Pasar un examen para poder tener hijos

El control sobre los cuerpos, especialmente los femeninos, ha sido uno de los temas recurrentes de las narrativas distópicas que describen regímenes autoritarios futuristas. La evaluación, efectiva y estilizada pieza de cámara de ciencia ficción, no contiene la feroz lectura de género deEl cuento de la sirvienta, pero el espíritu de la novela de Margaret Atwood impregna la descripción de este universo postcatástrofe climática: aséptico y seguro pero también férreamente reglamentado, donde las parejas que desean tener hijos deben pasar una estricta evaluación externa.

El filme se estructura en torno a los siete días que dura el escrutinio intenso que ejerce la excéntrica evaluadora encarnada por Alicia Vikander –en un registro sorprendente más cercano a su imponente personaje en Irma Vep que en el androide deEx Machina– sobre la pareja protagonista en su propio hogar. Es innegable tanto la originalidad de la premisa como el provecho que la debutante Fleur Fortune extrae de su extraordinario reparto y de los limitados elementos que tiene a su alcance, como una sofisticada dirección de arte y fotografía que remiten al cine de Denis Villeneuve. Pero la película aborda tantos temas (los peligros del autoritarismo, las consecuencias de una sociedad clasista y desigual) que no acaba profundizando en lo que, finalmente, se revela como el más complejo e incómodo: la conflictiva codependencia y las tensas dinámicas de poder latentes en toda relación paternofilial.