Cine

Miguel Gomes: "Hacer cine es un pretexto para salir de casa"

El director portugués estrena 'Grand tour', híbrido de ficción y documental premiado en el Festival de Cannes

BarcelonaEl día antes de casarse con su esposa, el director Miguel Gomes (Lisboa, 1972) le leyó un pasaje del libro de viajes de Somerset Maugham The gentleman in the parlour (1930), en la que el autor describe el encuentro en Birmania con un hombre inglés que está haciendo una famosa ruta del Sudeste Asiático (el llamado Grand Tour) para huir de su promesa y del próspero matrimonio que representa. Que esta historia sobre un novio a la fuga se haya acabado convirtiendo en la nueva película del director de Tabú y Las mil y una noches dice mucho de su sentido del humor y de una concepción fabuladora y absolutamente libre del cine. "La ficción existe precisamente para crear vidas paralelas que sean menos aburridas que la mía", dice Gomes, que en la película Grand tour –premio a la mejor dirección de Cannes– sigue primero el viaje a través del Sudeste Asiático del melancólico Edward y luego cambia el punto de vista para narrar cómo Molly le busca en Rangún, Bangkok, Saigón, Filipinas...

Filmada en estudio y ambientada en 1917, esta historia de amor Grand tour, ya en los cines, que intercala los viajes de Edward y Molly con segmentos documentales contemporáneos grabados en las mismas ciudades del Grand Tour: espectáculos de títeres ancestrales, una noria propulsada por hombres que se juegan el cuello, un señor que canta My way en un karaoke... Son imágenes de una fuerza vibrante, una pureza que recuerda a la de aquellos filmes de los operadores de cámara de los Lumière que recorrían el mundo a finales del siglo XIX.

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Gomes y su equipo capturaron estas imágenes a lo largo de un accidentado grand tour que, por culpa de la pandemia, se completó sin la presencia física del director. "Sentía que para hacer la película antes teníamos que hacer la misma ruta que los personajes –explica Gomes–. De hecho, el guión de la historia de 1917 lo escribimos después, me parecía importante reaccionar a lo que estaba sucediendo en el mundo contemporáneo". Que la película obligara al director a embarcarse en un viaje por Asia era un regalo bienvenido. "Para mí hacer cine es un pretexto para vivir, para salir de casa –admite–. No me interesa capturar mi cotidianidad. Yo quiero filmar la vida, pero no mi vida. Necesito estar fascinado por algo y tener ganas de filmarlo. Y a partir de esa fascinación inventar una historia".

Asociaciones violentas

En Grand tour abundan los elementos antagónicos: pasado y presente, ficción y documental, fotografía en color y en blanco y negro... La lógica que hay detrás surge del interés de Gomes por crear relaciones inesperadas en el público. "Poner dos elementos contrarios a la pantalla crea en la cabeza del espectador un choque, una violencia que producirá una tercera cosa en función de su mirada y sus ideas –explica–. En el fondo, mi trabajo es organizar la película como si fuera un espacio arquitectónico donde el espectador se puede pasear y hacer cosas distintas, de modo que la película sea también diferente".

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El director atribuye el riesgo y la libertad de su cine a la ausencia de una industria del cine fuerte en Portugal: "Se hacen tan pocas películas que no hay dinero, así que aprovechamos la falta de presión industrial para hacer un cine más personal con una identidad muy cinéfilo". Un cineasta con el que comparte cinefilia y al que Gomes admira mucho es Albert Serra, con quien coincidirá este fin de semana en la cartelera, ya que Grand tour y Tardes de soledad se estrenan el mismo día. "Para mí Albert es un ejemplo de cine personal en el contexto contemporáneo", asegura el portugués.

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Trailer de 'Grand tour'