Cine

Cate Blanchett: “Todo el mundo es despreciable, pero algunos lo disimulamos mejor”

La actriz australiana recibe el Premio Donostia en el Festival de San Sebastián

Enviado especial a San SebastiánLa perfección en persona se ha manifestado este sábado en el Festival de San Sebastián, que Cate Blanchett ha visitado para recibir el Premio Donostia y presentar Rumours, la irregular sátira de Guy Maddin, Evan Johnson y Galen Johnson sobre un encuentro del G-7 donde la actriz interpreta a la canciller alemana y es una de las productoras. Rumours ha pasado sin pena ni gloria por el festival, pero ha servido de excusa para llevar a Blanchett al certamen vasco: “Que te premie una cultura que no es la tuya es muy importante para mí, y particularmente si es con Javier Bardem y Pedro Almodóvar [los otros dos Premios Donostia de esta edición], dos de los artistas de cine más geniales que existen”.

Almodóvar y Blanchett, de hecho, estuvieron a punto de trabajar juntos en la adaptación que el manchego debía dirigir del Manual para mujeres de trabajos de Lucia Berlin y a la que finalmente renunció. Blanchett, que era la productora, asegura que sigue en contacto con Almodóvar (“Siempre estoy hablando con Pedro”) y que entiende que “un autor debe ir a dónde debe ir”. "Él hace las cosas a su manera y yo lo respeto", añade para cerrar el tema. Después de todo, ella también tiene sus prioridades: “Mi gran amor es el teatro, donde tienes una relación muy directa y agradecida con el público. En el cine no ocurre, sobre todo si trabajas con servicios de streaming; con ellos no hay forma de saber cuánta gente ve tu trabajo”.

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Uno de los más personajes más duros que interpretado la actriz fue el de Lydia Tár, la directora de orquesta abusiva que interpretaba en la película Tár. “Me aterraba, era una montaña tan grande que no sabía cómo escalarla, pero gracias al teatro he aprendido a convertir el miedo en emoción –dice Blanchett–. Ojalá pudiéramos hacerlo también en clave geopolítica”. La actriz se ha resistido a definir a Tár como una “persona despreciable”. “Al fin y al cabo todo el mundo es despreciable, pero algunos lo disimulamos mejor –afirma–. De hecho, quizás las estructuras que protegen a personas despreciables son peores que la persona en sí. El tiempo dirá si Lydia era o no una persona despreciable”.

Blanchett también ha recordado sus inicios, cuando no era perseguida por los directores ni los festivales. “Después de la escuela de arte dramático muchos compañeros encontraron trabajo, pero yo no. Nadie me consideraba como actriz. No sabían qué hacer conmigo porque tenía un aspecto raro. ¡Ni yo misma sabía qué hacer conmigo!”. Finalmente, una gran agencia de casting se fijó en ella y la fichó, pero para leer el texto con los actores que venían a realizar audiciones. “Iba tres o cuatro veces por semana y les escuchaba hablar de los actores antes y después de la prueba –recuerda–. Y me di cuenta de que a menudo la elección tiene que ver con la altura o aspecto... No era una cuestión personal. De las mujeres también se hablaba de cierto modo que, estoy segura, cada vez es menos habitual”.

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Intrigas de poder en el Vaticano

En la sección oficial se ha proyectado uno de los títulos que hará mayor ruido durante la próxima temporada de premios. Se trata de Cónclave, el nuevo trabajo de Edward Berger, el director alemán que en 2022 triunfó en los Oscar con el drama bélico Sin novedad en el frente, y que ahora cambia de registro para explicar la compleja red de intrigas que se despliega en el Vaticano cuando la inesperada muerte del Papa pone en marcha los protocolos para la elección de un nuevo pontífice. Cónclave es un thriller cristiano estructurado a partir del pulso entre las distintas facciones ideológicas de la Iglesia, y tiene su centro moral en el personaje del cardenal Lawrence (Ralph Fiennes), el encargado de supervisar el proceso de elección del nuevo Papa y, por tanto, sujeto a todo tipo de presiones. Crisis de fe, escándalos sexuales y sospechas de corrupción se entrelazan en una historia que avanza trepidante ya golpe de giros cada vez más sorprendentes y delirantes. Una buena película con vocación popular que quizá no ofrece argumentos suficientes para ganar una Concha de Oro, pero que seguro que pescará nominaciones a los Oscar.

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En Soy Nevenka, el otro plato fuerte de la sección oficial, Icíar Bollaín se inspira en la historia real de Nevenka Fernández, la concejala de Ponferrada que en el 2001 denunció al alcalde (de su partido, el PP) por acoso. La fórmula recuerda la del anterior trabajo de la directora, el excelente Maixabel (2021), pero Bollaín no logra que la película aporte elementos cinematográficos que den sentido a la decisión de adaptar una historia ya conocida. De hecho, el visionado de la estupenda miniserie documental Nevenka (2021) hace innecesario ver la película de Bollaín, que al menos proporciona su primer papel protagonista a Mireia Oriol, vista en la serie Les de l'hockey.