¿Es posible un 'cine de tacitas' malhablado y escatológico?
Olivia Colman y Jessie Buckley sostienen el interés de la discreta película de época 'Pequeñas cartas indiscretas'
'Pequeñas cartas indiscretas'
- Dirección: Thea Sharrock. Guión: Jonny Sweet.
- 102 minutos
- Reino Unido (2023)
- Con Olivia Colman, Jessie Buckley, Anjana Vasan y Timothy Spall
Es bien conocido que El cuervo, la obra maestra de Henri-Georges Clouzot filmada en pleno régimen de Vichy, levantó polvareda en la Francia posbélica. Su trama –unas cartas anónimas provocan el caos en un pueblo supuestamente tranquilo– podía leerse como una referencia al clima de delación que prosperó en la sociedad francesa durante la ocupación nazi, y sus personajes amorales ponían en duda la visión heroica de la Francia del Aguante. Por el contrario, Pequeñas cartas indiscretas sustituye al ácido comentario social y colectivo del filme de Clouzot por el drama individual de una madre viuda falsamente acusada de enviar a su beata vecina una serie de cartas anónimas repletas de groseros insultos.
Esta pequeña y muy discreta película de época cuenta, eso sí, con dos actrices extraordinarias (Olivia Colman y Jessie Buckley, juntas de nuevo después de La hija oscura), y, sin embargo, la sensación de oportunidad perdida es inevitable. Son ellas las que sostienen una película que se esfuerza por mantener el tono –a veces farsa grotesca, a veces drama costumbrista de obvia lectura feminista– y que, sobre todo, exhibe un academicismo formal que acaba resultando agotador. No negaremos que es divertidísimo ver a Colman y Buckley lanzándose improperios rocambolescos, pero resulta frustrante que un filme que aborda el lenguaje –inapropiado, escatológico, grosero– como instrumento de liberación femenina sea, en el fondo, tan encorsetado.