago de Engolasters, en Andorra, es una muy buena opción para hacer senderismo en familia. Quizá no sea el lugar más auténtico del país de los Pirineos, pero se llega fácilmente a él y es una ruta sencilla y atractiva para los más pequeños, y quién sabe si será la manera de animarlos a ir más a menudo a la montaña. Se puede dejar el coche en un aparcamiento de pago y empezar la ruta poco después, en la zona del restaurante. Primero se pasa por la central hidroeléctrica y después se toma el llamado camino del Mig, un camino sencillo y llano en el que el lago nos queda a la izquierda y que nos lleva hasta la cabecera, donde se podrán ver pescadores que esperan que pique alguna tortilla. En esa zona, además de servicios, hay unos juegos de agua que entretendrán a los más pequeños (y no tan pequeños) y que imitan una central a muy pequeña escala. Grandes y pequeños pueden ver cómo funciona una bomba de agua y comprobar cómo la fuerza precisamente del agua hace girar las ruedas. Para terminar la ruta circular, se puede completar la vuelta al estanque por el otro lado junto al agua. Una vez en la presa, se vuelve al inicio o por el camino de atrás o por encima de la presa mismo. Antes o después de la caminata, también se puede visitar la iglesia románica de Sant Miquel de Engolasters, una pequeña joya del siglo XII.

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