Margaret Atwood: "Con Trump de presidente no ocurrirá lo mismo que en la Alemania de Hitler"
'Perdidas en el bosque', el nuevo libro de la autora canadiense, es una recopilación de quince relatos parcialmente autobiográficos
BarcelonaAunque esté a punto de cumplir 85 años, Margaret Atwood sigue teniendo la cabeza llena de proyectos. Acaba de volver a Canadá después de una gira europea para seguir trabajando en unas memorias de juventud, pero ha encontrado un agujero en la agenda para presentar la traducción al castellano de su último libro, Perdidas en el bosque (Salamandra; traducción de Victoria Alonso). Se trata de una recopilación de quince narraciones en la que ficciona algunos episodios vividos junto a su marido, Graeme Gibson, fallecido en el 2019. Se inventa que su madre "se convirtió en bruja" y realiza una entrevista post mortem a uno de los autores que más le ha influido, George Orwell.
"Leí 1984 en una edición de bolsillo cuando tenía trece años, no mucho después de la muerte de Orwell –recuerda la autora canadiense–. En el mundo de después de la Segunda Guerra Mundial me interesaba la pregunta de qué pasaría si Inglaterra se convirtiera en un estado totalitario. Muchos años después me planteé el mismo interrogante, trasladado a Estados Unidos, antes de escribir El cuento de la sirvienta". Publicada en 1985 en inglés –y disponible en catalán en Quaderns Crema, traducida por Xavier Pàmies–, El cuento de la sirvienta plantea una sociedad distópica en la que algunas mujeres son escogidas para gestar a los hijos de la clase dirigente. "Las distopías siempre me han interesado más que las utopías, porque es aburrido leer sobre sociedades sin conflicto, en las que todo es maravilloso –sigue la escritora–. Cuando publiqué El cuento de la sirvienta, era un momento en el que las distopías habían desaparecido de la literatura. Habían proliferado después de la Primera Guerra Mundial, con novelas como La guerra de los mundos, de HG Wells, pero sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial. Tras el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki se vivieron unos años de ansiedad por la posibilidad de que algo así volviera a ocurrir".
El presente de las distopías
Desde hace unos años las distopías vuelven a abundar en los mostradores de novedades de las librerías. "Hay muchos autores jóvenes que escriben –admite–. Les preocupa, sobre todo, el cambio climático, y también que las mujeres pierdan derechos". Antes de pasar a analizar la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses, Atwood recomienda la lectura de It last forever and then it's over [Dura para siempre y entonces termina], de Anne de Marcken, "una novela muy inventiva protagonizada por una zombi cuyo tema principal es el duelo".
Con el inicio del segundo mandato de Donald Trump a la vuelta de la esquina, ¿estamos entrando en un mundo distópico como el que describen muchas novelas actualmente? "Con la derrota de Harris se ha demostrado que hay muchos hombres y mujeres que no quieren a una mujer negra presidenta –comenta–. Pienso que, en parte, tiene que ver con el miedo a una hipotética pérdida de estatus identitario y de poder". Atwood dice que ha echado de menos la cuestión de clase social en los debates políticos de los últimos meses. "Tradicionalmente, los demócratas representaban a las clases trabajadoras, y los republicanos a las clases más adineradas –explica–. Con Trump, esta situación se ha invertido". Esto es lo que ha hecho creer al electorado, al menos. "Nunca sabes qué dice de verdad y qué es una mentira –admite–. ¿De verdad va a construir campos de concentración para los inmigrantes ilegales, como ha prometido? ¿Se atreverá a ejecutar al antiguo jefe del ejército, ¿cómo ha sugerido?". Atwood es moderadamente optimista sobre el futuro en Estados Unidos: "Con Trump de presidente no ocurrirá lo mismo que en la Alemania de Hitler". Le preocupa más si la salud del nuevo presidente falla. "Tengo dudas sobre si llegará al final del mandato –dice–. Entonces el nuevo presidente sería JD Vance, un personaje que no sabemos qué piensa y que me recuerda al emperador Claudio: parecía idiota, pero logró borrar del mapa a todos los suyos enemigos".