Museo del Arte Prohibido: arte radical dentro de una mansión modernista
La Casa Garriga Nogués acoge una cuarentena de obras que en algún momento han sido escandalosas
BarcelonaLa artista y activista sudafricana Zanele Muholi viaja siempre con su archivo encima. Es conocida por dar visibilidad a las lesbianas de su país –que sufren formas de violencia como violaciones supuestamente correctivas– y en el 2012 le robaron de su domicilio los discos duros con cinco años de trabajo, hechos que fueron calificados de robo político. El relato de una de estas mujeres, llamada Lena, en una imagen cargada de reconocimiento y elegancia, recibe a los visitantes del flamante Museo del Arte Prohibido, puesto en marcha por el cofundador de Mediapro Tatxo Benet. La nueva institución está ubicada en una joya modernista, la Casa Garriga Nogués de Barcelona, así que la primera impresión es la de contemplar una cuarentena de obras que en algún momento han sido censuradas, a veces por su radicalidad, en un entorno decididamente burgués.
La lista de artistas de la colección incluye grandes nombres del arte desde el siglo XVIII, como Francisco de Goya, Gustav Klimt, Pablo Picasso, Ai Weiwei, Robert Mapplethorpe, Andy Warhol, Tania Bruguera, Eugenio Merino, Núria Güell y Levi Orta. "Hemos hecho un ejercicio ambicioso de convertir una colección que se ha creado en poco tiempo en un museo que le da forma, y un relato que hace que de la suma de censuras surjan relaciones internas entre sí", afirma el director artístico del museo, Carles Guerra. "No hay salas dedicadas a temas, sino que predomina la impresión de una colección privada generada por una persona con un instinto, en este caso el de un periodista, cuyo ADN busca claramente la actualidad. Ahora la censura es un tema primordial y urgente que no solo merece un museo, sino mucho más", subraya Guerra.
Las obras expuestas hacen referencia a episodios históricos recientes, como la pandemia del VIH en Estados Unidos en los primeros años 80, la ola neoconservadora que caracterizó a los mandatos de Ronald Reagan, problemáticas como la imagen del cuerpo de la mujer en el mundo musulmán , los casos de pedofilia dentro de la Iglesia y las representaciones irreverentes de la Virgen María. En este sentido, se puede ver el autorretrato de Charo Corrales destrozado a cuchilladas Con flores en Maria, consistente en una Virgen María que se toca el sexo.
Algunas de las polémicas recogidas en el museo son muy próximas. Se puede ver la escultura de Ines Doujak con el rey Juan Carlos I sodomizado que provocó una profunda crisis en el Macba en el 2015. Y también las cajas de cerillas del colectivo Mujeres Públicas con el lemaLa única iglesia que ilumina es la que arde que el Museo Reina Sofía expuso en el 2014: aunque el director del museo, Manuel Borja-Villel, recibió amenazas para que las retirara, no se echó atrás. También hay Ideologías oscilatorias, el coche lleno de pegatinas franquistas de Núria Güell y Levi Orta que el Ayuntamiento de Figueres censuró en 2015.
"El Museo del Arte Prohibido es único en el mundo", asegura la directora del museo, Rosa Rodrigo. Además de la singularidad de la propuesta, el puntal de la exposición inaugural es el peso de las obras expuestas, entre las que también está Cristo clavado en un avión de guerra de León Ferrari (1920-2013) titulado La civilización occidental y cristiana, Franco dentro de una nevera de refrescos de Eugenio Merino (Always Franco) y la reproducción del letrero del campo de concentración de Auschwitz de Tania Bruguera. Este trabajo recuerda la historia del robo del rótulo original en el 2009 por parte de una banda que quería venderlo troceado por 150.000 euros. Bruguera acompañó la reproducción del rótulo con una performance donde un obrero rumano soldaba los trozos de la pieza o los polea. No quedaba claro si la estaba estropeando o la estaba reparando. "El Museo del Arte Prohibido es un espacio que recibe y amplifica voces, que permite multiplicar relatos", dice Rodrigo. Otra de las piezas expuestas es un desnudo femenino de Gustav Klimt que es un esbozo de un cuadro polémico titulado Medicina que fue destruido en 1945, durante la Segunda Guerra Mundial.
El precio de la entrada del Museo del Arte Prohibido es de 12 euros, la reducida cuesta 9 euros y las criaturas hasta 13 años tienen la entrada gratuita. La previsión de público que esperan recibir es de unos 200.000 visitantes anuales. El museo no tendrá exposiciones temporales y está previsto cambiar la muestra inaugural por una nueva selección de obras en un año.