Arte

Por fin el Museu Morera tiene una buena sede: el arte catalán moderno y contemporáneo luce en Lleida

Abre una nueva etapa cuya exposición tiene unas 470 obras, cuatro veces más que las anteriores

LleidaUno de los grandes retos de los museos de arte contemporáneo catalanes es consolidar la presencia de los artistas de la segunda mitad del siglo XX. Equipamientos como el Macba, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y el Museo de Arte de Girona, y otros privados como la Fundación Vila Casas y la Fundación Carmen & Lluís Bassat, trabajan desde hace años haciendo exposiciones y adquisiciones. Está previsto que la ansiada ampliación del MNAC marque un punto de inflexión, pero todavía queda mucho camino por delante para que se haga realidad. De momento, sí ha terminado bien la historia de otro museo, Jaume Morera de Lleida, ahora bautizado como Morera. Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Lleida, que se inaugurará el sábado a las doce del mediodía con una jornada de puertas abiertas. La gratuidad se prolongará hasta el 12 de mayo, ya partir de entonces el precio de la entrada general será de 5 euros.

Uno de los aciertos más importantes del director del museo, Jesús Navarro, y su equipo es que han forjado un festín de arte de posguerra con acento leridano, entre la Lleida de 1900 y el arte más reciente, con puntales como Leandro Cristòfol, Guillem Viladot, Josep Iglésias del Marquet, Benet Rossell y Ton Sirera. Emociona encontrarse con las obras de Àngel Jové, y sobre todo es emocionante darse cuenta de que el recorrido refleja el trabajo que han realizado en los últimos años los otros museos del país para difundir todos estos nombres, y muchos otros. "Reivindicamos el tiempo y el contexto como un elemento clave de los museos. No hemos realizado una exposición temática intemporal, sino que combinamos la cronología y los ámbitos temáticos", afirma Jesús Navarro. Además de las obras de la colección propia, existen préstamos de otros museos del país como el Museo de Arte de Cerdanyola, el MNAC y el Macba.

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"Hemos intentado hecho un relato del arte del país, pero desde la perspectiva de los artistas de Ponent, complementándolo con otros artistas del país. A menudo los relatos se hacen desde un punto de vista que deja en la penumbra lo que ocurre fuera de las grandes ciudades. Nos reivindicamos a nosotros mismos, y enriquecemos la mirada del país. Algunos de los artistas tienen una dimensión territorial, mientras que otros la tienen nacional e internacional", dice Navarro, que asumió el cargo hace prácticamente treinta años.

El recorrido arranca con el realismo pictórico en boga en la Lérida de 1900, con nombres como Carlos de Haes, que fue el maestro de Morera. Aunque la colección de Jaume Morera fue el origen del museo, ahora ya no supone el grosor más importante ni cuantitativa ni cualitativamente. Más adelante, los ámbitos están dedicados a temas como las vanguardias de los años 30 en Lleida, donde destaca también Antoni Garcia Lamolla, y la Guerra Civil, esta última representada por copias actuales de las fotografías de Agustí Centelles del bombardeo de Lleida. También existe un ámbito dedicado al efímero Grupo Cogul, un colectivo pionero de los años 60 en cuanto a la introducción del informalismo. En el terreno del arte contemporáneo, la muestra incluye los trabajos de numerosos fotoperiodistas, entre ellos Esther Remacha y el colaborador del ARA Santi Iglesias, y también de autores de cómic, como Miquel Gallardo. Y cierra el recorrido una fotografía de Jordi V. Pou tomada con IA.

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Una nueva exposición de la colección en 2025

El Morera abre sus puertas con todo el espacio expositivo dedicado a la colección permanente. Está formada por más de 5.000 obras y las 470 de la exposición actual, titulada Raíces y horizontes. Más de un siglo de arte, son cuatro veces el centenar de piezas de la colección que el museo podía mostrar de vez en cuando en la antigua sede del Convent del Roser, donde permaneció unos diecisiete años hasta que se tuvo que trasladar para que el edificio se convirtió en el Parador de Lleida. Está previsto que Raíces y horizontes esté en cartel hasta febrero del 2025. Entonces se cerrará una planta para empezar la programación de exposiciones temporales y las otras dos se cambiarán.

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El Morera está ubicado en la antigua sede de la Audiencia Provincial, rehabilitada por el arquitecto municipal de Lleida, Jaume Terés. En la nueva ubicación en la rambla de Ferran gana visibilidad en la ciudad, y puede desplegar todos sus servicios. "No lo definimos como un traslado sino como una nueva etapa del museo", subraya Navarro. El edificio tiene seis plantas, todas ellas de un blanco impoluto y articuladas en torno a un patio: en la planta baja se encuentra la recepción, la tienda y un atrio digital, es decir, un espacio donde se proyectará el vídeo promocional del museo y obras de videoarte y generativas de la colección. La entrada a esta planta es gratuita, e incluye la sorpresa de que se pueden ver integrados los restos de unas curtidurías del siglo XIII. De las cinco plantas superiores, las tres primeras están dedicadas a exposiciones y la cuarta en las oficinas y una reserva visitable y un taller de restauración. Y la quinta, de nueva construcción, incluye una gran sala polivalente pensada para que acoja el espacio educativo y el salón de actos. Asimismo, esta sala tiene unas vistas privilegiadas de la Seu Vella.

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A la espera de la respuesta del público y de las necesidades del nuevo museo

El Morera ha estado cerrando unos cinco años. Las obras han costado 6,2 millones de euros, de los que 5,3 millones corresponden a la rehabilitación del edificio y el resto a la museografía. 2 millones les ha aportado la Unión Europea, 1 millón el departamento de Cultura de la Generalitat y otro la Diputació de Lleida. El museo ha recibido casi un millón de euros del 2% cultural del ministerio de Fomento, siendo el resto fondos municipales. "Aquí hay un esfuerzo importante. Una de las bondades del proyecto es que hemos concertado la colaboración de absolutamente a todas las administraciones públicas, no es algo muy frecuente", dice Navarro.

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En lo que se refiere a las previsiones de público, Navarro no quiere aventurar cifras, porque ahora el Morera tiene un espacio inédito en su historia y no se pueden hacer comparaciones con momentos anteriores, y porque, tras la cóvida, los cálculos de visitantes son "muy relativos". Antes el museo recibía entre 12.000 y 15.000, y Navarro espera multiplicar esta cifra con creces. Tampoco detalla cuál es el presupuesto que cree que debe tener, porque todavía tiene que averiguar costes como el del mantenimiento, y seguro que tendrá que ampliar el equipo de siete personas que son ahora. "Me llamo Jesús, pero no puedo hacer milagros", concluye Navarro.