Cine

'Emmanuelle' en busca del placer sexual perdido

Audrey Diwan actualiza el mito erótico de los 70 en la inauguración del Festival de San Sebastián

4 min
Chacha Huang y Noémie Merlant en 'Emmanuelle'

BarcelonaEstrenada en 1974, Emmanuelle fue un fenómeno cinematográfico global, una película erótica dirigida por el fotógrafo francés Just Jaeckin que ensanchó los límites de lo que podía mostrarse –sexualmente hablando– en una pantalla de cine. Cincuenta años después, Emmanuelle tiene una nueva versión o, mejor dicho, la novela en la que se basaba la película de Jaeckin tiene una nueva adaptación, dirigida por una de las cineastas europeas del momento, Audrey Diwan, que asegura que no ha visto elEmmanuelle original. "Hace mucho tiempo vi unos veinte minutos y tuve la sensación de que no era una película para mí", ha explicado la directora en el Festival de San Sebastián, que inaugura su 72 edición este viernes precisamente.

ElEmannuelle de Diwan será una adaptación del libro, pero absolutamente libre: la protagonista, a la que interpreta Noémie Merlant con gélida contención, ya no es la joven esposa de un ingeniero que se entrega al libertinaje en un Bangkok hedonista y salvaje, sino la evaluadora de un grupo de hoteles que viaja a Hong Kong para someter a su escrutinio un hotel de lujo de la compañía en la que, mientras toma notas, se entretiene con otros clientes o con una prostituta que trabaja habitualmente. Lo que sí conserva esta nueva versión es el inicio del original, en el que, durante el vuelo a Hong Kong, Emmanuelle y un pasajero anónimo se encuentran en los baños del avión y tienen una fugaz relación sexual.

Noémie Merlant en el Festival de San Sebastián

No deja de ser chocante ver dirigir una nueva Emmanuelle en Diwan, que con su film anterior –la adaptación de El evento, de Annie Ernauxganó en el 2021 el León de Oro de Venecia. Después de esa exploración del dolor femenino, ahora se ocupa del otro extremo, la relación con el placer de una mujer encajada en la dinámica despersonalizadora del capitalismo extremo. En lugar de superar los prejuicios burgueses y convertirse en la fantasía masculina de una mujer liberada, como la Sylvia Kristel del filme original, el personaje de Merlant intenta dar forma a un problema sin nombre, el de una sexualidad sin emociones ni plenitud en la que resuena la frialdad depredadora de su trabajo.

La complicidad que experimenta Emmanuelle con una prostituta y con la responsable del hotel (una impecable Naomi Watts) y, sobre todo, la fascinación que siente por uno de los clientes abren rendijas en su coraza de profesionalidad. Todo ello aclara el camino de su búsqueda de un placer sexual pleno, que ya no pasa por la transgresión como en el filme original, sino por la conexión empática, el consentimiento mutuo y la capacidad para expresar el propio deseo. En este sentido, la película sí es, como aseguraba el director del Festival de San Sebastián, José Luis Rebordinos, "una versión feminista deEmmanuelle", pero sobre todo una exploración del deseo y el placer femeninos en una época posterior al Me Too, en la que las mujeres pueden ser el centro de una narración erótica sin convertirse en objeto sexual.

Noémie Merlant en 'Emmanuelle'

Lo que no acaba de ser ésta Emmanuelle es una película particularmente excitante. Seguramente tampoco lo pretende. De hecho, la escena más exitosa en este aspecto es una conversación entre la protagonista y el cliente que tanto le atrae, a quien explica con todo detalle la escena de sexo aéreo que abría la película, desahogando con las sus sensaciones físicas y emocionales. Un ejercicio de estricto sexo oral que desnuda la subjetividad erótica de una mujer y en el que Merlant coge fuerza y ​​se apodera de un personaje que originalmente debía interpretar a Léa Seydoux.

Javier Bardem, "hijo de Pilar" hasta la muerte

Treinta años después de ganar la Concha de Plata al mejor actor por Días contados, Javier Bardem recibe este lunes el premio Donostia por su magnífica carrera. Tras estas tres décadas, reconoce Bardem, ya no es el propio actor. "Antes entraba y me rompía los dedos. Lo hice en 1994 rodando Éxtasis [el filme de Mariano Barroso estrenado en 1996]. Antes decía: «¿Qué hacer? ¿Dónde debo ir?» Ahora miro la escena, identifico los peligros físicos y emocionales y decido cómo entrar y, sobre todo, cómo salir de ella". El actor más internacional del cine español ha dejado caer una primicia durante la rueda de prensa: el proyecto que rodará será El ser querido, de Rodrigo Sorogoyen, en el que interpretará a un famoso director de cine que se reencuentra con su hija, una actriz sin éxito a la que interpreta Victoria Luengo.

Pero el Bardem más puro ha aparecido recordando a su madre, Pilar Bardem, fallecido hace tres años. "Sigo descubriendo cada día lo importante que fue en mí mi madre, cómo me inculcó la empatía y la humildad, y que no debemos perder de vista que formamos parte de una sociedad. Soy el hijo de Pilar , seguiré siendo el hijo de Pilar y espero morir siendo el hijo de Pilar". Y el espíritu contestatario heredado de la madre se desató allí mismo: "Lo que está ocurriendo en Gaza es inadmisible. Los ataques atroces y condenables de Hamás del 7 de octubre no justifican el castigo masivo que está sufriendo la población palestina. La impunidad del gobierno de Israel debe cambiar, y la crítica legítima no debe confundirse con antisemitismo".

Trailer de 'Emmanuelle'
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