"Me criticaron por hacer una película sobre clubes de 'striptease' cuando tocaba hacer documentales sobre mineros"

BarcelonaAl extenso ciclo que la Filmoteca de Cataluña dedica a partir de este jueves a la directora chilena Valeria Sarmiento (Valparaiso, Chile, 1948) ya su compañero sentimental y creativo, Raoul Ruiz, fallecido en el 2011, podría añadirse una película en la que Sarmiento participó como7 Ocaña. Retrato intermitente, la primera película de Ventura Pons. "Era una película muy bonita, y Ocaña un personaje maravilloso", dice con una sonrisa dulce, como si hubiera desbloqueado un recuerdo lejano, celebrando la relevancia que el filme ha alcanzado en la historia del cine LGTBI. "La hice porque Ventura era amigo del fotógrafo chileno Luis Poirot, que le habló de mí", dice.

Ocaña es, en cualquier caso, una nota a pie de página de las más de treinta películas como directora –150 si añadimos sus colaboraciones con Raoul Ruiz– de una autora comprometida, pionera del documental feminista en Latinoamérica y amante de los géneros populares. De hecho, su primer largo de ficción, Mi boda contigo (1984), adaptaba una novela de Corín Tellado. ¿Cómo termina una directora forjada en el cine militante del gobierno de Unidad Popular de Allende dirigiendo una historia de la reina de la literatura romántica? "Porque Corín Tellado era la escritora más leída en Latinoamérica y yo estaba preparando un documental sobre novela rosa", resume. En el filme, una niña es regalada por su padre a una pareja sin hijos y, veinte años después, se casa con su padre adoptivo. "Son siempre historias de ancianos con chicas jóvenes", señala Sarmiento, que aborda esta trama demencial desde una perspectiva juguetona y reflexiva. "Hay momentos en los que entras y te dejas llevar por el melodrama, pero después das un paso atrás y te dices que esto no puede ser, es demasiado ridículo", reflexiona.

Feminismo combativo

La primera película de Sarmiento está en las antípodas: Un sueño como de colores, un corto de 1972 sobre mujeres que trabajaban haciendo striptease en clubes de Chile de Allende. "Los jóvenes iban mucho a los clubs de striptease y yo quería averiguar quiénes eran en realidad esas mujeres –explica–. Pero me criticaron mucho, porque entonces tocaba hacer documentales sobre mineros. Yo ya era feminista, había leído a Simone de Beauvoir y el tema me preocupaba. Pero el gobierno siempre decía: «Compañeras, primero hacemos las revoluciones, después ya nos preocuparemos de vosotros»". Años después, ya exiliada, rodó en Costa Rica un documental impresionante sobre el machismo: El hombre cuando es hombre. "Siempre te dicen que tienes que hacer películas sobre las mujeres, pero yo quería ver el otro punto de vista, el de los machos, y ver cómo se educaban –apunta–. Lo quería hacer en México, pero no me dieron el visado y acabé en Costa Rica. Pero me fue muy bien, porque allí no se daba mucho cine y la gente no tenía demasiado cine y la gente no tenía".

En 2013, Sarmiento asumió la dirección del proyecto que preparaba su marido cuando falleció, el drama histórico portugués Líneas de Wellington. "El productor le propuso John Malkovich, que era el protagonista, pero él dijo: «Si está Valeria, ¿por qué no se lo pides a ella?» Y así lo hizo". El reparto de ese filme es histórico: Isabelle Huppert, Catherine Deneuve, Michel Piccoli... "Quisieron estar como homenaje a Raoul –dice–. De hecho, tuvimos que añadir una escena para ellos". En los últimos años, Sarmiento ha completado tres películas que su marido había dejado inacabadas: El tango del viudo, La telenovela errante y El realismo socialista. "A Raoul le gustaba mucho filmar, pero no le gustaba tanto terminar las películas", dice con una sonrisa la directora, que destaca la dificultad de la restauración deEl tango del viudo: "Se había perdido el sonido, así que tuvimos que contratar a dos personas sordas para leer los labios y sacar los diálogos".