Arte

Muere la emblemática fotógrafa Colita a los 83 años

Fue retratista de la Gauche Divine y de los integrantes de la Nova Cançó y uno de los grandes nombres de la contracultura barcelonesa

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Colita el día que presentó una exposición en la Filmoteca de Catalunya en 2021

BarcelonaLa fotógrafa Isabel Steva Hernández, conocida como Colita, falleció en Barcelona a los 83 años a consecuencia de las complicaciones de una peritonitis, según avanzó la agencia Efe este domingo por la noche. Colita fue uno de los grandes exponentes de la contracultura barcelonesa durante la década de los 60 y los 70, vinculada a la Gauche Divine y la Escuela de Barcelona.

"Mi padre sólo me regalaba cámaras de fotos, de escribir y guitarras, y no muñecas, para no educarme como una imbécil", recordaba el 2014, con motivo de la retrospectiva que le dedicó La Pedrera. Nacida en 1940 en Barcelona, ​​estudió civilización francesa en la Sorbona, en París, y de vuelta a Barcelona se introdujo en el mundo de la fotografía de la mano de Oriol Maspons, Julio Ubiña y Xavier Miserachs, autores destacados de la generación de fotógrafos posterior a la Guerra Civil.

En 1962, Colita -a quien bautizaron así porque cuando era pequeña le dijeron que la habían encontrado bajo una col- trabajó con Francisco Rovira Beleta en el rodaje de Los tarantos, hecho que la hizo curiosear por el mundo del flamenco. Tomó contacto con figuras como Carmen Amaya, Antonio Gades o Chunga, y publicó su primer libro de fotografía, Luces y sombras del flamenco. Colita colaboró ​​con la prensa más importante de la época: Fotogramas, Tele-Expreso, Destino, Mundo Diario, etc., y con destacadas cabeceras antifranquistas como Interviú, La Calle, Reportero o Cuadernos para el diálogo.

Maria Aurèlia Capmany

Contracultura y feminismo

Colita estuvo vinculada a los movimientos culturales antifranquistas y feministas y alternó su labor como fotoperiodista con trabajos sobre el movimiento cinematográfico de la Escuela de Barcelona y sobre la crónica gráfica de la llamada Gauche Divine. Recogió el ambiente que se vivía en la sala Bocaccio, en las fiestas públicas y privadas y en los encuentros en Cadaqués. Además, trabajó para la discográfica Edigsa, la gran impulsora de la Nova Cançó, para la que fotografió a cantautores como Joan Manuel Serrat o Guillermina Motta.

Colita destacó en el género del retrato y por delante su cámara pasaron los hermanos Terenci y Ana María Moix, Orson Welles, Ana María Matute, artistas como Ocaña o Paulovsky y escritores como Gabriel García Márquez. Entre las fotos que en el 2014 se pudieron ver en la antológica que le dedicó La Pedrera estaban también imágenes controvertidas como la del editor de Anagrama, Jorge Herralde, con sus secretarias Coral Majó y Anna Bohigas, en la que ellas, agachadas, mostraban las bragas a los pies de la mesa del editor, o la de un Juan Marsé sentado en su balcón con chanclas o la del poeta Jaime Gil de Biedma rodeado de sus perros.

La emblemática foto de Colita a Jorge Herralde y sus 'secretarias'

En los últimos años del franquismo y primeros de la Transición la cámara de Colita se hizo eco de los cambios políticos: manifestaciones políticas, sociales, feministas, actos electorales, políticos catalanes en el encierro en Montserrat y la muerte de Franco. Con la democracia, Colita centró gran parte de su trabajo en el paisaje urbano de Barcelona y su área metropolitana. Ventura Pons le dedicó el documental Cola, Colita, Colassa en 2015, y recientemente se la pudo ver también en el documental sobre Terenci Moix Terencio: la fabulación infinita (2023).

Entre las distinciones que ha recibido destacan la medalla al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Barcelona (1998), la Cruz de San Jorge de la Generalitat (2004), el premio especial del jurado de los Terenci Moix (2011 ) y el Christa Leem (2023). En 2014 Colita rechazó el Premio Nacional de fotografía otorgado por el ministerio de Cultura, entonces encabezado por José Ignacio Wert. "Mi condición de ciudadana catalana y la situación actual nada tienen que ver con mi renuncia", comunicó entonces. Tenía que ver con la lamentable situación de la cultura en España, que describió así: "Es de pena, vergüenza y duele en el corazón". La fotógrafa, fiel a su carácter contundente, agradeció al jurado que le dieran el premio antes de soltar un último comentario irónico: "Ignoro dónde está ubicado el ministerio de Cultura, e incluso si existe".

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