Literatura

Rita Bullwinkel: "Convertir a tu cuerpo en un arma es una forma de liberación"

La escritora estadounidense se mete en la mente de ocho jóvenes boxeadores que se enfrentan en un ring en la novela 'Golpe de luz'

Rita Bullwinkel, autora de 'Golpe de luz'
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BarcelonaRita Bullwinkel nunca ha boxeado, pero fue jugadora de waterpolo. Como las protagonistas de Golpe de luz (La Segunda Periferia/ Sexto Piso), que se enfrentan en lo alto del ring de un pabellón de mala muerte de Reno, hacía kilómetros para competir con otras chicas que entrenaban veinte o treinta horas a la semana. "A medida que me alejaba de mi etapa como atleta joven, me preguntaba: ¿por qué lo hice? ¿Qué me motivaba realmente? Y aún ahora, después de haber escrito todo el libro y de haber hablado con tantos periodistas, no creo que tenga una respuesta fácil", explica la escritora norteamericana, que ha sido finalista del premio Pulitzer. "Una de las conclusiones a las que he llegado es que estas chicas quieren ser vistas. Fuera del ring nadie las mira tal y como ellas se ven a sí mismas. Cuando practicas un deporte como el boxeo, tienes que mirar muy de cerca a tu oponente, observar su cuerpo, reconocer que tiene poder sobre ti, que puede hacerse daño. área de su vida sienten que alguien las mira así, como personas con potencial, con fuerza", añade Bullwinkel.

El físico está muy presente a lo largo de la novela. Lo es de forma no muy usual en la ficción cinematográfica ni en la literaria. “La experiencia de vivir dentro de un cuerpo femenino joven puede ser muy claustrofóbica. La sociedad te recuerda constantemente, con insistencia y frecuencia, lo limitante que puede ser el cuerpo. Y esto genera una necesidad de respirar, de encontrar un alivio. Convertir tu cuerpo en un arma puede parecer una elección inesperada, pero es casi una forma de liberación. el deporte. Al menos así, su cuerpo puede ser una herramienta, no un objeto", reflexiona la autora.

El deseo de ser "buena"

La escritora no erotiza el cuerpo de las contrincantes que se desplazan hasta Nevada para competir. "Son cuerpos reales, cansados, sudados, con heridas y con una vida. La cultura popular tiende a mostrar a los cuerpos femeninos como objetos de deseo o como víctimas. Yo quería escribir sobre cuerpos activos, decididos, que toman decisiones y provocan consecuencias. Cuando escribía las escenas de combate, lo hacía casi como si fuera, no como violencia. voluntad", detalla. El presente libro son sólo dos días de torneo. En concreto, las horas en las que combaten las ocho protagonistas, pero dentro de un espacio en el que las luchadoras no hablan, fluyen los recuerdos y las proyecciones de futuro. La escritora viaja al futuro y al pasado de sus boxeadores. No se limita ni al combate ni tampoco es muy importante quien se lleva la victoria, sino lo que piensan las boxeadoras en lo alto del ring.

Llama la atención cómo la escritora habla del deseo de complacer. Muchas de las chicas del libro quieren agradar, aunque no sepan exactamente a quién. Y, sin embargo, se encuentran en un espacio –el ring– donde es difícil agradar a nadie. “A la sociedad, sobre todo para las mujeres, agradar es casi una segunda naturaleza. Es algo que aprendemos muy pronto: a sonreír, a ser amables, a evitar conflictos. Es una forma de supervivencia, pero cuando entras en un ring, no puedes sonreír ni pedir disculpas. a muchas mujeres puede ser extremadamente liberador", asegura Bullwinkel. "Cuando era adolescente, recuerdo que quería agradar a todo el mundo. Quería que los entrenadores pensaran que era disciplinada, que las otras chicas me vieran como una buena compañera, que mis padres vieran que trabajaba intensamente. Ese deseo constante de ser buena era agotador", añade.

En el ring, sin embargo, no hay espacio para la cortesía. Vivimos en una cultura que asocia la violencia con la masculinidad, y el autocontrol con la feminidad. El boxeo permite a la autora salir de todos estos clichés. "Las mujeres hemos sido educadas en reprimirla vergüenza. Pero la rabia puede ser fuente de conocimiento. Si sabes escucharla, puede decirte lo que no está bien a tu alrededor. En el libro muchas de las chicas no tienen un lenguaje para expresarse emocionalmente; el cuerpo es su única voz. Y el boxeo es, de una manera paradójica, su forma de hablar", afirma. Cuando una mujer camina sola de noche, le dicen que no debe hacerlo, o que debe ir con un spray o las llaves en la mano. Pero a estas jóvenes boxeadoras les han enseñado que su cuerpo puede protegerlas. "Esto cambia completamente la relación.

La poca importancia de los entrenadores

Cansada de que en la ficción deportiva, especialmente la que habla de mujeres, siempre saliera el entrenador o el padre que hace posible el éxito del atleta, como Million Dollar Baby o Quiero ser como David Beckham, a su novela les quita todo el protagonismo. "En mi experiencia como atleta joven, los entrenadores no tenían mucha importancia. Eran administradores, personas que había que tolerar. A menudo hacían dinero mientras nosotros no cobrábamos nada. No quería convertirlo en los malos de la película, pero tampoco en protagonistas. Simplemente, no son importantes", explica recordando que Quiero ser como David Beckham tiene un argumento "horrible": "un entrenador descubre a una chica (interpretada por Keira Knightley) y le dice que sería buena jugando al fútbol. Ella duda, él la entrena, y gracias a él se vuelve buena. Y después, incluso acaban saliendo juntos", detalla.

La resistencia de la que habla en el libro también la practica en la vida real. La autora trabaja en la revista McSweeney's, que perdió la financiación del National Endowment for the Arts porque utilizaban términos como diversidad, equidad e inclusión. "Palabras que antes eran inocentes o de justicia social ahora son restringidas. Es un fenómeno que afecta a todo el que trabaja con palabras, pero somos muchos los que nos resistimos a este control. Ni hay silencio ni una respuesta pasiva", asegura.

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