Cine

Pamela Anderson: "Me perdí algunas décadas de mi propia vida"

La actriz presenta en San Sebastián su regreso al cine, 'The last showgirl'

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Pamela Anderson en el Festival de San Sebastián

Enviado especial a San SebastiánPara Shelley, el espectáculo de cabaret erótico en el que trabaja desde hace casi tres décadas no es un trabajo, sino su vida. Es la showgirl más veterana de Le Razzle Dazzle y una figura maternal para las bailarinas más jóvenes. Hace años que dejó de ser la estrella del show, pero formar parte de ella sigue siendo el pilar de su identidad, lo que la hace sentir guapa y especial, lo que justifica todas las renuncias y sacrificios. Inevitablemente, el anuncio del cierre del espectáculo hace temblar el mundo de Shelley, la protagonista de The last showgirl y el papel de la vida de Pamela Anderson, que ha presentado la película este viernes en el Festival de San Sebastián en compañía de la directora Gia Coppola, limpia de Francis Ford Coppola.

La imagen de Anderson que quedó fijada en la memoria del público es la de la actriz exuberante que aparecía a principios de los 90 en la serie Los vigilantes de la playa, una rubia voluptuosa a la que Hollywood sólo concedió una oportunidad: Barb Wire (1996), un delirio de ciencia ficción con cierto encanto kitsch que fracasó comercialmente. Veintiocho años después, The last showgirl proporciona a la actriz una segunda vida en el cine, en esta ocasión de marcado acento indie y con un personaje que parece hecho a medida para desnudar la fragilidad de Anderson y dialogar con su biografía de juguete erótico con fecha de caducidad.

“Nunca me habían ofrecido un papel como éste”, reconoce Anderson, que sintió que el personaje de Shelley le permitía, después de muchos años, demostrar finalmente su talento como actriz. “Siempre he oído que podía hacer más cosas de lo que hacía –asegura–. Tengo 57 años y casi todos los trabajos que he realizado tenían que ver con mi físico. Pero yo quería pelar más capas, recordar quién era antes y no dejarme definir por los demás. Y en esto último, de hecho, me siento muy conectada con Shelley”. Del personaje también destaca "su pasión y la capacidad de conservar la alegría, tanto en la vida como en el trabajo".

De la playa a Broadway

Anderson ha reflexionado sobre su trayectoria, marcada por el interés constante de la prensa por su vida personal. "Siento que perdí algunas décadas de mi vida –asegura–. Es como si hubiera pasado deLos vigilantes de la playa en Broadway [debutó en 2022 en un montaje de Chicago], pero no sé qué pasó en medio, fueron unos años muy locos". Cuando recibió la oferta de Coppola, la actriz asegura que estaba en su huerto "haciendo pepinillos en conserva" y que pensaba que "no llegaría nunca una oferta similar". Ahora, como Shelley, Anderson siente que "nunca es demasiado tarde para nadie".

La simbiosis entre actriz y personaje de The last showgirl recuerda la de Mickey Rourke en El luchador, pero la película de Gia Coppola quiere situarse en un terreno más cercano al del cine de Sean Baker, dando voz a los marginados del sueño americano, que se aferran a unas migajas de gloria y dignidad para resistir la precariedad de las sus vidas. Sin embargo, Gia Coppola carece de fuerza y ​​gracia en la puesta en escena, y complejidad en el retrato de sus personajes.

Anderson aporta una voz casi infantil y una inocencia desgastada que le corresponde a la Shelley, estancada en una especie de inmadurez vital. La interpretación de la actriz no pasa de correcta, pero las historias reales de retornos siempre gustan a Estados Unidos y ya se está hablando de una posible nominación a los Oscar. Anderson no pudo contener una carcajada nerviosa ante la idea y recordó que la primera vez que salió en la portada de la revista Playboy puso en la biografía que su ambición era "ser una buena madre y ganar un Oscar".

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