Arte

Sean Scully: "Hago lo que quiero porque, de algún modo, me siento protegido"

La Pedrera repasa la trayectoria del artista en una gran exposición con más de 60 obras

El artista Sean Scully en La Pedrera
13/03/2025
4 min

BarcelonaSean Scully (Dublín, 1945) llega desbordando a la Pedrera, donde a partir de este viernes le dedican una retrospectiva con unos sesenta obras, entre dibujos, pinturas, esculturas y fotografías. Una de ellas es una gigantesca escultura que se puede ver en el patio del edificio. Scully debe atender a una retahíla de periodistas y tiene ganas de empezar a hacer las entrevistas. "La importancia del arte es inconmensurable, es lo contrario del mal en el mundo, de la corrupción y de las guerras, que son la consecuencia", afirma Scully, conocido sobre todo por unas pinturas abstractas donde combina los campos de color como si fueran notas musicales, y por intervenciones como la del monasterio románico de Santa Cecilia de Montserrat. Asimismo, cree que el arte tiene una profunda carga espiritual y un poder transformador: "Mi ambición, mi destino, es llevar una forma de espiritualidad a la calle, reducir la distancia entre el arte abstracto y la vida", dice.

Scully es considerado uno de los grandes nombres del arte contemporáneo, pero no tuvo un camino fácil. Ocurrió una infancia que calificó de "profundamente infeliz" en un barrio muy humilde del norte de Londres. Hoy sus obras alcanzan precios millonarios, pero, al conocer la pobreza, asegura sentirse "libre", que sabe "manejar la presión" y que lo más importante es "servir algo mayor que uno mismo". Incluso, aborda tranquilamente los momentos más conflictivos de su larga relación con Cataluña: se marchó de Barcelona en el 2021 entre quejas por "la insistencia de los catalanes en hablarle en catalán" y que en la escuela "se pretendiera" que su hijo le aprendiera. "Yo pensaba en la salud de Catalunya. Creo que es importante mantener una ventana abierta al mundo para prosperar. En los Países Bajos hablamos en inglés generalmente y neerlandés, puedes hablar en ambas lenguas. Pero yo creo que esa época ya ha pasado; es algo loco vivir en un ambiente en el que es difícil entrar si vienes de fuera. Ahora todos dependemos unos de otros, Trump separará a Estados Unidos, e irá mal", dice. Entonces ya había quedado abortado el proyecto de un museo monográfico en Montjuïc para el que quería dar unas doscientas obras. "Fue una historia triste, estábamos a punto de hacerlo. Yo ya estaba hablando con el arquitecto, Ando [el arquitecto japonés Tadao Ando], pero cambió el gobierno y el proyecto se acabó", lamenta.

Del minimalismo a una pintura de las emociones

La exposición de la Pedrera, comisariada por Javier Molins, está organizada cronológicamente. Esto permite ir repasando las transformaciones que ha habido en la obra de Scully: afincado en Nueva York, quebró con el minimalismo dominante y quiso introducir la emoción en su pintura a través del color, el gesto y unos títulos descriptivos, para que fuera más "dialéctica". "Estaba en un callejón sin salida, en un camino sin posibilidades", admite Scully.

Más adelante, hay África (1989), fruto de un viaje que le marcó, y otro trabajo muy íntimo, Corazón vacío (1987), el tríptico que dedicó a su primer hijo, Paul, fallecido en un accidente de tráfico cuando tenía dieciocho años. "Fue la primera pintura que hice en la primera casa que pude comprarme en Londres. Los colores son delicados, pero materialmente es bastante brutal", dice el artista. Scully piensa también en los jóvenes cuando le preguntan, como nacionalizado estadounidense, por la actualidad política. "Estoy implacablemente contra la guerra, es un precio que pagan los jóvenes de dieciocho años, es terrible. La guerra de Ucrania debe detenerse lo antes posible, hay que negociar. Pero creo que el hecho de que dure tanto es cosa de Biden y su hijo, y ahora hablamos sobre el final de esta guerra. Tengo más interés en el final que en la final que la ojo entrar otras valoraciones. Políticamente, yo estoy en medio", advierte.

El regreso a la figuración

En el tramo final de la exposición, que permanecerá abierta hasta el 6 de julio, llaman la atención dos pinturas figurativas recientes. Se trata de dos retratos de su esposa y su hijo en una playa de las Bahamas llamada Eleuthera, que da nombre a la serie a la que pertenecen. "Esta serie representa la recuperación de mi vida emocional después de la tragedia de la pérdida de mi primer hijo. Estábamos en una playa de Eleuthera, que en griego significa libre. Yo estaba haciendo fotografías con el móvil, y es muy interesante porque al principio pensaba que las fotografías servían para guardar la memoria, pero pensé que me gustaría inmortalizarlo más, hacerlo más permanente, y, por supuesto, la pintura es eterna". Curiosamente, Scully hacía el dibujo de su mujer y su hijo jugando encima de la arena. BK_SLT_LNA~ Este regreso a la figuración parece anecdótico, y Scully no ha puesto las pinturas de la serie Eleuthera a la venta. Sea como fuere, no le ha dado miedo exponer otras pinturas bastante alejadas de las que han forjado su trayectoria. "Me han preguntado mucho por qué he hecho este retorno a la figuración. No me da miedo nada, soy muy ambicioso, pero, a la vez, no me preocupa el resultado, no me da miedo. Hago lo que quiero porque, de alguna manera, me siento protegido, me siento desde joven, no sé por mí. Este sentimiento lo he llevado. fuerte".

stats