10 rutas para hacer en familia
Os proponemos excursiones para que mayores y pequeños disfruten de ratos compartidos en medio de la naturaleza
Refrescarse en el Montseny
Caminar en verano es más divertido cerca de lugares con agua que, en cualquier momento, nos puede refrescar. Por eso, la primera ruta que proponemos está en la riera de Riells, en el Parque Natural del Montseny. Es un recorrido fácil que pueden hacer niños de todas las edades. Se inicia en la abadía de Sant Martí, en el municipio de Riells. Después de un pequeño tramo de pista, se atraviesa el río y se empieza una caminata entre castaños centenarios que para los más pequeños será divertida gracias a los riachuelos y pequeños gorgs que se van encontrando, y para los más mayores puede ser el descubrimiento de un paisaje increíble. Y al final, el Gorg Negre es de remojo obligado.
Para todos los niveles
Para los amantes de los lagos de alta montaña, Tristaina –en Andorra– es una cita ineludible. La ruta puede gustar a senderistas experimentados –si se hace toda– y a familias con principiantes –si se llega solo al primer lago, por ejemplo, donde se puede llegar en muy poco rato–. Lo más complicado, hoy por hoy, es asegurarse de si se puede llegar con el coche hasta la Coma o no.
Un tesoro en la sierra del Montsec
No es tan conocido como el de Mont-rebei, pero la sierra del Montsec esconde un desfiladero magnífico para recorrer en familia (siempre que no tengamos vértigo, ¡claro!). Es el del Mu, en la Noguera. La ruta ideal es recorrer todo el desfiladero hasta Alòs de Balaguer. Se llega por la C-13 desde Camarasa y se puede dejar el coche antes de empezar a andar por la pista al lado del río Segre. Uno de los grandes atractivos de la salida es la pasarela metálica que lleva hasta uno de los puentes de madera más fotografiados de la zona. ¡La imagen da para eso y más! De aquí, se continúan los 14 kilómetros (ida y vuelta) hasta Alòs. Tiene muy poco desnivel, pero, si los más pequeños no lo aguantan –ahora en verano puede ser que el día sea caluroso–, siempre se puede dar media vuelta y aprovechar el río para darse un baño refrescante.
Una ruta de 25 kilómetros
Una ruta para hacer en dos días –25 kilómetros en total– y dormir en un refugio, el de Musté i Recasens es el GR desde la Riba hasta Alcover, pasando por Mont-ral y el barranco de la Font de l'Om, en las montañas de Prades.
Una ruta para niños de más de 7 años
També durante dos días y para conocer los puertos de Beseit, se puede hacer una pequeña ruta por el valle del Mascar, dormir en el refugio del Caro y subir a la cumbre al día siguiente. Es apta para niños a partir de los siete u ocho años.
Apta para los más pequeños
En Andorra, la ruta del Ferro es una buena opción para los más pequeños. Se empieza en Llorts, en la parroquia de Ordino, y son poco más de cuatro kilómetros. La ruta, que quiere explicar una de las actividades importantes del país desde el siglo XVII, permite contemplar esculturas modernas hechas de hierro.
Descubrir la costa sur
Si no hace demasiado calor también es una buena opción un camino de ronda, concretamente el GR-92 desde Ametlla de Mar hasta Ampolla. Son algo menos de 17 kilómetros de paisajes bonitos.
Explorar la Costa Brava
Para familias con senderistas más mayores y con ganas de andar se puede explorar la Costa Brava. Desde Llançà se puede salir en dirección al monasterio de Sant Pere de Rodes y acabar en el Port de la Selva, donde seguro que podremos encontrar una cala para quitarnos el calor de encima.
Una excursión de poco más de dos horas
Una salida típica por el Pallars Sobirà está en el valle de Gerber, para descubrir los lagos. Se sale del aparcamiento del Clot Gran, en el puerto de la La Bonaigua, y en unas dos horas y media ya se puede haber hecho y deshecho el camino.
Visita al santuario de Cabrera
Si lo que se busca es llegar a una pequeña cumbre y tener buenas vistas (e incluso comer bien –previa reserva–), el santuario de Cabrera es una opción más que recomendable. Para los más caminadores se puede dejar el coche en el Sant Julià de Cabrera. Es un recorrido no muy largo, de unos cuatro kilómetros, que nos lleva hasta el santuario, pero para los menos entrenados se puede empezar en el cuello de Bram. La gracia de la ruta es que el retorno se puede hacer por las escaleras, ¡para cambiar!