Kap valora muy positivamente el boom actual del cómic adulto en catalán a pesar de señalar que la situación es “todavía jodida económicamente” para los creadores. “El mercado catalán es una miseria. Me habría salido mucho mejor hacerla para el mercado francés y después intentar que se editara en catalán, pero los autores tenemos una responsabilidad: es importante trabajar en catalán en Catalunya y hacer obras que valgan la pena –afirma–. Y sé que no hemos descubierto América ni hemos hecho una obra maestra, pero hemos intentado hacerlo muy bien y esto tiene un valor”. Ahora toca, según Kap, que los lectores hagan “su parte”. Él se siente optimista. “Cuando empezamos Caballos salvajes no había nada y ahora está el premio del ARA, el de Finestres, la colección que ha anunciado Comanegra... Es un momento dulce para el cómic en catalán”.
Los 'Caballos salvajes' de Jordi Cussà corren libres por las viñetas
Kap dibuja la adaptación al cómico de la novela sobre la generación devastada por las drogas
BarcelonaEl dibujante Jaume Capdevila (Berga, 1974), más conocido por el nombre artístico de Kap, reconoce que no sabe nada de drogas (“La más fuerte que he probado nunca es la Nocilla”, dice). Jordi Cussà (Barcelona, 1961 – Berga, 2021) no sabía casi nada de cómic. Pero juntos han dado forma a una novela gráfica honesta y penetrante sobre la devastación causada por la heroína en la generación que la descubrió en los 70 al mismo tiempo que la música rock. Caballos salvajes (Labrador Editores) es la adaptación de la novela homónima del propia Cussà, una versión que Kap califica como “una obra diferente del libro” en la que el escritor y el dibujante trabajaron tres años: el primer año “solo haciéndola estallar”, el segundo escribiendo el guion y el tercero dibujándola. Cussà murió antes de ver el cómico publicado, pero lo pudo leer en formato digital. Es el segundo volumen de la colección de novela gráfica en catalán Doble Tinta, que dirige Jaume Barrull.
“Como no era la cosa como para hacernos ricos, trabajamos con la premisa de pasárnoslo bien”, explica Kap, que antes de ponerse a dibujar hizo una doble inmersión: en la banda sonora de la historia (“Mucha psicodelia y rock progresivo de los 70”) y en los cómicos que habían retratado la época y, a veces, también la cultura de las drogas: Makoki, El Víbora, El Rrollo enmascardo, Robert Crumb, Andrea Pazienza... “Es por eso que en Caballos salvajes hay cameos de Gallardo, Nazario y Mister Natural”, revela. El reto fue meter una novela tan torrencial y con tantas voces en las 362 páginas de una novela gráfica. “El primer guion de Jordi daba para un cómic de 800 páginas, así que redujimos mucho el elenco de personajes y las historias entrecruzadas”. Aun así, muchos lectores de la novela original han hecho saber a Kap que el cómic captura el mismo espíritu. “El mérito es del guion de Jordi –dice–. Como sabía perfectamente hacia donde quería ir, se pasaba la literalidad por el forro".
Trabajando con Cussà, Kap se dio cuenta de que todo lo que explicaba Caballos salvajes “es verdad”. “Cussà cambia los personajes o los escenarios, pero los hechos del libro son cosas que le pasaron a él o a gente que conocía –dice–. Escribir la novela le costó mucho a Jordi; fue un exorcismo para él. Pero veinte años después ya no era doloroso remover el pasado, sino una especie de juego con un material literario”. Para Kap, en cambio, sí que fue difícil adaptarse al formato de la novela gráfica después de tantos años dedicado a la viñeta de actualidad. “Yo estoy muy acostumbrado al chiste diario. Me lo conozco al dedillo y hay días que puedo llegar a hacer diez o doce –admite–. Pero tener un proyecto en la mesa durante tres años me cuesta mucho porque soy muy puñetero. Para Caballos salvajes habré dibujado unas 1.000 páginas, porque algunas las he redibujado cinco o seis veces. Ha sido un proceso enriquecedor, pero también muy duro para mí, que estoy acostumbrado a hacer un reset mental cada día”.