Impresionante, la nueva 'Alegría' del Cirque du Soleil
La compañía canadiense deslumbra al público que llena la carpa de Hospitalet de Llobregat
'Alegría'
- Carpa del Cirque du Soleil en Hospitalet de Llobregat
La nueva Alegría del Cirque du Soleil conserva el espíritu de la que enamoró Barcelona hace ya más de veinte años. Y como aquella, ésta también esparce la alegría, la emoción y la diversión entre los espectadores que llenan la preciosa carpa de la compañía para ver un impresionante espectáculo que nada tiene que envidiar al original pese a algunas diferencias en el tratamiento escénico y los cambios en las disciplinas que lo componen.
El secreto, o uno de los secretos, del Cirque du Soleil es la capacidad de convertir cada uno de los ejercicios en un poema más allá de la magnífica técnica y del indudable riesgo, de modo que, como señalaba el recientemente desaparecido crítico Joan -Anton Benach, hace veintiséis años "la máscara y el gesto sitúan la peripecia en otra dimensión y el peligro se arrodilla ante la poesía". Son poemas menos líricos y más audiovisuales en esta revisión del espectáculo que en su día dirigió Franco Dragone y en el que brillan especialmente los payasos españoles Pablo Bermejo y Pablo Gomis López, que forman con gran acierto una pareja clásica de clown, en este caso disfrazados de pajaros: el alto y el bajo, el delgado y el gordito. De hecho, la historia de esta pareja recorre buena parte de su función y aporta grados de cálida ternura en una actuación de excelente gestualidad y humor.
El arranque con la presentación de los personajes del sr. Fleur y los aristócratas nos pareció algo fría, dispersa, pero las barras acrobáticas calentaron rápidamente las manos con las primeras ovaciones. Ovaciones que se repetirían con el sensacional juego de rueda Cyr del francés Ghislain Ramage, con los hula hoops de la china Yan Joann Zhuang y con la contorsionista mongola Oyun-Erdene Senge. Y así hasta llegar a la apoteosis final con los vuelos de los trapecistas disfrazados de querubines andróginos. Qué envidia ver cómo se suspenden en el aire por un momento cuando les deja el portador y esperan el trapecio.
Personalmente, eché de menos el forzudo que cerraba la primera entrega, un homenaje al circo clásico que Soleil reinventa. Claro que con los años quizás había perdido fuerza. En cualquier caso, Alegría es uno de los mejores espectáculos de Cirque du Soleil. Vale la pena.