Arte

El pesebre de Pablo Picasso y Miquel Barceló

La cerámica de ambos artistas dialoga con piezas arqueológicas en la exposición 'Picasso x Barceló'

Miquel Barceló la exposición 'Picasso x Barceló'
16/12/2025
5 min

AlmeríaMiquel Barceló no hace muchas jerarquías entre disciplinas artísticas ni períodos históricos. Considera que la cerámica es "la madre de la pintura", ya partir de este martes 58 de sus cerámicas dialogan con 36 de Picasso y 33 piezas arqueológicas del Museo de Almería en la exposición Reflejos. Picasso x Barceló. El punto culminante del recorrido de la muestra en Almería es un ingenioso "pesebre-teatro", como dice el propio Barceló, que escenifica una Natividad. Él mismo lo montó el lunes por la mañana, "desconstruyendo" el trabajo que había realizado el equipo del museo, como dice socarrona su directora, Tania Fábrega. De hecho, desde hace 30 años Barceló hace cada año un pesebre con sus hijos con figuritas hechas por él mismo. "Traje piezas de mi taller que eran fragmentos, cosas inacabadas y figuritas, y las hemos combinado con las demás sin identificar de quiénes son. Es muy bonito, porque a menudo hay un toro de Picasso, un pequeño toro mío y otro fenicio, y están hechos con los mismos gestos o con unos parecidos, con una arcilla muy parecida y cocidas de una pizca. Pompeya hace dos mil años, una hecha en Palma y una que te ha hecho tu madre", dice el artista.

El belén-teatro con cerámicas de Miquel Barceló y Pablo Picasso y piezas arqueológicas del Museo de Almería

Y entre las piezas del pesebre-teatro hay una pequeña primicia: un fragmento descartado de la maqueta del relieve para el atrio de la fachada de la Gloria de la Sagrada Familia que entregó hace pocos días. Se trata de una superficie ondulada en la que hay tres figuras femeninas desnudas, sobre la que ahora hay una pequeña estatuilla de Afrodita. "El proyecto para la Sagrada Família tiene un comité teológico y el tema es muy preciso, el paraíso, el paraíso de la Gloria —dice el artista—. Es un concurso, o sea que, de momento, estoy lejos de poder decir que lo haré, pero sería divertido". Está previsto que la elección del ganador del concurso, en el que también participan Cristina Iglesias y Javier Marín, se haga durante los primeros meses de 2026. Barceló se define como "agnóstico" y tiene en curso otro gran encargo religioso, dos tapices para la catedral de Notre-Dame de París. "El arzobispo de París me dijo que alguien guía mi mano, y pensé que me encantaría que fuera cierto; me gustaría ser creyente porque la sensación que tengo es de caos absoluto", remacha Barceló.

Fragmento descartado de la maqueta del relieve de Miquel Barceló para la fachada de la Gloria de la Sagrada Família.

Una parte de las obras de Reflejos. Picasso x Barceló se encuentran mezcladas sobre una gran mesa que está planteada como una "arqueología de futuro", dice Miguel López-Remiro, director artístico del Museo Picasso de Málaga y comisario de la muestra de Almería junto con Tania Fábrega y Laura Esparragosa, las directoras, respectivamente, del Museo de Almería y el Museo de Cádiz, que acogió2. Entre ellas, se encuentra la cerámica más antigua de la exposición, de 7.600 años de antigüedad, peces y jarras despedazadas de Barceló, y un renacuajo con un tricornio y jarras grabadas de Picasso. Las demás, antes de llegar al belén-teatro, están distribuidas en cuatro pequeños ámbitos temáticos dedicados, respectivamente, a la figura femenina, el arcaico, los animales, la tauromaquia y los toros como animales mitológicos.

"Para Picasso, la cerámica constituye no sólo una forma de multiplicar su mensaje, sino también una vía privilegiada de articular tradición e innovación, memoria y modernidad, y para Barceló la cerámica representa un territorio de exploración donde confluyen lo ancestral, lo corporal y lo experimental", dice López-Remiro.

Cerámicas de Picasso, Barceló y piezas arqueológicas en la exposición 'Pîcasso x Barceló' en el Museo de Almería

Reflejos. Picasso x Barcelóes un proyecto concebido y realizado en colaboración con Miquel Barceló, el Museo Picasso de Málaga y la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso, con el patrocinio de la Fundación Unicaja y la colaboración de la consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía. El origen de la muestra se remonta a las conversaciones diarias que Miquel Barceló tenía con Bernard Picasso. "Nos hemos sorprendido de ver hasta qué punto estas piezas hablan entre ellas, como una pequeña figurita que tendrá 3.000 o 4.000 años junto a una mujer sentada de Picasso. Parece que las han hecho las mismas manos, como si Picasso hubiera hecho las dos, o que un artista del neolítico hubiera hecho la de Picas. y todo quedara como Pompeya, en cinco mil años los arqueólogos pensarían que toda la exposición es obra de un solo artista. Están hechas por las mismas razones, los mismos dedos y el mismo impulso, y seguirá siendo así, porque el arte es una necesidad humana, como ir de vientre y amar", subraya Barceló.

A Barceló siempre le ha gustado Picasso, aunque si tuviera que elegir se quedaría con las cerámicas de Joan Miró. "Picasso me interesa mucho como artista -dice Barceló-, desde que tengo 13 años, lo he leído y lo he estudiado, y nunca lo he dejado. Así como hay artistas que me gustaban cuando era adolescente y luego me dejaron de agradar, siempre he encontrado la forma de volver a Picasso. Incluso como actitud humana."

De Mali a los estragos del turismo en Mallorca

Barceló empezó a realizar cerámica en Mali con unas técnicas "propias del neolítico". "Tuve la suerte de empezar a hacer cerámica más bien; otros artistas como Picasso, Miró y Fontana empezaron cuando tenían unos sesenta años", dice Barceló. Todo empezó cuando estaba haciendo una estancia en Malí y un viento no le permitía pintar. "Soy un ceramista accidental", advierte. En Mallorca, el lugar donde Barceló hace sus cerámicas es una antigua tejería en Vilafranca de Bonany. Entre otras, existen unas grandes construcciones con ladrillos evocadores de los talayots. "Me gustan las paredes de piedra seca, como si cada piedra fuera la cabeza de uno de los habitantes de la isla, así que es como si cada cabeza de un insular fuera un ladrillo. Me gusta pensar que la fábrica de ladrillos se transforma en otra cosa, y cada ladrillo adquiere otra identidad", dice el artista.

A menudo, Barceló manipula los ladrillos a puñetazos. Por otro lado, ve estos ladrillos como un símbolo de los estragos urbanísticos que ha provocado el turismo desde la segunda mitad del siglo XX. “La industria turística y la especulación urbanística hicieron que las alfarerías que fabricaban tejas y macetas se transformaran en fábricas de ladrillos. Cada día hacían muchos metros cúbicos de horror, de paredes, de apartamentos, de cosas, por pura especulación —explica Barceló—. de albaricoqueros, de viña, de tomates, de campos de invierno, de huerta. No había ni un metro cuadrado que no estuviera cuidado y controlado. arrasado: todo son almacenes de ladrillos hacinados, escombros, desechos...". Así, cuando todo es suciedad y desperdicios a veces tóxicos, Barceló les intenta dar "otro sentido". "La industria turística se asemeja a la industria de la droga, que nadie la controla, siempre es expansiva y acaba contaminándolo todo", concluye el artista.

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