El arte de Salvador Dalí para plagiar
Un nuevo libro revela cómo el artista usó en algunas obras imágenes extraídas de la revista 'La Nature'
BarcelonaA los artistas surrealistas les fascinaba el arte y la imaginería populares, y a menudo los usaron para llevar los objetos cotidianos a una nueva dimensión con un punto inquietante y la vez provocador. Una de las fuentes imprescindibles que utilizaron fue la revista de divulgación científica La Nature. Salvador Dalí no fue una excepción, como por ejemplo revela el estudioso daliniano Vicent Santamaría en el libro Lo que Dalí debe a la naturaleza (Sd Ediciones), un título con un punto penetrante porque el autor recuerda que Dalí despreciaba todo lo provenía de la naturaleza y consideró las rocas del Cap de Creus como un "ensayo de modernstyle geológico fallido, como todo lo que proviene de la naturaleza privada de imaginación". “Él no mencionó nunca la revista, solo hizo una referencia muy puntual en el Diario de un genio, donde dice que ha cogido un artículo de esta revista. Pero no solo cogió imágenes, sino también artículos e ideas. Para él fue una fuente de conocimiento fundamental”, defiende Vicent Santamaria.
Este descubrimiento puede tener un punto polémico porque se lo puede considerar un plagiador, por el valor que se da a la originalidad artística. Pero al mismo tiempo refuerza la vigencia del arte de Dalí, en un momento en el que es habitual que los artistas trabajen con materiales de archivo o encontrados. A pesar de todo, el caso más flagrante de este apropiacionismo se encuentra en una de las ilustraciones de La vida secreta de Salvador Dalí. Para evocar una estancia que había hecho en el Molí de la Torre, una propiedad de un amigo de su padre, Pepito Pitxot, Dalí usó un grabado de un enjambre de abejas, lo tituló Hormigas en rotación y firmó encima de la firma del autor, Clément, que fue uno de los ilustradores más importantes de la revista.
Salvador Dalí tuvo acceso a la revista a través de números viejos que encontraba en mercados de segunda mano. Empezó a usarla a finales del año 1932 y a principios de 1933. El aspecto más importante de este método de trabajo se encuentra en las pinturas que surgieron: entre las más destacadas está Un farmacéutico levantando con suma precaución la cutícula de un piano de cola, Melancolía diurna y Construcción blanda con albaricoques hervidos, datadas de 1936. En todas aparece el terapeuta húngaro Rudolf Eisenmerger extraído de un artículo donde aparece accionando el aparato de respiración artificial que había creado y que pronto quedó obsoleto. “Dalí no solo omitirá que este personaje que aparece en sus cuadros fue extraído de La Nature, sino que, además, para crear más confusión, dirá posteriormente que se trata del farmacéutico de Figueres Deulofeu, el padre de Alexandre Deulofeu, el progenitor del célebre autor de La matemática de la historia, que también fue farmacéutico y amigo de Dalí, y con quien el pintor solo se llevaba unos meses”, explica Santamaria en el libro.
En paralelo a la apropiación de las imágenes, otra de las aportaciones de Santamaria es que algunas pinturas de Dalí de aquellos años son tan pequeñas porque las adaptó a las medidas de las ilustraciones de La Nature que usó, si bien otras veces las amplió. Este es el caso de La justicia geológica, un cuadro protagonizado por un dique de la duna de Helgoland en la costa alemana. La justicia geológica formó parte de la exposición del Museo Meadows de Dallas Dalí. La poética de lo que es pequeño 1929-1936, pero es una de las pinturas de Dalí de las que se ha hablado menos, quizás porque la imagen solitaria del dique es una rareza en unos años en los que las pinturas del artista están llenas de elementos susceptibles de ser interpretados. Después de consultarlo en la revista de donde proviene la imagen, Santamaria ha podido observar que el cuadro es solo algo más grande que la ilustración. “Saber mirar es una manera de inventar”, dice Santamaria en el libro citando Dalí.
También salieron de La Nature las mujeres bailando que aparecen en el cartel de la película nonada Babaouo y un sapo de Surinam que publicó en el libro El mito trágico de 'El Ángelus' de Millet. Décadas después publicó imágenes de un artículo sobre el origen de la vida y unos grabados de Dürer sobre la perspectiva, en el libro 50 secretos mágicos para pintar.
Salvador Dalí siguió copiando ilustraciones populares y motivos de otras obras de arte después de la etapa esplendorosa de los años previos a la Guerra Civil. Cuando volvió de Estados Unidos, a finales de los años 40, después de pasar ocho años, sus detractores usaron el descubrimiento de las fuentes de algunas de sus imágenes para atacarlo. Uno del primeros dardos fue un artículo anónimo aparecido en la revista Destino en diciembre de 1951 que acusaba a Dalí de ser un imitador por haber usado tres cabezas de caballo del pintor británico John F. Herring en los decorados del ballet Tristán loco, que se había podido ver en el Liceo en mayo de 1949. Como también explica Santamaria, otra de las críticas vino de Luís Monreal en el Noticiero Universal: “La gente cree que Dalí es un pintor eminentemente original cuando la originalidad es la condición que posee en menor grado”, espetó el crítico. En cambio, otros dos críticos, Rafael Santos Torroella y Miguel Utrillo, apoyaron al ampurdanés.
La polémica se volvió a encender cuando Dalí, que negaba las acusaciones de plagio, usó el perro que hay a los pies del Martirio de san Cucufate, de Aine Bru, conservado en el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC), y culminó cuando un joven pintor de Riudoms, Josep Maria Baiges i Jansà, acusó a Dalí de haber copiado un Cristo que había presentado a un concurso de carteles de Semana Santa para el célebre Cristo de San Juan de la Cruz de Dalí. El artista ampurdanés insistió en que no había visto el cuadro de Baiges i Jansà, y en que había encontrado la inspiración en el místico castellano. “A todos se nos ocurren las mismas cosas”, concluyó Dalí en una entrevista que concedió entonces. “Y en esto consiste el mensaje surrealista –dijo también–, el común denominador del espíritu humano en el subconsciente: igualdad en el sueño”.