Cine

Kristen Stewart no hace prisioneros en esta historia de amor lésbico sin complejos

'Sangre en los labios' retrata la relación de pasión, sexo y violencia entre una perdedora y una culturista en el Nuevo México de los años ochenta

'Sangre en los labios'

  • Dirección: Rose Glass. Guión: Rose Glass y Weronika Tofilska
  • 104 minutos
  • Estados Unidos y Reino Unido (2024)
  • Con Kristen Stewart, Katy O'Brian y Dave Franco.

En el libro Ausencia y exceso (2022), Francina Ribes analiza el arquetipo de la "lesbiana asesina" que proliferó a los thrillers de los años noventa para trazar como una representación en principio negativa de la mujer homosexual también podía convertirse en una "imagen de resistencia y tener un cierto poder subversivo". Sangre en los labios, el segundo largometraje de la británica Rose Glass, entronca de forma autoconsciente con esta contradicción al apropiarse del arquetipo e inscribirlo en otro contexto, el de la ficción pulp a la que se hace referencia desde el título, con su propia historia de representación lésbica contracultural.

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La película nos presenta a su protagonista, Lou (Kristen Stewart), hundida literalmente en la mierda, mientras intenta desembolsar uno de los inodoros del gimnasio de Nuevo México donde trabaja. Una imagen en las antípodas del glamour que juega de forma explícita a culminar el proceso de distanciamiento de Kristen Stewart del aura de estrella femenina heterosexual a la que se le asociaba desde que triunfó como actriz adolescente en la trilogía romántica Crepúsculo. Perdedora solitaria que no se habla con el padre (un Ed Harris repulsivo como nunca), Lou se enamora a primera vista de Jackie (Katy O'Brian), la chica que entra en el gimnasio para entrenarse antes de participar en un concurso de culturismo en Las Vegas. Glass desarrolla desde aquí una historia de amor lésbico sin tapujos condicionada por una historia de violencia masculina que tendrán que superar.

Ambientada en los años ochenta, la película desprende aquella estética polvorienta, sucia y explícitamente violenta de cierto cine independiente de la época, como las revisiones neonoirs de los hermanos Coen. Como ya hacía en su opera prima, Saint Maud, Glass también plasma hasta qué punto dos personas con una vida bastante jodida pueden, según cómo, dañarse más que bien juntas, en una visión que huye de asociar amor lésbico con relación idealizada. Tampoco le asusta realizar puntuales fugas al onírico y al fantástico: cuando se llena de rabia ante la violencia de los hombres, Jackie reacciona como una Hulka. La segunda mitad de Sangre en los labios se tambalea en algunos momentos mientras decide hacia dónde encaminarse, un destino que finalmente deja claro cómo las protagonistas aceptan su nueva condición sin arrepentimientos morales.

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Tráiler de 'Sangre en los labios'