Arte y guerra

Olot, espacio seguro de creación para cinco artistas ucranianas

La residencia Faberllull acoge a mujeres provenientes de Ucrania para que puedan desarrollar su obra en paz

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Kateryna Krokha, una de las artistas ucranianas de la residencia en Olot

OlotDurante una semana, del 13 al 21 de septiembre, la residencia artística Faberllull de Olot se convierte en un refugio al abrigo de la guerra, lejos de las bombas y el estrés, para cinco creadoras ucranianas que no pueden dedicarse al arte en calma en su país. Son las videoartistas y escritoras Katerina Krokha y Hanna Trofimova; la compositora Evgenia Marchuk; la científica y ceramista Halina Istomina, y la diseñadora de moda e ilustradora Inna Sych. Todas huyen -algunas con hijos y la familia- de la guerra en Ucrania.

En la residencia de la capital de la Garrotxa han encontrado el clima de calma, comprensión y acompañamiento necesario para trabajar sus proyectos. La mayoría no se conocían antes de convivir esta semana y ahí han tejido complicidades y han encontrado muchos puntos en común. Todas toman la guerra que han vivido de primera mano como eje temático de sus obras y entienden el arte como un proceso de terapia personal para superar el trauma y denunciar la situación de su país en el mundo. Desde el estallido de la guerra, muchas mujeres ucranianas se han apuntado a la residencia de este centro del Institut Ramon Llull y ahora, por primera vez, coinciden cinco mujeres de la misma nacionalidad durante una semana.

Comprender las emociones de la guerra

"Vivo en Kiiv y allí no me siento tranquila, sino con angustia por los constantes ataques de drones y el peligro de las bombas. Por eso busco proyectos en el extranjero para poder marchar y crear en un ambiente de seguridad", explica Hanna Trofimova. "Hasta hace dos años pensaba que viviría en un mundo en paz, que las guerras eran cosa del pasado, y ahora en Ucrania ya no tenemos ese futuro asegurado". Para Trofimova, el papel del arte en el contexto de un conflicto bélico es fundamental: "Las noticias explican los movimientos militares y los hechos de la guerra, pero a través del arte podemos intentar comprender las emociones de las personas que viven estos eventos de cerca", defiende la videocreadora. La propuesta artística que trabajará en Olot va en esta línea: explora en primera persona cómo los sentimientos se bloquean como mecanismo de protección para poder sobrevivir a los hechos traumáticos de una guerra. "Vives en un estado depresivo y dejas de sentir tanto los sentimientos negativos como los positivos", concluye.

La videoartista Hanna Trofimova, en Olot

La guerra, "un sueño surrealista"

Katerina Krokha, que también crea a través de las imágenes y los textos, nació en Donetsk, una de las zonas más peligrosas, junto a la frontera rusa, y ahora se ha trasladado a vivir a una región menos amenazada del país. En medio del ataque ruso, ha filmado en primera línea los destrozos del ejército invasor, como la voladura de la presa y la central hidroeléctrica de Kajovka el 6 de junio, que causó riadas muy virulentas y afectó gravemente a la población civil. En Olot intentará editar todo ese material audiovisual para montar un cortometraje documental. "Fui allí, tengo las imágenes grabadas en la mente del agua destrozando pueblos y llevándose a personas y animales, pero, para mí, todavía es como un sueño surrealista fruto de mi imaginación, como si no hubiera pasado de verdad", comenta.

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