¿Plantar un bosque a las puertas de la Sagrada Familia?

OlotEn la relación de la Sagrada Família con su entorno a menudo surgen fricciones, sobre todo por la afluencia arrolladora de turistas, que se comen los espacios de los habitantes del barrio. ¿Convertir la futura entrada por la fachada de la Gloria en un bosque serviría para reconducir la relación entre unos y otros? Ésta es la propuesta que el arquitecto José de Villar como tutor de uno de los grupos de la nueva edición de los talleres de verano de arquitectura, paisaje y fotografía que organiza el estudio RCR de Olot del 4 al 19 de julio. Con esta propuesta, la naturaleza se convierte en "la mediadora" entre la basílica y la ciudad. De Villar lo concreta introduciendo su entorno con una topografía más natural. "Se trata de conseguir confort urbano aplicando cómo funciona un bosque", dice el arquitecto.

En los últimos años el encaje urbano de la Sagrada Família se ha convertido en un tema jugoso en el taller. Además de la idea de un bosque, el grupo de Alberto Collet plantea ir más allá del puente por encima de la calle Mallorca para crear "un espacio que permita regular el flujo de visitantes y, al mismo tiempo, generar un espacio vacío en torno al templo", como dice Collet. Esto se traduciría en un espacio más amplio peatonal que también podría acoger otros usos. Y finalmente, Carlos Chacón propone la solución más transgresora para separar a los visitantes de la gente del barrio: crear un "claustro" cuyo recorrido se haría por las primeras plantas de los negocios que rodean la basílica, mientras que los vecinos continuarían con su vida a ras de suelo. Habría tres accesos, para repartir la tensión del millar de personas que entran en el templo cada hora.

Estas y las propuestas de los años anteriores se podrán ver en La Vila en 2026, coincidiendo con la capitalidad mundial de la arquitectura de Barcelona. "El conjunto de los ejercicios es muy coherente: la percepción de la Sagrada Família desde el territorio, desde la ciudad y el barrio", afirma Ramon Vilalta, uno de los fundadores del estudio RCR junto a Carme Pigem y Rafael Aranda. Además, La Vila acogerá una experiencia de realidad virtual sobre el espacio, y el Museo de la Garrotxa una exposición retrospectiva del estudio entre febrero y agosto.

Olot y su paisaje

Los otros dos grupos del taller de arquitectura y paisaje se dedican a explorar el potencial de una retahíla de calles y plazas que hay entre el casco antiguo de Olot y el Eixample Malagrida para recuperar la relación de la ciudad con el entorno volcánico, que se ha ido desdibujando a medida que ha ido creciendo.

Mientras que una de las ideas de la tutora Helena Trias es "sacar las actividades a las calles", más allá de los equipamientos culturales, los estudiantes de Mauro Turin plantean un doble análisis de los lugares y los programas, objetiva y subjetivamente. Siguiendo el método de trabajo de los RCR, Turin hace hincapié en trabajar "desde el cuerpo, a través de las emociones y las sensaciones", para conseguir recortar la "distancia psicológica" con la naturaleza. Consideran que la cultura mejora las calles y la vida de la gente.