'Top secret' en CaixaForum: "Quizá el espía es un familiar tuyo"
Llega a Barcelona la gran exposición sobre cine y espionaje con piezas de la Cinémathèque Française
BarcelonaLos actores y los espías tienen en común que para realizar su trabajo deben cambiar de identidad, deben hacerse pasar por otra persona. "Existe una conexión interna muy profunda entre los dos mundos", afirma Alexandra Midal, la comisaria junto con Matthieu Orléan de Top secreto. Cine y espionaje, la exposición con la que el CaixaForum de Barcelona se adentra a partir de este viernes hasta el 17 de marzo en el fenómeno del cine de espías. Llama la atención la obra que recibe a los visitantes: una imponente lámpara de cristal de Murano del artista Cerith Wyn Evans, cuyas luces, curiosamente, parpadean. ¿Está averiada? No. Como en una historia de espías, lanza un mensaje en código Morse, en este caso un texto del filósofo francés Georges Bataille.
"Las conexiones entre la realidad y el cine son bidireccionales, y en el caso del cine y el espionaje hablamos del camino de la realidad al cine", afirma Ignasi Miró, director corporativo del área de cultura y ciencia de la Fundación La Caixa. "La exposición permite reflexionar sobre los principales conflictos del siglo XX, lo que es secreto, la expansión de los mecanismos de control. Todos podemos sentirnos espiados y, paradójicamente, podemos convertirnos en espías con un teléfono móvil", explica Miró.
La exposición incluye 270 piezas, como carteles de películas, vestidos, objetos, documentos, fotografías y obras de arte, de artistas como Andy Warhol, provenientes sobre todo de la Cinémathèque Française y de treinta prestamistas más. Entre las prendas expuestas están los trajes de Daniel Craig y Eva Green en la película de James Bond Casino Royale, una máquina de encriptación rusa, una maqueta de un satélite espía y unas cámaras fotográficas diminutas que se utilizaron durante la Guerra Fría. Por lo que respecta a los fragmentos cinematográficos, se pueden ver noventa clips de películas y series. Directores como Carol Reed, Sidney Lumet, John Boorman, Tomas Alfredson, Martin Ritt y Sam Mendes han traído al cine novelas emblemáticas del espionaje de autores como John LeCarré, Graham Greene y Ian Fleming.
"No hay gadgets de las tres últimas décadas expuestos por ser material secreto de defensa –explica la comisaria–. No sabemos quiénes son los espías, quizás lo es un familiar tuyo. Quizás lo sabremos algún día o no se descubrirá nunca". Asimismo, Midal cree que profundizar en el conocimiento de los espías puede dar al público "más sensibilidad ante problemas que sobrepasan nuestra cotidianidad", como el agente de la Stasi (el servicio secreto de la República Democrática de Alemania) de la película La vida de los demás.
El recorrido de la exposición está organizado en cinco ámbitos y tiene un orden cronológico, sobre todo entre la década de 1870 y la Segunda Guerra Mundial: Espionaje y cine, una historia de técnicas, Clandestinas de las grandes guerras, Guerras frías y 'gentlemen', Terrores y terroristas (de la década de 1970 a nuestros días) y ¿Todos espías? El ciudadano espía: perspectivas de futuro. Entre los casos más recientes se encuentran el del exespía Edward Snowden y el del exanalista de inteligencia del ejército estadounidense Chelsea Manning.
Una mirada de las espías en clave feminista
En la exposición, una de las claves de interpretación tiene que ver con la deconstrucción de la imagen "falócrata" de las mujeres espías. Hay imágenes de mujeres espías poderosas, pero a lo largo de los años ha habido "altos y bajos" y "luchas constantes" en el reconocimiento de las mujeres. "En el espionaje ha habido muchas mujeres que han sido invisibilizadas", dice Midal. Una de las espías más famosas fue Mata Hari, una de las mujeres que más ha representado la imagen de la femme fatale, interpretada en el cine por actrices como Greta Garbo y Jeanne Moureau. Murió fusilada por los franceses en 1917 acusada de ser una agente doble.
Otra es de la actriz e inventora estadounidense de origen austríaco Hedy Lamarr: obligada a casarse por conveniencia tras el escándalo de interpretar un orgasmo en la película Éxtasis (1933), se formó de forma autodidáctica en la fábrica de armas de su marido. Tras emigrar a Estados Unidos, Lamarr hizo carrera de actriz y, en paralelo, desarrolló un sistema de salto de frecuencia para guiar a los misiles que es considerado un precedente de la tecnología Bluetooth. Como dice la comisaria, Hedy Lamarr (su nombre real era Hedwig Eva Maria Kiesler) tuvo que lidiar con los obstáculos que le pusieron por ser una mujer y por su acento austríaco, y su reconocimiento fue "póstumo". Después de Barcelona, la muestra girará por los otros CaixaForum en versión reducida.