Artes escénicas

"El arte es una herramienta para preservar la identidad palestina y expresar el sufrimiento de la gente"

Iman Hammouri, directora del Centro de Arte Popular de Ramala, visita Cataluña para difundir la situación de los artistas palestinos

Barcelona"Forjar vínculos con otras culturas nos permite romper el aislamiento que sentimos a raíz de la ocupación de Israel", dice Iman Hammouri, activista cultural palestina y directora del Centro de Arte Popular de Ramala. Desde el 9 de octubre, la Asociación Catalana por la Paz le ha invitado a Barcelona para poner en marcha un intercambio artístico con Catalunya que se alargará hasta 2025 y que tiene como objetivo acercar la cultura palestina a nuestro país. Este fin de semana Hammouri participa en la Fira Mediterrània de Manresa junto con el bailarín y coreógrafo Sharaf DarZaid, que presentará el espectáculo Love in the time of apartheid en el Teatro Kursaal. En Manresa también realizan un taller en el que enseñan a bailar la dabke, una danza tradicional palestina. El intercambio intercultural culminará en la primavera del 2025 con una actuación conjunta entre danzantes palestinos y catalanes, que en teoría debe representarse tanto en Barcelona como en Palestina.

Hammouri orientó su trayectoria hacia la defensa de los derechos culturales después de estudiar un máster de políticas sociales en la London School of Economics. "Podría trabajar en una organización internacional en la que habría cobrado el triple, pero mi vocación era trabajar en un centro artístico local para poder impulsar un cambio real desde mi territorio", explica el activista. El Centro de Arte Popular es una ONG de ámbito nacional que "lucha por preservar y difundir la identidad palestina", con actividades repartidas por diferentes pueblos y ciudades. Aparte del Centro de Arte Popular, Hammouri también preside la Red Palestina de Artes Escénicas, una entidad que cobija a quince instituciones culturales y defiende los derechos de los artistas palestinos, "no solo contra la ocupación israelí, sino también internamente, por lo que se refiere a la financiación, las condiciones laborales y la proyección internacional".

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"Nuestro trabajo es más necesario que nunca –explica Hammouri–. Cuando estalló la Segunda Intifada, decidimos que expandiríamos la actividad del Centro de Arte Popular para trabajar también en los campos de refugiados del área de Ramala y Al-Bireh. Creamos un programa educativo para mitigar los efectos psicológicos que sufrían los niños y jóvenes por culpa de las fuerzas israelíes. Allí vi en primera persona que el arte es mucho más efectivo que cualquier discurso político".

Festivales cancelados y artistas perseguidos

Hammouri ha aprovechado la visita a Catalunya para exponer la situación en la que se encuentra el sector cultural palestino desde que reavivó el conflicto con Israel. "Es peligroso desplazarse de una ciudad a otra, porque hay muchos controles fronterizos. Nunca sabes cuándo cerrarán una ciudad o cuándo habrá un ataque. Hay gente de Ramala que nunca ha estado en Jerusalén, que queda a media hora en coche. Gente de cuarenta o cincuenta años que no se ha movido de un radio de pocos kilómetros. Por culpa de las restricciones de movimiento, la gran mayoría de festivales de música y artes escénicas tuvo que detenerse en seco", explica el activista, que resalta que "para los artistas a veces es más fácil actuar en el extranjero que en la ciudad más cerca de su casa". Por otra parte, "también es complicado invitar a artistas internacionales y grupos de solidaridad, porque muchos vuelos están prohibidos". "Las fuerzas israelíes no quieren que la gente de fuera vea con sus propios ojos lo que está pasando", añade.

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El Centro de Arte Popular también se ha visto afectado por "la inseguridad de las carreteras". "Antes nosotros íbamos directamente a los diferentes pueblos para supervisar el trabajo, pero ahora pedimos que lo hagan colegas de cada sitio, porque es demasiado peligroso desplazarse", explica Hammouri. Entre otros, la entidad ha tenido que cancelar el Festival Internacional Palestino de Música y Danza, fundado en 1993 y, en parte debido a su vocación internacional, pronto se convirtió en el festival cultural mayor del territorio palestino. Aunque Palestina "tiene buenas instituciones culturales", actualmente "es muy difícil sacar algo adelante a largo plazo", según el activista. "Nunca sabes qué esperar de Israel. No hay ningún estándar ni ley que rija sus decisiones. No podemos dar nada por supuesto, no sabemos qué pasará mañana. Si quieren hacer algo, lo hacen y punto", argumenta.

"Intentan robarnos el patrimonio, porque ellos no tienen"

"Para Israel, la cultura ha sido siempre una amenaza –dice Hammouri–. En 1987, cuando fundamos el Centro de Arte Popular, muchos artistas eran encarcelados por el simple hecho de ser artistas. No les dejaban cantar, ni bailar, ni tan solo dibujar los colores de la bandera palestina. Y ahora, a menudo, las fuerzas israelíes cierran los teatros para impedir ciertos espectáculos se mantengan vivos. Les molesta mucho, por ejemplo, que enseñemos nuestras danzas tradicionales a las nuevas generaciones".

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Hammouri defiende que, en estas circunstancias, "es imposible entender el arte por el arte". "Nuestro objetivo no es la excelencia artística. Lo sería si viviéramos en un país libre. Para nosotros, el arte es una herramienta para preservar la identidad palestina y para expresar el sufrimiento de la gente", explica. Pese a la devastación general, la activista intenta ver el vaso medio lleno: "Sin esperanza, no sobreviviríamos. Sería cómo estar muertos en vida. Siempre intentamos transmitir optimismo a las nuevas generaciones. Tenemos que conseguir que crean en un futuro más brillante".

¿Qué podemos hacer, desde la comodidad y la distancia, para ayudar a las víctimas del conflicto? "Valoramos mucho todos y cada uno de los movimientos contra el genocidio palestino, por pequeños que sean. Tenéis que saber que lo hemos visto en televisión, hemos visto imágenes de las manifestaciones en la calle, y se lo agradecemos mucho", responde la directora del Centro de Arte Popular. A continuación, dedica un mensaje particular a los artistas: "Durante este año, hemos podido ver claramente que las fuerzas israelíes no quieren la paz. Lo han expresado abiertamente. Entonces, ¿qué más necesitan los artistas para levantar la voz? Tuvieron un papel muy destacado en la lucha contra el apartheid, en Suráfrica, y deberían hacer lo mismo con el genocidio contra los palestinos. Si callan, se posicionan contra la humanidad".