¿Ha tocado fondo el cine de superhéroes?
La película 'Madame Web' hace protagonista a un oscuro personaje secundario de los cómics de Spider-Man
BarcelonaLa actriz Dakota Johnson bromeó al Saturday night live de hace un par de semanas sobre su nueva película, que se estrena este miércoles: “Se llama Señora Web, está dentro del universo Marvel y también sale Sydney Sweeney. Es como si una inteligencia artificial generase la película favorita de tu novio”. Una vez vista la película, el chiste es más gracioso porque resulta que es verdad: Señora Web, que ha dirigido la realizadora con currículum televisivo SJ Clarkson, parece generada por un algoritmo y está llena de decisiones absurdas que quizás tenían sentido en un informe de proyecciones de ingresos pero no en la página de un guión cinematográfico. Es posible que no sea la peor película de superhéroes –una competición cada vez más reñida–, pero sí marca un hito en lo que se refiere al absurdo esencial del proyecto. Y no es que a partir de una idea sin pies ni cabeza no pueda salir una película decente, entretenida o incluso brillante, pero no es el caso. Señora Web es un despropósito sin alegría, serie B sin espíritu lúdico; sobre todo, un síntoma de la esclerosis del género superheroico, que cinco años después del éxito deEndgame parece abocado al colapso.
Un dato importante: Señora Web es la primera película sobre un personaje de Marvel que nunca ha tenido serie propia. Por tanto, no ha protagonizado ninguna de las cerca de 40.000 historietas publicadas por una editorial que no se caracteriza precisamente por negar oportunidades a los personajes que despuntan. Creada en 1980 por dos grandes del género (Dennis O'Neil y un joven John Romita Jr.) en la serie Amazing Spider-Man, Cassandra Webb –su nombre real– era una vidente anciana y enferma con poderes precognitivos a quienes Spider-Man consultaba en algunos de sus casos y que se convirtió en una especie de aliada y mentora del héroe. Con el tiempo, Madame Web sufrió las habituales transformaciones del género superheroico (rejuveneció, se volvió mala, murió, cambió de nombre), pero nunca traspasó la barrera de oscuro personaje secundario del universo de Spider -Man. ¿Por qué, pues, protagoniza una película?
Para entender la existencia de Señora Web cabe tener presente que no es una producción de Marvel Studios sino de Sony, el otro estudio de Hollywood que produce películas sobre personajes Marvel porque tiene los derechos sobre Spider-Man y su familia de secundarios. Durante dos décadas Sony explotó estos derechos de la forma convencional, es decir, haciendo películas sobre Spider-Man. Pero en 2015, a raíz del fracaso del segundo Spider-Man de Andrew Garfield, el estudio decidió compartir con Marvel Studios el control creativo del personaje. Y mientras, siguieron explotando los derechos, por un lado, con las versiones animadas de Spider-Man y, por otro, con películas sobre enemigos de Spider-Man con madera de antihéroes como Venom o Morbius, ambos con entidad suficiente para haber tenido serie de cómics propia. El objetivo era capitalizar el carisma contrastado de los personajes y, al mismo tiempo, por absurdo que parezca, construir un pequeño universo cinematográfico con los personajes de Spider-Man pero sin Spider-Man.
Tahar Rahim, desperdiciadísimo
Y así llegamos a Señora Web, expansión en clave femenina del universo Spider-Man de Sony que en teoría debería gravitar sobre el personaje de una anciana ciega y en silla de ruedas pero que, por aproximarlo a los códigos del cine superheroico, los guionistas (Matt Sazama y Burk Sharpless, responsables de blockbusters tan poco memorables como Dioses de Egipto y El último cazador de brujas) transforman en una joven paramédica que después de un accidente comienza a percibir fragmentos de futuros posibles. La película renuncia a explorar el potencial de la premisa y se limita a añadir otros personajes menores del universo arácnidos y hacerlo encajar todo a martillazos en las convenciones del género: pasado traumático, malvado unidimensional (el gran actor francés Tahar Rahim, desperdiciadísimo) y las tres secuencias de acción de rigor, dirigidas con particular desgana.
En el fondo, Señora Web no deja de ser una película de superhéroes sin superhéroes, ya que ni la protagonista ni las tres adolescentes a las que intenta proteger lo son todavía. Pero ni así es capaz de transmitir frescura ni originalidad, más bien lo contrario: sensación de ambiente viciado y fórmula agotada. No hace falta ser clarividente para intuir que no habrá secuelas de Señora Web, y que quizás por eso nos han ahorrado esta vez la obligada escena de postcréditos.