La película de superhéroes más 'fumada' de la historia
Quentin Dupieux lleva el humor absurdo a una nueva cima en la delirante 'Fumar provoca tos'
Barcelona"Dios es fumador de habanos / veo sus volutas grises / sé que fuma incluso de noche / como yo, querida mía", canta Serge Gainsbourg en los títulos de crédito de Fumar provoca tos, la nueva comedia de Quentin Dupieux que se estrena este viernes. La elegante ironía de Gainsbourg contrasta con el delirio absoluto que orquesta el director francés en el filme, protagonizado por un grupo de cinco superhéroes uniformados como los Power Rangers que se enfrentan a monstruos al estilo de los kaiju (pero de tamaño humano). Son la Tabac Force, un supergrupo que extrae sus poderes de "la energía negativa del tabaco", de donde también provienen los nombres de sus miembros: Nicotina, Mercurio, Benceno, Metanol y Amoníaco. Sin embargo, ellos no fuman. "Fumar es una mierda, hace toser", explica el líder del grupo a uno de sus fans.
Dupieux contempla a los personajes desde una comicidad que roza el sinsentido y filma sus batallas al estilo de las series japonesas clásicas de ciencia ficción, con efectos especiales tronados y coreografías de acción entrañables. Pero el objetivo, como explicaba el director el pasado año en Sitges, no es hacer una parodia de los superhéroes que en los últimos tiempos ocupan todas las pantallas de los cines, sino partir de ese imaginario para ir desplegando su inverosímil trama de situaciones imprevisibles. "¡No he visto ninguna película de superhéroes!", asegura Dupieux. "No sé ni cómo son, solo he visto algún tráiler. Lo que sí vi de pequeño fueron las series japonesas de justicieros, y me han influenciado, claro".
Fumar provoca tos culmina una racha particularmente inspirada en la filmografía de Dupieux que incluye La chaqueta de piel de ciervo, Mandíbulas y Increíble pero cierto y que han convertido al francés en el rey indiscutible del humor absurdo en el cine europeo. Y la inventiva e ingenio del cine de Dupieux no parecen agotarse pesar de ser muy prolífico y producir a ritmo de un filme por año –y este año dos, el primero estrenado en agosto en Locarno y el otro, sobre Dalí, este jueves en Venecia–. De hecho, en Fumar provoca tos, las peripecias de los Tabaco Force son interrumpidas en varias ocasiones por sketches independientes de la trama que funcionan casi como cortometrajes autónomos: el que protagoniza la Blanche Gardin de Borrar el historial, narrado por un pescado a la brasa, es particularmente hilarante.
Actores sin sentido del ridículo
En otro de los sketches, Dupieux repesca una de las actrices de Mandíbulas, Adèle Exarchopoulos, que ha encontrado en el cine del francés un espacio para dar salida a su veta actoral más cómica y alocada. En las películas del director, los actores parecen soltarse y aparcar el sentido del ridículo, como impregnándose de la comicidad surrealista de Dupieux. En Fumar provoca tos también reaparecen los dos protagonistas de Mandíbulas, David Marsais y Grégoire Ludig, que dejaron una huella en el Festival de Sitges que todavía resuena en los gritos de "¡Toro!" que se escuchan antes de algunas sesiones. Y Dupieux, consciente del fervor que provoca la película, admite que ha hablado con Marsais y Ludig sobre la posibilidad de hacer una secuela: "Pero ésta se diría Tentáculos".
Han quedado atrás los días en que Dupieux era una de las estrellas del French Touch bajo el sobrenombre de Mr Oizo, aunque sigue publicando música electrónica con este seudónimo. "Yo empecé en el mundo del corto, la música llegó más tarde, pero me ayuda en el cine a la hora de realizar el montaje y escuchar los diálogos, busco su musicalidad", explica, y añade que ya no incluye música suya en su cine. "Me encargo de la dirección, la fotografía, el montaje... Hacer la música ya sería demasiado". Sin embargo, es inevitable pensar en su gran éxito, el sencillo Flat beat, y más concretamente en el muñeco Flat Eric que aparecía en el clip –y en un anuncio de Levi's– al ver a uno de los personajes de Fumar provoca tos, el supervisor de los Tabac Force que encarna un muñeco de una rata con un magnetismo sexual irresistible pese a su aspecto repugnante. "Me gustan mucho los títeres –confiesa Dupieux–. Tengo una conexión muy cercana con la infancia, prefiero mis sentimientos de niño que los de adulto".